domingo, 31 de enero de 2010

AL IGUAL QUE LA ALFOMBRA...

...también yo me iré de vacaciones. Serán dos semanas, pero para el blog sólo una. Queda con ustedes Monsieur Ravel y cuanto hay tras él. Al volver, prosigue nuestra aventura. Y para quienes preguntaron por la alfombra, he recibido una postal y probablemente la vuelvan a ver a mediados de Febrero. Quién sabe qué traiga... Abrazos a todos!

sábado, 30 de enero de 2010

RAVEL: MÚSICA DE CÁMARA

Ravel

“Soupir”, primero de los Tres Poemas de Mallarmé para voz, piano, dos flautas, dos clarinetes y cuarteto de cuerdas


À notre bon ami Robin.

Joseph Maurice Ravel (* Ciboure, 7 Mar. 1875 - † París, 28 Dic. 1937) fue un compositor francés, frecuentemente vinculado al impresionismo, con un acusado y audaz estilo neoclásico, llegando a veces a mostrar claros rasgos expresionistas.

Su obra fue fruto de una larga y compleja herencia, que podría rastrearse a través de Couperin, Rameau, Bériot, Fauré, Chabrier, Satie, Saint-Saëns, Debussy..., y de hallazgos musicales que revolucionaron la música para piano y para orquesta, y que se prolongarían en claros ecos a través de Honegger, Ibert y Tailleferre hasta Messiaen...

Ravel es reconocido como un gran maestro de la orquestación, meticuloso artesano, cultivador de la perfección formal sin dejar de ser al mismo tiempo profundamente humano y expresivo. Conocedor de sus habilidades, Serge Koussevitzki, a la sazón director de la Orquesta Sinfónica de Boston, le encargó la orquestación de los célebres “Cuadros de una exposición” de Mussorgsky, que terminó magistralmente en 1922, contribuyendo definitivamente a sentar la reputación internacional de Ravel en la materia. Y aun hoy en día, su versión sigue siendo referencia absoluta eclipsando las de otros compositores que lo han intentado después. (Consultar en OÍDO FINO el magnífico ensayo firmado allí por nuestro estimado amigo Ernesto Nosthas)

Normalmente hablar de Ravel es hablar de su “Bolero”, menos frecuentemente se nombran otras importantes obras suyas para orquesta, como la magnífica “Rapsodia española” o la vertiginosa “La valse”, o la preciosa sinfonía coreográfica “Dafnis y Cloe”, o sus dos impresionantes “Conciertos para piano”.

La mayoría sabemos que fue un consumado pianista, que recorrería el mundo dando conciertos, y un avezado compositor de obras para este instrumento, que con alguna frecuencia después arreglaba para orquesta. Y, en este ámbito, cabría destacar, entre otras, la “Pavana para una infanta difunta”, “Juegos de agua”, “Espejos”, “Gaspard de la noche”, “Mi madre la oca”, los “Valses nobles y sentimentales” y el sin igual “Le Tombeau de Couperin”.

Sin embargo, sólo los más avezados melómanos han profundizado en su maravillosa música de cámara. Apenas un puñado de obras, pero de una calidad inigualable, diamantes finamente tallados que nos deslumbran con sus destellos. Todas ellas son magníficas y estamos seguros que no defraudarán a ningún buen aficionado. Nosotros, ahora y aquí, llamaremos la atención sobre: su “Tzigane”, para violín y piano; el Blues, movimiento central de su “Sonata para violín y piano”; la Pavane de la Belle au bois dormant, primer movimiento de “Ma Mère l’Oye”, para piano a cuatro manos; todo el magnífico “Cuarteto de cuerdas”; y el Lento de la singular “Sonata para violín y violonchelo”. Las interpretaciones, en la más acendrada raíz francesa, son todas de excepción.

Así que lo único que nos queda es DISFRUTAR con esta maravillosa música. Salud, paz y una sonrisa para RAVEL, por favor.

EL JUEGO DEL GATO



¿Quién compuso esta pequeña pieza musical? El secreto está en la voz...

Divertido y fácil. ¡A jugaaaaar...!
Salud, paz y una sonrisa por favor.

Elgatosierra

[Poesía] PABLO DE ROKHA


Pablo de RokhaNocturno muy Obscuro


La noche inmensa no resuena, estalla
como un bramido colosal, retumba
con un tremendo estruendo de batalla
que saliera de adentro de una tumba.
              
Fué un pedazo de espanto que restalla
o una convicción que se derrumba,
una doncella a quien violó un canalla
y una montura en una catacumba.
              
Calla con un lenguaje de volcanes,
como si un escuadrón de capitanes
galopara en caballos de basalto.
              
Porque el silencio es tan infinito
tan espantoso y grande como un grito
que cae degollado desde lo alto.

