domingo, 13 de diciembre de 2009

EL HEREDERO DE BEETHOVEN (II)


por Ernesto NOSTHAS

CONTINUAMOS con Bartók: En esta entrega Ernesto nos llevará hacia los Cuatro Primeros Cuartetos.


Este portentoso legado musical empieza con el Primero de sus Cuartetos, que corresponde en el catálogo personal de Bartók como su Opus 7 (con el conteo integral de Szollosy es el número 40). Esta obra tuvo un largo período de gestación, desde sus primeros apuntes en 1907 hasta su finalización el 27 de enero de 1909. En el proceso tardó en presentarlo al público otro año más, dado que fue estrenado por iniciativa y esfuerzo de sus amigos del Cuarteto de Cuerdas Waldbauer-Kerpely el 19 de marzo de 1910. Este joven grupo de instrumentistas, a camino de constituirse como uno de los principales ensambles de este género en la primera mitad del siglo XX, estrenaron la mayoría de los Cuartetos de Bartók y se convirtieron en los principales difusores de la obra del Maestro.

La obra consta de tres movimientos, en el primero de los cuales se desarrolla un intenso trabajo contrapuntístico, el cual frecuentemente se compara con la majestuosa fuga lenta que inicia el Cuarteto 14 de Beethoven. El ambiente es oscuro, es en palabras de Bartók, una suerte de canto fúnebre relacionado con la tristeza de su amor no correspondido por la violinista Stefi Geyer (a quien también dedicó su primer Concierto para Violín, obra que mantuvo oculta muchos años). En los otros dos movimientos, la atmósfera evoluciona hacia expresiones más felices hasta desembocar en el tercer movimiento en una de las primeras evidencias de la influencia de la música folclórica magyar en el arte de Bartók. A nivel general, la obra muestra elementos de la dicción impresionista de Debussy, pero la complejidad formal de su construcción se ata a la más estricta forma Beethoven–Brahms con una fuerte declaratoria a estructuras no-tonales.

En esta obra Bartók hace su primera fusión exitosa entre lo artístico y lo popular con una gran inventiva que despide el post-romanticismo hacia la modernidad del siglo XX.

Ocho años pasan entre el Primero y el Segundo Cuarteto, número 17 en su Opus personal (y 67 en el catalogo integral de Szollosy). Esta obra también fue estrenada por el Cuarteto de Cuerdas Waldbauer-Kerpely en Budapest, el 17 de marzo 1918. Acá el Maestro vuelve a usar una estructura tripartita, sólo que dos movimientos lentos enmarcan un movimiento indicado como Allegro Molto capriccioso, de gran ingenio y ritmo. En una carta a Andre Gertier, Bartók describe la obra como una integración de una primera parte estructurada en forma de sonata, un segundo movimiento con desarrollo de rondó, y el finale estructurado en un esquema tripartito. Acá la influencia de Debussy es notable. En conjunto para el autor de estas líneas, este Cuarteto ya muestra mucho del estilo personal de Bartók, en camino a su espectacular Tercer Cuarteto.

Una década completa pasa entre el Segundo y el Tercero. Acá la madurez de Bartók es total y ya está en la cúspide de sus habilidades creativas. Compuesto en 1928 y fue estrenado en dos etapas por sus fieles amigos del Cuarteto de Cuerdas Waldbauer-Kerpely, primero en una sesión sin público transmitida en radio por la BBC en Londres el 19 de febrero de 1929, y dos días más tarde, en una infidelidad curiosa, el afamado Cuarteto Kolisch la presenta en público en Frankfurt. La obra está construida formalmente en dos partes pero con subdivisiones en ambas, así que para muchos la obra posee cuatro movimientos. Esta increíble obra es la más breve en tiempo de duración, y está estructurada en base a células temáticas pequeñas y muy concentradas, muy a lo Webern, con una gran tensión en los cromatismos, particularmente en la coda final. La obra está dedicada al Musical Fund Society de Philadelphia, EE.UU., quienes habían otorgado a Bartók un premio y un generoso estipendio en 1928.

