lunes, 30 de diciembre de 2019

In Memoriam :: Peter Schreier

Peter SchreierGracias por tanto, Peter

Como cada Navidad, este año hice una playlist con música propia de la época para escuchar durante mis trayectos: villancicos de muchos países, conciertos, coros de oratorios, piezas instrumentales. Y como cada Navidad, las canciones alemanas tradicionales —las que más me gustan, por cierto— quise oírlas en la misma voz que he admirado por tanto tiempo: la del gran Peter Schreier. El 26 de diciembre me enteré que ésta había sido la última Navidad con Schreier entre nosotros, los meros humanos: el miércoles 25, a los 84 años, uno de los mejores tenores del siglo XX fallecía a causa de la enfermedad que había arrastrado por bastante tiempo.

Si bien fue una estrella operística de talla mundial, para mí Peter Schreier ( Meißen, 29 Jul. 1935 Dresde, 25 Dic. 2019) había sido la voz de los oratorios y del lied; el Evangelista definitivo en las obras sacras de Bach, de Schütz, el intérprete genial de las arias solistas de ese repertorio, el liederista conmovedor que se codeaba como un igual con Fischer-Dieskau y Wunderlich.

Al despedir al genial tenor, cuyo timbre inconfundible siempre perdurará en mi soundtrack personal, me sucede lo mismo que les contaba cuando falleció Fischer-Dieskau, es decir, siento que he perdido un amigo al que conocía bien. Esa es la trascendencia de los verdaderos artistas: salvar cualquier distancia con el auditor y comunicar su arte con facilidad suprema.

En tanto preparo algo más suculento para recordar a Schreier, les dejo hoy un regalo modesto: seis villancicos alemanes (Weihnachtslieder) que seleccioné para oír este año, sin saber que la voz de mi amigo se apagaría en este mundo y comenzaría a sonar en la eternidad.

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MP3 VBR 224 kbps · 48 kHz | .7z 22,5 MB | 6 pistas | Yandex.ru

viernes, 27 de diciembre de 2019

MAHLER por Haitink (Conciertos de Navidad para Eurovisión)

Gustav MahlerGustav Mahler en el estreno austríaco de «Salomé», ópera de Richard Strauss (1906)

Un inusual repertorio navideño fue propuesto por Eurovisión para conciertos ofrecidos a lo largo de la década 1977-1987. Conciertos grabados en vivo por Radio Nederland con la majestuosa Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam y su director titular, Bernard Haitink, interpretando sinfonías y lieder orquestales de Gustav Mahler.

La calidad de la toma de sonido es intachable, capturando cierta espontaneidad de Haitink en este repertorio que supera (en mi opinión) a sus versiones de estudio.

Aquí les dejo pues, como regalo navideño, una selección de esos conciertos:

Las Kerstmatinees (Matinés navideñas) incluyeron las 9 sinfonías de Mahler —repartidas a lo largo de los años, como dijimos— y dos ciclos de lieder orquestales. Las grabaciones corrieron por cuenta de Radio Nederland, que realizó un trabajo memorable. Los discos fueron editados por el sello Philips para el mercado holandés. Extraña que estas joyas no se hayan reeditado aún (que yo sepa).

En esta ocasión les ofrezco las Sinfonías nº 5 en Do sostenido menor y nº 7 en Mi menor «Canción de la Noche», junto a las Canciones del Camarada Errante y cuatro canciones del Cuerno Mágico de la Juventud, en voz del barítono inglés Benjamin Luxon.

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MP3 y M4A CBR · 192 kbps · 44 kHz | .7z 256 MB | Yandex.ru

martes, 24 de diciembre de 2019

¡Feliz Navidad!

Coming Home for Christmas (c.2013) / Evgeny Lushpin
Les deseo de corazón una muy feliz Navidad 2019 en compañía de sus seres queridos, y por supuesto, de la mejor música. Este año les comparto otra versión del “Stille Nacht”, en el inusual formato de arreglo para Caja de Música. Y es que hubo a principios del siglo XX una marca de Cajas de Música gigantes, las Mira Music Box —felizmente vigentes hoy en la fábrica norteamericana Porter— que tenían la particularidad de resonar de acuerdo a un disco con ranuras, el cual podía ser reemplazado y así, ampliar el repertorio del aparato. Básicamente, alguien inventó un tocadiscos. El sonido característico de una caja de música es aprovechado por el desconocido creador de este arreglo, y estoy seguro que acertó en elegir el más universal de los villancicos para que sonara de esta forma, en una noche como la de hoy, para alentar nuestros corazones.