Pablo de Rokha


lunes, 25 de enero de 2010

BARTÓK / 6 /


por Itzel e Istvana Valva



Joyas de la Corona de San Esteban


Hacia 1902, Hungría vivía uno de los períodos más significativos en su historia, ya que tras la firma en Viena del Kiegyezés (“Compromiso Austrohúngaro”), se la reconocía como una parte autónoma del Imperio con instituciones políticas, gobierno y ejército propios, siendo Buda la sede parlamentaria.
 
Este acontecimiento, sin embargo, en lugar de unificar los Territorios de la Corona de San Esteban (Hungría, Croacia, Serbia, Eslovaquia, Ucrania y Rumania), creó dos regiones con pocas cosas en común: por un lado, la Hungría Imperial orientada a Austria en donde el desarrollo económico y el ritmo de crecimiento eran vertiginosos; y, por otro, la Hungría Balcánica esencialmente agrícola, dominada por una poderosa nobleza que impedía casi cualquier desarrollo.
 
Franz LéharComo era de esperarse, la Hungría Austríaca adoptó casi de inmediato los patrones culturales propios del Imperio, y compositores como Emerich Kalmán y Franz Lehár hallarían en el Vals Vienés el punto de partida para su música. No así la Hungría Balcánica, la cual seguirá apegada a sus raíces magiares y otomanas.
 
En 1899, Bartók decide establecerse en Budapest e ingresar en el Conservatorio del Estado para culminar su formación profesional. Durante este periodo adquiere gran experiencia y fama como pianista, haciéndose merecedor en 1901 del Premio Franz Liszt de piano, y logrando en 1904 ser postulado como profesor del instrumento en la Academia de Música de Budapest.


Stefi Geyer

En el verano de 1905, ya siendo docente, conoce a una joven violinista de 17 años llamada Stefi Geyer, de la cual se enamora perdidamente y a la que en 1907 dedica un Concierto para Violín, el primero de su catálogo. Sin embargo, para mala fortuna de Béla, la Geyer resultó ser una muchacha con muy altas aspiraciones sociales, en nombre de las cuales rechaza la partitura y por consiguiente, toda muestra de amor.
 
A pesar de actitud tan soberbia, Bartók le insiste para que al menos conserve la obra. Geyer finalmente acepta y decide guardarla sin jamás haberla interpretado.
 
Paul SacherA su muerte, sucedida en 1957, el manuscrito pasa a manos del suizo Paul Sacher, director de orquesta y organizador musical suizo, que empleó parte de su inmensa fortuna en convertirse en uno de los principales mecenas de la música clásica del siglo XX, y que solicitó a Béla la composición de la Música para cuerda, percusión y celesta (a la que ya hicimos referencia anteriormente), el Divertimento para cuerda y el Cuarteto nº 6 (al que hizo alusión nuestro querido amigo Ernesto Nosthas en su maravillosa serie sobre los Cuartetos de Cuerda de Bartók). Será Sacher quien ofrezca por primera vez el concierto el 30 de mayo de 1958, dirigiendo la Orquesta de Basilea y teniendo como solista a Heinz Schneeberger.
 
El concierto, de aproximadamente veinte minutos, es un trabajo colorido y rapsódico, francamente romántico, caracterizado por líneas melódicas suaves y sugerentes, y conformado por dos únicos movimientos.
 
El primero se inicia con un bello solo del violín que paulatinamente va dialogando con diferentes secciones orquestales, las cuales parecieran situarse en la lejanía dando a la obra un contexto de ensueño. Al final, el violín se obstina en repetir una misma melodía que coincide con la frase Ez a nyilatkozat magam a szerelem, te (“ésta es mi declaración de amor para ti”), que Bartók había utilizado en la dedicatoria. Este movimiento resulta ser el más íntimo y personal de toda su obra, ya que en ningún momento existen extrapolaciones folklóricas ni cambios bruscos en el discurso musical.
 
El segundo es en realidad una especie de retrato musical de Stefi. El violín en todo momento se nota caprichoso, alegre y parlanchín, mientras que la orquesta realiza una función básicamente de encuadre espacial, vale decir, de escenario panorámico, en donde sucede la acción. Durante su transcurso se alcanzan a percibir influencias de ritmos propios de los salones de danza magiares, y hacia el final una sutil melodía de origen checo encargada a los vientos y continuada por el violín hasta que el pleno orquestal irrumpe para finalizar la obra.
 
Aquí les dejamos a ustedes el Concierto para violín y orquesta nº 1, Sz.36 en la maravillosa versión de Josef Suk y la Orquesta Filarmónica Checa bajo la dirección de János Ferencsik, en una grabación en vivo llevada a cabo en Praga el 23 de febrero de 1979. ¡Esperando que lo disfruten, les deseamos feliz escucha!


domingo, 24 de enero de 2010

BARTÓK / 5 / El Concierto para Orquesta



ESTA VEZ nos acercaremos a Bartók a través de una de sus obras emblemáticas: el Concierto para Orquesta, donde pesan los avatares sufridos por el compositor en esos años.