Luego de esta obra maestra, es difícil pensar que Bartók se reinventase tan espectacularmente como lo hizo en el Cuarto y Quinto Cuartetos. DIOS!!!! Qué obras maestras… ambas están construidas con una forma de ARCO, en cinco movimientos, en los cuales el primero y último movimientos están interrelacionados, lo mismo que el segundo con el cuarto, dejando el tercero como un punto de inflexión contrapuntístico y expresivo.

El Cuarto, número 91 en el catálogo de Szollosy, escrito entre julio y septiembre de 1927 fue estrenado el 20 de marzo de 1929 en Budapest por sus incondicionales amigos del Cuarteto de Cuerdas Waldbauer-Kerpely, aunque el autor se lo dedicó al Cuarteto Pro-Arte.

Picasso: Tres músicos (1921)


Estructuralmente, la dicción instrumental está muy emparentada con el Tercer Cuarteto y con grandes influencias de Alban Berg, particularmente de la Suite Lírica. Este cuarteto posee una amplia amalgama de técnicas instrumentales, que le hacen muy demandante para sus intérpretes, con frecuente uso de glissandi (deslizarse de una nota a la siguiente), col legno (las cuerdas son tocadas con la madera del arco) y el “pizzicato-Bartók”, el cual es golpear la cuerda con los dedos con tanta fuerza que la cuerda rebota contra el puente produciendo un sonido percusivo seco.

La construcción sigue una simetría de formas y tiempos: dos movimientos marcados como Allegros vinculados entre sí (primero y quinto) con duración de seis minutos, son intercalados por el segundo y cuarto movimiento, cada uno de tres minutos en un formato rápido y apresurado, con un tercer movimiento de gran serenidad y contemplación, en el cual se destaca elementos diatónicos y folclóricos, en un formato que muchos autores conocen como “Música Nocturna Bartokiana”.
En la próxima entrega Ernesto concluirá esta Promenade con los dos últimos cuartetos del maestro magyar.
Afilen esos colmillos de vanguardia.

2 comentarios:

Elgatosierra dijo...

Enhorabuena Ernesto, magnífico post.
Cada vez que vuelvo a estas obras me vuelvo a sorprender de su profundidad. Y mira que las he escuchado veces y veces, pero no hay caso, siempre vuelven a sorprenderme y a ofrecerme nuevas sensaciones.
La interpretación del Cuarteto Takács es de AURORA BOREAL, absolutamente audaz y etérea, no se les puede pedir más.
Mis preferidos son el tercero y el cuarto, pero reconozco que todos son preciosos.
Y qué decir de la edición, como siempre, de MATRÍCULA DE HONOR. Con coloreado y resalte de texto que subraya lo más significativo, y preciosas imágenes que ayudan a contextualizar el discurso, resultando el conjunto una narración cuasi dramática. ¡Enhorabuena QUINOFF! Creo que esto es lo que pasa cuando las cosas se hacen con cariño y convicción.
Nadie podrá decir que no ha tenido facilidad para acercarse y conocer un poquito más estas maravillosas obras maestras.
Me reitero amigos, muchísimas gracias.
Salud, paz y unas sonrisas para Béla, Ernesto y QUINOFF.
Elgatosierra

Anónimo dijo...

Bueno, quienes tuvimos la oportunidad (todavía yo) de disfrutar de la música que compartió el blog del añorado Cuervolopez, nos acostumbramos tanto a los enlaces en 4shared (y que aquí también se prodigan) que se nos dificulta descargar los archivos por Rapidshare o Megaupload, pues es conocido de los bloggeros las dificultades que presentas ese par de hostings si no se dispone de cuenta Premium.
Va a costar mucho bajar los SEIS cuartetos bartokianos por Megaupload...
Pero obviamente se agradece mucho el compratirlos. Haremos la lucha.
V.

 
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