¡Con muchísimo cariño para Uds., queridos amigos!

lunes, 23 de diciembre de 2019

Cuando un joven BRAHMS daba autógrafos

Brahms

Hacia 1850 Arnold Wehner era director musical en Göttingen, famosa ciudad universitaria y también centro artístico del norte de Alemania. Una de las ventajas de su trabajo era el trato personal con los intérpretes y compositores de paso, puesto que organizaba las comidas con que la ciudad los agasajaba. Wehner mantuvo puntualmente un libro de visitas (“Album Amicorum”) y pidió a sus ilustres invitados que lo firmaran. Así es como encontramos en sus páginas a Robert Schumann, agradeciendo su hospitalidad, o a Felix Mendelssohn elogiando la cocina.

Pero, si la costumbre era escribir unas palabras amables y añadir, ojalá, un par de notas en un pentagrama rápido a mano alzada, Johannes Brahms desbordó la medida. Era junio de 1853 y Brahms acompañaba al violinista húngaro Ede Reményi en una gira de conciertos. Una de sus paradas los llevó a Göttingen y a la casa de Wehner.

El muchacho de Hamburgo tenía apenas 20 años y quería labrarse un nombre. Ambicioso, no dejó una simple firma en el libro de Wehner; anotó zur Erinnerung Johannes Brahms (en memoria de Johannes Brahms) y escribió toda una composición para piano en La menor. Allí se quedó, a salvo. La meticulosa destrucción de manuscritos juveniles en que se empeñaría Brahms años más tarde, enemigo de sus “indiscreciones musicales”, no alcanzó el libro de Wehner.

No era una melodía irrelevante; el compositor mismo la retuvo en su mente y doce años más tarde la recuperó en el Scherzo de su Trío para Corno, Violín y Piano Op. 40, en otra tonalidad.

¿Y el manuscrito?

El autógrafo atravesó el resto del siglo XIX y todo el siglo XX protegido por la fortuna y la ignorancia. En 2011 fue fue descubierto por la casa de subastas Doyle de la ciudad de Nueva York, donde el “Album Amicorum de Arnold Wehner” fue vendido en U$158,500. Una anécdota entretenida es que la autoría de esta pieza en particular fue catalogada con ayuda del Dr. Michael Struck del Johannes Brahms Gesamtausgabe de Kiel (Alemania), pero unos meses después la BBC afirmó que el director de orquesta y musicólogo Christopher Hogwood había descubierto la obra y que el estreno mundial iba a ser realizado por András Schiff.

Cahuines y celos apartes, estamos frente a una notable muestra de genio del Brahms juvenil. La “Hoja de Álbum” (Albumblatt) es una miniatura, sí, pero perfectamente concebida con tema, desarrollo y final. Así de generoso era Brahms cuando daba autógrafos...


Partitura en PDF

viernes, 13 de septiembre de 2019

Adiós, Maestro HAITINK

HaitinkGracias por tanto, maestro

Grande en su trayectoria, en su discografía y en su legado, el director holandés Bernard Haitink, con 90 años cumplidos, ha ofrecido su último concierto como músico profesional al frente de la Filarmónica de Viena interpretando juntos la Séptima Sinfonía de Anton Bruckner. El venerado director ha dirigido casi todo el tiempo de pie, de memoria y con una maestría consumada, demostración que su debilidad física no ha impedido una fabulosa madurez artística.

En palabras de la crítica, la Filarmónica de Viena ha gestado una interpretación asombrosa de la sinfonía bruckneriana, llegando al cénit en el Adagio, golpe de platillos incluido.