En 1918, tras la derrota del Imperio luego de la Primera Guerra Mundial, Hungría declara su independencia y hacia 1920, con el Tratado de Trianon, pierde casi las tres cuartas partes de su territorio, formándose así los nuevos Estados Centroeuropeos como Eslovaquia, Rutenia, Croacia, Serbia y Transilvania. Bajo este estado de las cosas, Bartók de pronto tuvo que decidir dónde iba a ejercer su labor musical. Ya en 1909 había contraído nupcias con Márta Ziegler, y un año después habría de nacer su hijo Béla.

Ditta Pásztory

Bartók eligió Budapest, alternando su estadía con Ankara (Turquía), como sus lugares de residencia y, hacia 1923, se divorcia de Márta para contraer nuevas nupcias con una estudiante de piano (Ditta Pásztory) con quien en 1924 procrearía a su segundo hijo Peter. Con el advenimiento del nazismo y su régimen autoritario, decide romper toda relación musical con Alemania y Austria y, tras la muerte de su madre en 1939 y una gira de conciertos por los Estados Unidos, decide emigrar definitivamente a América para proseguir su carrera musical tomando como base Nueva York.

Al principio la suerte pareció sonreír a Bartók, ya que al poco tiempo de su llegada a Norteamérica fué nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Columbia y fue asimismo contratado por esta institución para realizar diversos trabajos sobre el folclore servo-croata con una retribución económica de tres mil dólares. Sin embargo, producto de la guerra, la Universidad se quedó sin dinero y Béla prácticamente en la miseria, con lo cual su estado de salud empezó a decaer hasta que, tras un colapso durante una conferencia en Harvard, fue diagnosticado como leucémico.

Así pues, hacia 1943 se hallaba muy enfermo (pesaba apenas cuarenta kilos) y sin dinero. Para aliviar un poco su situación, Sergéi Kussevitzky (por insistencia de Fritz Reiner y Joseph Szigeti) le encargó una nueva obra por la cual habria de pagarle mil dólares. Nace así una pieza bastante peculiar considerada hoy uno de los baluartes del siglo XX: el Concierto Para Orquesta, que sería terminado el ocho de octubre de aquel año y estrenado el primero de diciembre del año siguiente por el mismo Kussevitzky al frente de la Sinfónica de Boston.

Sergéi Kussevitzky

Sergéi Kussevitzky

¿Por qué decimos peculiar? Si nos atenemos al nombre, implicaría una contradicción en tanto que un “concierto para orquesta” sólo sería posible teniendo como trasfondo a otra orquesta. Sin embargo, el nombre dado por Bartók resulta de utilizar secciones instrumentales como solistas en diálogo con el pleno orquestal. Explicado por el compositor:
Béla Bartók“El título de esta obra orquestal cuasi-sinfónica se explica por la tendencia a tratar instrumentos individuales o grupos de instrumentos en una forma solista o concertante. El tratamiento virtuosístico aparece, por ejemplo, en las secciones fugadas del desarrollo del primer movimiento (en los metales) o en los pasajes a modo de perpetuum mobile del tema principal del último movimiento y, especialmente, en el segundo movimiento, en el que parejas de instrumentos aparecen consecutivamente con brillantes pasajes.

“El ambiente general del Concierto representa, aparte del jocoso segundo movimiento, una transición gradual entre la seriedad del primer movimiento y lo lúgubre del tercero, hasta la afirmación vital del último.”

Sin duda, Bartók acertó en destacar el asunto de las parejas en el segundo movimiento, cuyo título original es Giuoco delle coppie y que representa tal vez el mayor atractivo sonoro de la obra. En este pasaje, Béla plantea la entrada sucesiva de los vientos por parejas (fagotes, oboes, etc) entretejiendo melodías en movimientos paralelos y trabajando discursos en intervalos distintos, logrando así efectos armónicos nuevamente tridimensionales, cosa que lo emparenta con la Música para Percusión... que escuchamos anteriormente. Además, la base armónica de éste movimiento (al igual que sucede con el primero) tiene claras tendencias folklóricas de origen turco-magyar en tanto que, tras una breve danza marcada por el tamboril, se sucede una suerte de coral derivado sin duda de las melodías religiosas que se utilizan en las nupcias propias de la región serbocroata y cuya tradición musical Bartók estaba estudiando.

Pero en cuanto a exposición temática se refiere, es el cuarto movimiento (Intermezzo interroto) el que ha despertado mayor interés pues, tras la afirmación vital a que el compositor se refiere, aparecen en sucesión dos temas que emparentan la obra con tonadas de cabaret austriaco y que incluso aparecen citadas en La Viuda Alegre de Lehar y en la Sinfonía Leningrado de Shostakovitch. Al respecto, con la intención de aclarar el punto, Peter Bartók alguna vez declaró que en efecto, los temas eran derivados de una canción de cantina, que sí aparecían en la obra de Léhar y que también habían sido citadas por Shostakovich. Que su padre conocía perfectamente la historia musical de la melodía y que pretendía ser un discreto homenaje a uno de sus más grandes contemporáneos.


A continuación escucharemos dos versiones del Concierto Para Orquesta. La primera correrá a cargo de Serge Koussevitsky y la Sinfónica de Boston >aquí< en una grabación realizada a pocos días de su estreno (mil gracias a Elgatosierra, quien tuvo la gentileza de proporcionarnos la banda sonora) y también la considerada referencia absoluta: el gran Fritz Reiner al frente de la Sinfónica de Chicago >aquí< en un CD que se acompaña con el Concierto para Percusión..., el mismo del que habláramos en el apartado anterior. ¿Por qué dos versiones de una misma obra, se preguntarán? Una idea paralela es que nuestro lector-escucha efectúe comparaciones entre diferentes lecturas, además que pueden iniciar una pequeña Fonoteca consagrada a Béla, una de las grandes figuras musicales del Siglo XX.

[Poesía] MARINA TSVETÁYEVA


Algunos son de Piedra...


Algunos son de piedra, algunos son de barro,
yo resplandezco como plata.
Mi don es la traición y mi nombre, Marina.
¡Soy la ligera espuma del mar!

Algunos son de barro, algunos son de carne;
de ellos son lápidas y féretros.
Fue con agua marina mi bautizo. En mi vuelo
fui muchas veces derrotada.

Por cada corazón, también por cada red,
atraviesa mi libertad.
¿Ves esta cabellera ensortijada? A mí
la sal no me hará de la tierra.

Si me estrello y me rompo contra pétreas rodillas,
vuelvo a nacer en cada ola.
Yo celebro la espuma, la magnífica espuma,
la grandiosa espuma marina.

Marina Tsvietáieva
(Марина Цветaева)


sábado, 23 de enero de 2010

KLEIBER + KLEIBER = BORODIN

tapa

Los Kleiber fueron un caso memorable de talento musical traspasado de padre a hijo. Además un talento sumamente específico (la dirección orquestal) amoldado a sus distintas mentalidades sin perder brillo. Ambos fueron auténticos genios de la batuta, plasmando su personalidad en múltiples grabaciones que hoy se cuentan entre las mejores del siglo XX.

Erich KleiberMe parece imposible (y ocioso) preferir ya sea a Kleiber padre o hijo. Ambos dominan mundos expresivos de tan acabada perfección, que la única actitud sensata es admirar la riqueza de sus interpretaciones. Y aquí está una ocasión inmejorable: este disco, casi destinado a incondicionales, los trae a ambos dirigiendo sendas versiones de la misma Sinfonía de Borodin, la famosa Segunda. Lo que en el hijo es efervescencia, tensión y claridad, en el padre es robustez, potencia y visión estructural; en ambos, Música con Mayúscula. Los años que separan a las dos grabaciones favorecen el sonido de Carlos, pero superando este desajuste estaremos en posesión de un verdadero goce.

Pueden escuchar a dos inmensos artistas en el siguiente enlace:

» MP3 | 320 kbps | info | .rar 121 MB


La Voz de la tierra: BALALAIKA



Reunir instrumentos folclóricos para formar una orquesta es un concepto muy interesante. Lo sabía bien Vasily Vasilievich Andreyev (1861-1918), un violinista que devino en virtuoso de la domra y la balalaika. Con ayuda de un luthier, Andreyev amplió la familia de sus instrumentos ideando variedades piccolo, contralto, bajo y contrabajo. Pero era un hombre inquieto y no se detuvo ahí. En 1888 fundó una gran orquesta folclórica para emprender con ella resonantes giras a través de Europa e incluso América. Este éxito inspiró la formación de una agrupación similar en 1917, un año antes de morir Andreyev. Dadas las nuevas circunstancias en Rusia, esta segunda orquesta recibió el título de “Estatal” (verdadero nihil obstat político), aunque con el tiempo asumiría el nombre de su director más famoso, Nikolai Osipov, quien a su vez ampliaría la paleta tímbrica de la formación añadiendo acordeones, flautas pastoriles, cornos rústicos y otros instrumentos populares (perdón: proletarios).

La calidad musical de este invento queda fuera de discusión, ya que sus miembros provenían del Conservatorio de Moscú u otras academias musicales de rigor equivalente. Hoy la orquesta goza de buena salud bajo el nombre “Orquesta Nacional Académica Rusa de Instrumentos Folclóricos”.

Aunque la balalaika (tocada con los dedos) y la domra (tocada con un plectro) siguen siendo los instrumentos “fundadores”, la orquesta incluye también cuernos pastoriles, flautas (parecidas a nuestras zampoñas latinoamericanas) y gusli, antiguo instrumento ruso de 11 a 36 cuerdas, pellizcadas por el músico con el instrumento apoyado en las rodillas. Vale la pena mencionar que el más famoso intérprete de Gusli fue... Sadko, inmortalizado en la obra de Rimsky-Korsakov.

Sadko

Abajo les dejo el link de descarga.