Así pues, esta época de informaciones instantáneas y registro visual de prácticamente todo nos ha deparado al menos el gozo de compartir, sin barreras de lugar ni umbrales de tiempo, la despedida de una genuina leyenda musical. Gracias, maestro Haitink.


miércoles, 24 de julio de 2019

BACH :: Ein ungefärbt Gemüte

Sé que he dejado un poco de lado esta querida página y créanme, no ha sido cosa voluntaria, sino sólo suprema escasez de tiempo. Los proyectos de temas o de discos para generar contenido siguen ahí, dando vueltas en mi cabeza, pero necesito algo de calma y distancia para sentarme a redactar. En tanto no disponga de lo suficiente, debo dejar las cosas en las mejores manos, las de Bach. Como la última entrada ha sido una sentida aria para contralto en Semana Santa... volvamos a un aria de contralto, esta vez de la Cantata BMV 24. Una preciosidad que les animo a escuchar tantas veces como gusten:



sábado, 20 de abril de 2019

BACH · Erbarme dich

Cristo crucificado (detalle)– Matthias Grünewald

Para despedir el Sábado Santo dejo una interpretación absolutamente MEMORABLE del aria Erbarme dich, para contralto y violín, de la Pasión según San Mateo de Bach — acaso la más monumental obra sacra compuesta en Occidente, con permiso de otras cuatro o cinco cúspides creativas repartidas en cinco siglos.

La compenetración de la contralto Julia Hamari es nada menos que perfecta, y su versión es la más conmovedora que he escuchado hasta hoy.


MÚSICA SACRA para Semana Santa · “In Paradisum”

Cristo sentenciado, escultura sevillana

La Música Sacra es protagonista en estas fechas del calendario litúrgico occidental. Un elenco superior de obras maestras se concentran en esa vertiente de nuestra música, con frecuentes cimas de estremecedora elocuencia. En lo personal siento una afinidad enorme con el repertorio sacro renacentista, la gran era de la polifonía. Y de aquí tomo el obsequio de hoy.

El insigne grupo The Hilliard Ensemble sentó un referente ineludible cuando hablamos de polifonía sacra. Uno de sus discos se titula In Paradisum (En el Paraíso) y se basa en la misa de réquiem, una de cuyas partes incluye el texto que, con ese título, recita el sacerdote encomendando el alma del difunto a los ángeles y los santos. El disco entrega una mezcla de polifonía y canto gregoriano: tres piezas de Tomás Luis de Victoria, cuatro de Palestrina, y las partes gregorianas basadas en un manuscrito del siglo XVII, el Graduale de Toul (Francia). La mezcla es un acierto extraordinario, puesto que otorga a las piezas polifónicas su entorno real, el cantollano, estilo vocal con el cual interactuaban o del cual tomaban elementos para desarrollar con nuevas técnicas.

¡Feliz fin de semana Santo!

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MP3 CBR 224 kbps · 48 kHz | 16 tracks | Info | .7z 121,9 MB | Yandex.ru

domingo, 31 de marzo de 2019

Nunca será una despedida, Herr BEETHOVEN

Sala de composición de Beethoven / J. N. Hoechle, hacia 1827

Celebramos hace unos días el aniversario de muerte de un Músico con mayúscula, Beethoven ( Bonn, 16 Dic. 1770 Viena, 26 Mar. 1827). Hemos de admitir sin embargo —y por eso el título— que con el Gran Sordo se cumple plenamente la bella expresión de los romanos cuando enterraban a sus difuntos: Sit tibi terra levis, “que la tierra te sea ligera”. Han pasado 192 años desde su partida de este mundo, y sigue más vigente que nunca…

Muestra de ello es la posibilidad de nuevos enfoques que admite su música. El propio Beethoven demostró esa cualidad con los arreglos que hizo de sus obras para distintas agrupaciones instrumentales, añadiendo siempre algo nuevo en el proceso. Por ejemplo, a fines del siglo pasado se descubrió un manuscrito del compositor en los EE.UU. (nadie sabe aún cómo fue a parar al otro lado del océano) con una versión para piano de la Gran Fuga en Si bemol, originalmente escrita para cuarteto de cuerdas. A la inversa (del piano al cuarteto de cuerdas) había arreglado antes su temprana Sonata para piano en Mi mayor. Más lejos llegó con su “Sexto concierto para piano y orquesta”, que no es sino una transcripción de su Concierto para violín en Re mayor. En esta versión incluyó cadenzas que omitió en la versión original (y que Gidon Kremer recuperó para una versión del concierto junto a Harnoncourt).