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Kamarinskaya, Aire Popular Ruso – Orquesta Osipov video de 1953.

lunes, 18 de enero de 2010

A NUESTRA MARA CON CARIÑO


Tres Abrazos hechos Música

enviados por

Ernesto
Elgatosierra
Modestias
Fernando
Carlos & Carlos
Robin
Quinoff


> ABRAZO 1. ATAHUALPA YUPANQUI

“Lo que dentra a la cabeza
de la cabeza se va.
Lo que dentra al corazón
se queda y no se va más...”

> ABRAZO 2. BLADE RUNNER: Tema de Amor



> ABRAZO 3. BEETHOVEN: Fantasía para Piano, Coros y Orquesta

Hélène Grimaud & Robert Norrington





FANTASÍA CORAL. Texto en alemán

Christopher Kuffner, poeta.

Schmeichelnd hold und lieblich klingen
unsers Lebens Harmonien,
und dem Schönheitssinn entschwingen
Blumen sich, die ewig blühn.
Fried' und Freude gleiten freundlich
wie der Wellen Wechselspiel
was sich drängte rauh und feindlich
ordnet sich zu Hochgefühl.
Wenn der Töne Zauber walten
und des Wortes Weihe spricht,
muss sich Herrliches gestalten,
Nacht und Stürme werden Licht.
Äuss're Ruhe, inn're Wonne
herrschen für den Glücklichen.
doch der Künste Frülingssonne
lässt aus den beiden Licht entsteh´n.
Grosses, das ins Herz gedrungen,
blüht dann neu und schön empor,
hat ein Geist sich aufgeschwungen,
hallt ihm stets ein Geisterchor.
Nehm denn hin, ihr schönen Seelen,
froh die Gaben schöner Kunst,
wenn sich Lieb'und Kraft vermählen
lohnt dem Menschen Göttergunst.


En Español:

Con gracia y dulzura resuenan
las armonías de nuestra vida
y el sentido de la belleza engendra
flores que eternamente florecen.
La paz y la alegría avanzan cual amigas
como el juego alternante de la olas;
y lo que insistía en ser rudo y hostil
entra a formar parte de lo sublime.
Cuando en los tonos reina la magia
y en las palabras la inspiración
se configura lo maravilloso,
noche y tempestad se vuelven luz.
Calma exterior y alegría interior
priman para el bienaventurado;
y el sol primaveral de las artes
permite que de ambas nazca luz.
Algo grande contenido en el pecho
florece de nuevo en toda su belleza;
si un espíritu se ha encumbrado
todo un coro de espíritus resuena siempre a su alrededor.
Aceptad, pues, almas bellas,
alegremente los dones del buen arte.
Cuando se unen el amor y la fuerza
el favor de los dioses al hombre recompensa.


domingo, 17 de enero de 2010

El WAGNER de SOLTI


Georg Solti

A veces parece que los directores húngaros, y más específicamente los húngaro-judíos, nacieron para interpretar a Wagner. Siempre en ellos habrá contundencia, fogosidad e ímpetu, conservando al mismo tiempo la flexibilidad, la contención e incluso, los mejores, la ternura. Generalizar es peligroso, cierto, pero cuando recuerdo a Szell y luego a Solti, y más lejos en el tiempo a Mahler (que como me recordaron hace muy poco, nació en un territorio que entonces era húngaro), la sospecha me parece fundada. De ella se desprende también una amarga ironía, porque desde siempre la gran música de ese hombre controvertido alcanzó cimas rutilantes merced a músicos venidos de etnias que se inclinó a desacreditar, y a las cuales más de alguno ha visto representadas en la figura de los Nibelungos.

Por fin —y para volver a la idea inicial— quién sabe si esa afinidad demostrada por músicos magiares en relación a Wagner provenga del que fuera su influyente mentor, maestro y amigo: Ferenc Liszt. Se ha dicho en ocasiones que si Wagner no hubiera inventado el wagnerismo, lo habría hecho Liszt; tanta es la deuda de Richard hacia el generoso genio húngaro.

Detengamos aquí cavilaciones que nos llevarían lejos, puesto que ahora mi intención es diferente: compartirles una selección de célebres fragmentos orquestales de Richard Wagner en versión (fabulosa) del enorme Georg Solti. La orquesta es para mí la mejor del mundo: la Filarmónica de Viena (sólo comparte podio con la de Berlín y el Concertgebouw de Ámsterdam... pero eso ya es otro cuento).

D E S C A R G A

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sábado, 16 de enero de 2010

FURTWÄNGLER en GIRA: MOZART / BRAHMS



Para ElGatosierra y Leiter,
furtwänglerianos conocidos


Volvemos a nuestra “Etiqueta Furtwängler”. Este año abriremos fuego con un registro en vivo del genial director y “su esposa”, la Filarmónica de Berlín, como la calificaba él mismo para diferenciar su relación con la de Viena, “su amante”. (Supongo que a la auténtica esposa de Furt no le hacía tanta gracia ese derroche de ingenio...)

El año 1949 la mejor agrupación musical de Alemania y su director emprendieron una gira por el interior del país. Este disco recoge su presentación en Wiesbaden el 10 de junio de ese año. Faltan los Preludios de “Palestrina” (Pfitzner) que abrieron aquella velada, y pasamos directamente a la segunda parte, la celebérrima Sinfonía 40 en Sol menor de Mozart, en una interpretación que suena tal vez anticuada pero intensamente expresiva. Eso sí, su énfasis es más alemán que austríaco, vale decir, más evocador del Beethoven estilizado por Wagner que de la aristocrática levedad de Wolfgang Amadeus.

Brahms, Cuarta Sinfonía: Final del Primer Movimiento (Furtwängler, OFB, 1949)

Al fin, la guinda de la torta: la Cuarta Sinfonía de Brahms, en una interpretación gloriosa que revela todo un mundo de matices desde la primera nota, esa que permanece en suspenso durante un instante mínimo, hasta el accelerando de la coda en el último movimiento. Como siempre, Furtwängler se recrea con libertad en los matices expresivos y en su personalísimo uso de la pausa, sin mencionar el instinto maestro para las transiciones y esa capacidad hechicera para acumular y descargar tensión.

Vale la pena recordar que el manuscrito de la Sinfonía 40 fue propiedad de Johannes Brahms, quien lo conservó con amoroso cuidado en su biblioteca personal hasta el fin de su vida. Hay, pues, un vínculo con el Barbudo que recorre este disco entero. Además, como este año llegarán al blog las sinfonías de “Hannes”, plantamos ahora la primera piedra —preciosa, por cierto—... AQUÍ.

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miércoles, 13 de enero de 2010

BARTÓK / 4 /


Béla Bartók

CONTINUAMOS con la Aventura Bartók: En esta entrega Itzel e Istvana nos colocan de lleno ante la figura del compositor, rastreando en su obra el legado de siglos y peripecias en la cultura popular danubiana, la cual examinaron en la entrega anterior.


4. BARTÓK y el FOLKLORE

Hacia principios del Siglo XVI los otomanos habían conquistado casi en su totalidad la región oriental danubiana (hoy Hungría, Rumania, Ucrania, Serbia, Croacia y Eslovenia), pero fracasaron rotundamente en su embestida contra Austria y la Casa de los Habsburgo y, hacia el siglo XVII, estos últimos reconquistarían paulatinamente los territorios señalados e irían incorporándolos al Gran Imperio con sede en Viena. Salvo algunos episodios bélicos (históricamente de gran importancia, pero que nos desviarían de nuestro propósito) los Habsburgo dominarían la región transilvana y en 1899 pasaría a formar parte oficial del Imperio Austro-Húngaro.

Es bajo este clima que, en 1881, nace en Nagyszenmiklós Béla Bartók, considerado por muchos el músico magyar por excelencia.

Hijo de un par de maestros, Bartók empieza a sentir desde muy pequeño una especie de fascinación por los ritmos borrachos dominantes en Transilvania. De hecho, la historia popular lo ubica como un pequeño aprendiz de tamborilero y un asiduo visitante a las bodas campesinas. Contando con 7 años de edad, la muerte se aparece por vez primera en su camino ya que fallece su padre tras la penosa agonía producida por el cáncer.

Sin duda alguna este episodio tuvo que marcar de una vez y para siempre el destino musical de Béla, ya que en todo ritual funerario propio de los Balcanes no falta la Banda Pública que siempre interpreta oscuras e impresionantes marchas fúnebres para despedir al que se va... A partir de ese momento empieza un peregrinar involuntario, propiciado por los destinos a los cuales su madre debía emigrar producto de su trabajo como institutriz.

De esta manera conoce varios puntos de la región danubiana y, fascinado desde un principio por los ritmos y danzas cíngaras, se da a la tarea de efectuar comparaciones con la música campesina que en su infancia había escuchado. Béla no lo sabía, pero había inaugurado un nuevo campo propio de las ciencias antropológicas y sociales hoy conocido como etnomusicología, y que consiste en investigar las formas musicales de los pueblos en función de sus raíces culturales.

Como no podía ser de otra manera, pronto llega al mismo descubrimiento que Artophaeus, esto es, que en el alma de la música magyar existe un quiebre con la cuadratura clásica bidimensional en pos de un cilindrismo cromático tridimensional. Expresado en términos sencillos, esto implica que en la escala musical las notas y sus bemoles pueden convivir, segmentarse en tonos cada vez más pequeños y sucederse con entera libertad a condición de jamás romper con la geometría áurea, vale decir, sucesiones tonales en intervalos 1:2; 1:3; 1:5; 1:8; 1:13...

Esta peculiaridad de la música magyar, sin duda mística en sus orígenes, indicará a Béla que es tiempo de romper con las formas cíngaras e ir un poco más allá de la tradición romántica.