Así pues, Beethoven nos desafía aún con su ejemplo. Nos propone un creativo inconformismo frente a lo que damos por sentado y nos enseña que toda música es siempre capaz de reenfoques. Estoy seguro que esta capacidad tuvo mucho que ver con su genio como improvisador al piano. Si aceptamos el desafío beethoveniano, descubriremos nuevas facetas de lo que creíamos conocer. Hoy les propongo escuchar el Cuarto concierto para piano y orquesta en Sol mayor bajo este prisma.

Príncipe Lobkowitz

El Príncipe Lobkowitz, uno de los principales patrones y amigos del Maestro, le solicitó un arreglo del concierto en Sol mayor para solista y Quinteto de Cuerdas (dos violines, viola, cello y contrabajo) para presentar en la costosa sala de conciertos que mantenía en su palacio vienés. Bocetos de arreglos de cámara para este concierto circulaban en Viena durante aquella época —la editorial Bärenreiter publicó la partitura revisada de una de estas versiones— pero la versión de Beethoven difiere significativamente de su propio original en la parte del piano solista, a la que dotó con mayor elaboración y a la que aportó algunas adiciones sorprendentes de material, en especial en la sección de desarrollo del primer movimiento.

Sobre los bocetos de Beethoven se han realizado varios trabajos de reconstrucción: el pianista Robert Levin ofreció tiempo atrás una versión en disco junto a miembros de la Orquesta Revolucionaria y Romántica, basada en la labor de Hans-Werner Küthen (1938–). También Vinzenz Lachner (1811–1893), compositor alemán del siglo XIX, creó una magnífica reducción para piano y quinteto de cuerdas. A continuación les comparto ambas posibilidades:


Concierto nº 4 en Sol mayor / Reducción de Vinzenz Lachner para dos violines, viola, cello y contrabajo. Preciosa interpretación de músicos que se aprecian y entienden bien durante la ejecución musical.

La misma versión de Lachner pero este joven grupo inglés sustituye el contrabajo por un segundo cello... y la toma de sonido es magnífica.

Robert Levin es un campeón del fortepiano que ha participado en brillantes proyectos de reconstrucción histórica de la interpretación musical. Uno de ellos fue la integral de los conciertos para piano de Beethoven, la Fantasía coral y esta versión de cámara del Concierto en Sol mayor, reconstruida por Hans-Werner Küthen, junto a la Orquesta Revolucionaria y Romántica bajo la batuta de John Eliot Gardiner.

Comparto a continuación la reducción del concierto con los intérpretes citados, aunque con un poco de reticencia pues el final de tercer movimiento tiene un brevísimo defecto (un salto de milésima de segundo) que no pude solucionar. Aun así, es tan interesante la versión que me encomiendo a su benevolencia, amigos, seguro de que ese tropiezo no arruina el placer de conocerla:
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MP3 CBR ~ 224 kbps · 48 kHz | 3 tracks | .7z 52,9 MB | Yandex.ru

lunes, 25 de marzo de 2019

In Memoriam :: MICHAEL GIELEN

GielenGracias por tanto, maestro

Ha dejado este mundo uno de los últimos supervivientes de la generación de directores alemanes posteriores a la Segunda Guerra Mundial; me refiero al maestro Michael Gielen ( Dresde, 20 Jul. 1927 Mondsee, 8 Mar. 2019). Gielen llegó a este mundo el mismo año que otros dos colegas memorables, Herbert Blomstedt y Kurt Masur, siendo el más activo de los tres en lo que a hacer música de vanguardias se refiere. No obstante, en sus años de madurez giró hacia un repertorio más enfocado a los clásicos centroeuropeos de Beethoven a Mahler, sin perder con ello nada de su habitual energía y sobre todo su capacidad innata para exponer clarísimamente los entresijos de cada partitura en sus manos. Claridad a fin de potenciar la expresión y la emoción, entendámoslo, no por mero afán expositivo.