Así llegamos a nuestra próxima escala en este viaje: la Música para Percusión, Cuerdas y Celesta, que data de 1936. Como expresamos al principio, este pequeño ensayo no busca recorrer a Bartók en función de fechas de composición de sus obras sino más bien los vínculos de su música con el folklore danubiano y la búsqueda de una identidad propia. Qué mejor para ilustrar esto que tan bella composición interpretada magistralmente por Kiril Kondrashin y la Orquesta del Concertgebouw, orquesta que dicho sea de paso alberga en su seno no sólo la tradición Mahler, sino también la aventura Bartók.

Nótese aquí el empleo que hace Béla de los instrumentos musicales propios de los otomanos en tierras magyares, así como el rompimiento con la cuadratura tradicional occidental. Esto se hará patente en especial en los movimientos 1 y 3, en donde la cualidad cilíndrica de su música redundará en una suerte de espacialidad tridimensional. Asimismo, obsérvese en el 4to movimiento la utilización que hace de las cuerdas y su cercanía con la música campesina magyar que ya habíamos escuchado en la pista 3 del enlace anterior:



sábado, 9 de enero de 2010

HÄNDEL-HALVORSEN: PASSACAGLIA

Fischer y Müller-Schott, los intérpretes de cuerda quizá más brillantes de la joven escena musical de Alemania, derrochan talento arriba del escenario en la Passacaglia que Johan Halvorsen reescribió en 1897 a partir de Händel. Un verdadero coqueteo entre el violín y el violoncello. De los ejecutantes no diré más, porque este blog no se mete en la vida de nadie...

BARTÓK / 1 · 2 · 3 /

por Itzel e Istvana Valva


Para Ernesto y Joaquín
respetuosamente.

• I ) P R E S E N T A C I Ó N

La idea de esta serie de entregas es, ante todo, realizar un pequeño recorrido por algunas de las obras del músico transilvano por excelencia llamado Béla Bartók. En realidad no intenta de ninguna manera sembrar una metabiografía del autor y mucho menos ser esbozo de un auténtico tratado musicológico. Se trata, más bien, de abordar al autor desde dos perspectivas: las raíces populares en las cuales basa buena parte de su música y, además, ubicarlo desde la tradición en su tránsito a la modernidad. Respecto a esto último, ¿por qué Bartók decide integrar a su música el método axial, propio de la geometría cilíndrica, y la proporción áurea, muy cercana a los alquimistas, Leonardo incluido?

• II ) LA MÚSICA DE TRANSILVANIA



1. Breve semblanza de Transilvania

Transilvania o Erdély es una bella región boscosa (erdély significa más allá del bosque, y su traducción latina es equivalente) situada hoy en el centro de Rumanía. Sin embargo, históricamente la región ha pertenecido a diferentes etnias y culturas de entre las cuales podemos destacar básicamente a dos: los Romanos paganos (Siglo I de nuestra era) y los Magyares cristianizados (a partir del Siglo X), los cuales fundan un Obispado que da origen al Imperio Húngaro y, con ello, a que los transilvanos nativos cambiaran religión, idioma y cultura para así seguir conservando sus derechos.



2. El aspecto cultural

Según se cree, los primeros ocupantes de la zona fueron hordas procedentes de lo que hoy es Pakistán. Pero el verdadero pluralismo étnico de la región procede de la Edad Media, cuando en la zona de dan cita tribus Magyares, Latinias, Otomanas e incluso Teutonas conformando toda una policromía cultural. De hecho, las primeras expresiones culturales digamos oficiales están ligadas básicamente al dervichismo en una rara combinación con el cristianismo ortodoxo oriental. Como no podía ser de otra manera, musicalmente hablando, las expresiones de la época están supeditadas a las formas pentatónicas gregorianas; pero también, en cuanto al folklore, el místico sonido derviche donde el uso de flautas de caña, címbalos y timbales empieza a convertirse en una tradición.

Aquí precisamente vamos a hacer nuestra primera escala musical para ofrecer a todos ustedes una muestra de la Música que en los siglos XVI a XVIII se estilaba en la región. Está interpretada por el Ensamble Kecskés y René Clémencic y es una selección del Códex Linus. Pongan especial atención a las pistas 1, 2 y 14 ya que serán esenciales para hilar con la siguiente entrega:







3. La Música Tradicional de Transilvania

Se piensa que es en el Siglo XII cuando tribus cyganíes procedentes del Indostán arriban a la región erdély asentándose ahí hasta el Siglo XV, trayendo consigo cadencias y ritmos básicamente melancólicos. No obstante, por ser tribus ya entonces consideradas degeneradas (Fernando I de Habsburgo se había dado a la tarea de exterminarlos) difícilmente entran en mestizaje con los transilvanos, por lo que en el Siglo XVI deciden emigrar hacia Bohemia durante el período conocido como “La defenestración de Praga”. De todas maneras, algo de su cultura musical quedó, teniendo eco posteriormente y sobre todo en la obra de Ferenc [Franz] Liszt; pero esto pertenece a otro tema que, por el momento, vamos a pasar por alto.


¿Qué elementos musicales van a conformar la música tradicional erdély? Ya anotamos que el uso de percusiones y celesta derivan de las hordas otomanas. Pero va a ser en el Siglo XVII cuando un misterioso músico y alquimista conocido como Artophaeus descubre que en sus ritmos folklóricos se rompe con la cuadratura musical tradicional, no obstante que siguen un patrón denominado diatónico y otro cromático compuesto a su vez por un sistema axial y una proporción denominada áurea. Muy a grosso modo, musicalmente hablando, esto explicaría el porqué en la música transilvánica y magyar en general existan dos extremos excluyentes pero complementarios entre sí: uno largo en donde la concentración de material musical cromático es muy denso y en continuo ascenso, y otro digamos corto caracterizado por la economía de medios y el descenso del material. Artophaeus tratará de incorporar éstas características folklóricas a la música catedralicia (había sido nombrado Principal de la Catedral de St. Jakuba en 1702), obviamente sin ningún éxito debido a que, según crónicas de la época, sonaba como si la banda estuviera borracha.


A continuación haremos una segunda escala musical antes de abordar de lleno a Bartók. Se trata de melodías tradicionales de los campos erdelíes interpretadas por el Cuarteto Takács y Marta Sebestyen. Escuchen el uso de la percusión, la utilización de la voz solista (que posteriormente vamos a encontrar en Barba Azul), el ritmo digamos borracho del violín y la influencia de los temas otomanos que anteriormente habíamos escuchado en la primera entrega.

Béla Bartók: Grabación recogida en terreno,
y su reelaboración en el Dúo de Violines nº 44

Ojalá la disfruten y la escuchen con atención ya que será el punto de arribo a la Música para percusiones, cuerdas y celesta:


En la próxima entrega Itzel e Istvana abordarán la figura del maestro magyar en el contexto cultural que hoy hemos conocido.

martes, 5 de enero de 2010

CLÁSICOS para NIÑOS [2]

por Elgatitosierra


Dedicado a nuestra
Princesa Lucía y
a todas sus amistades.


Alteza, los Magos de Oriente me han traído esta noche esto para ti. Espero que te guste tanto como lo que te dejé la vez anterior.

Este retrato tan antiguo de los Magos de Oriente es una vidriera
del coro de la Catedral de Nuestra Señora de Laon,
en Francia.

Es música para estos días tan bonitos y los intérpretes son muy buenos, Neeme Järvi y la Orquesta Filarmónica de Detroit.

¡Ah!, no se me ha olvidado que le gustan a su Alteza las danzas húngaras. Dentro de poco habrá por aquí muchas danzas muy bonitas y divertidas.

Y ahora, sólo hay que hacerle cosquillas al disco con el puntero del ratón:

Otra vez me voy a poner a ordenar mi armario, porque cada vez que entro a buscar algo lo revuelvo todo.

Que os divirtáis, miauuuuuu y un lametazo.

domingo, 3 de enero de 2010

AUGURIOS y BIENVENIDAS

Luego de la primera entrada del año en homenaje a Schumann, comenzamos. En casi tres años de andadura, este blog se ha hecho merecedor de la frecuencia y amistad de seres humanos excepcionales, con quienes comparto a diario mediante el mail. A algunos de ellos los lectores los conocerán por sus artículos, como es el caso de Ernesto Nosthas o Elgatosierra, o por suculentos comentarios a las entradas. Pues bien, este año, amigos míos, sumaremos dos nuevos nombres: Itzel e Istvana Valva, húngaras de origen, americanas de corazón, y melómanas de excepcional categoría y finura. Para empezar, ellas han extendido el Ciclo Bartók analizando el contexto folclórico magyar, tan caro y trascendente para el compositor. Como “editor” les aseguro que es un artículo espléndido, de obligada lectura si queremos comprender el universo bartokiano.

Este año llegarán también al blog las Sinfonías de Brahms en versiones muy bien elegidas (y en algún caso, sólo la encuentran si son amigos de Harry Potter). Proseguiremos además los Ciclos dedicados a Bach y Beethoven con nuevos capítulos, con la misma seguridad de pluma y conceptos a que ya nos acostumbraron nuestros articulistas. “La Voz de la Tierra”, nuestra etiqueta asignada a las músicas del mundo, les ofrecerá entregas de Klezmer, Música Rusa, etc. (subrayen lo del “etc.”). Y así en las demás secciones.

Tenemos un horizonte de propósitos que cumplir para Uds. Les invito a aventurarnos en él.


sábado, 2 de enero de 2010

FELICES 200 AÑOS, SCHUMANN

SchumannEste año Robert Schumann cumplirá 200 años. Razón de sobra para dedicarle la primera entrada del año al marido de Clara, al clarividente amigo y mentor de Brahms, en suma, al genio que mejor encarnó el apasionamiento romántico alemán.


  • La Sinfonía “Renana” —interpretada en los videos por David Zinman y Paavo Järvi— pueden descargarla en versión de Wolfgang Sawallisch y la Staatskapelle de Dresden, ACÁ.

 
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