Mejor lo explica un apreciado amigo que firma como poloro y a quien debo muchas enriquecedoras conversaciones junto a mahlerite-shosta:

Gielen fue un músico en la línea de los Kapellmeisters alemanes o austriacos. Fue incansable promotor de la música contemporánea, pero también de un repertorio que iniciaba desde el barroco, con particular énfasis en el periodo Romántico y los posteriores.

Musicalmente fue uno de esos directores que exploran la profundidad de diversos planos sonoros, es decir, esos aspectos no directamente tangibles de la música en los que directores como Furtwängler o Celibidache fueron particularmente especiales. No pretendo compararlo directamente con ellos, pues sus interpretaciones en todo caso tenderían hacia el lado del alto apego a la partitura, pero sin ser un literal como los ha habido. Sin embargo, al mismo tiempo, esto no significaba desligarse de la expresión y de una claridad a menudo muy impresionante y que frecuentemente se traducía en una intensidad de gran impacto.

Para homenajear al finado maestro comparto una extraordinaria versión del Concierto para piano nº 1 en Re menor de Johannes Brahms, fechada el 17 de abril de 2005, disponible en YouTube pero no (aún) en disco. Gielen se asocia aquí con la SWR Sinfonieorchester Baden-Baden und Freiburg y Helene Grimaud, firmando todos una memorable interpretación llena de ímpetu, detalle y musicalidad.

La pianista francesa es una consumada traductora de Brahms, revelando la «ígnea ternura» que distingue al genio de Hamburgo, y Gielen se regodea en el amplio margen instrumental que permite este concierto, junto a la densidad polifónica de las texturas brahmsianas. Por cierto, es un concierto nada fácil de equilibrar puesto que su propio autor había concebido dos formas previas para este material —sinfonía y sonata para dos pianos— antes de decidirse por el formato concertante:


domingo, 24 de marzo de 2019

Dos Sinfonías Inconclusas

«Acantilados de Chak en la isla Rügen» / Caspar David Friedrich, 1825-26
Dos enormes creadores austríacos, como fueron Schubert y Bruckner, guardan muchos lazos en común pese a la distancia que separa sus años en este mundo.

Los contextos difieren: en un caso nos encontramos al Romanticismo temprano, melancólico hasta la médula pero apasionado y entusiasta; en el otro, ese Romanticismo se ha “hinchado” con complejidades armónicas y densidad instrumental, tal como lo redefinió Wagner con su obra, volviéndose ampuloso y grandilocuente. ¿Qué punto de encuentro queda, pues, entre Schubert y Bruckner? Varios.

Ambos fueron de extracción popular y su arte comunica esa sensibilidad con filtro de genio. Ambos conservaron la capacidad de encantarse con la vida común y desde ella construyeron sus obras. Ambos fueron también ejemplos de ese milagro del arte en que una persona opaca (socialmente hablando) forja universos llenos de vida, chispa y belleza, a despecho de las penalidades humanas, demasiado humanas, que afligen su existencia cotidiana.

Claro, muchos otros genios podrían sumarse a la lista. Pero hoy me ocupo de una coincidencia entre los titulares de este artículo: ambos autores firmaron una famosa Sinfonía inconclusa. Y muy famosa, insisto. Schubert nos legó su Octava y Bruckner, su Novena. En el primero, no conocemos realmente los motivos que lo hicieron abandonar la composición, aunque fue un autor que dejó muchas cosas a medio camino en su extenso repertorio. Del último sí lo sabemos: era ya un hombre anciano y frágil que no tuvo fuerzas para completar el movimiento final, aunque lo dejó muy avanzado y como sospechaba Nikolaus Harnoncourt, posiblemente el material que falta al manuscrito se haya perdido porque otros se llevaron “recuerdos” una vez muerto el maestro.

El caso es que oficialmente ninguna de las dos sinfonías fue completada, pero en ambos casos la obra fragmentaria es tan buena que parece no necesitar nada más.

Wagner y Bruckner juntos en Bayreuth / siluetas de Otto Böhler …aduladoras con Wagner, porque éste medía 1,66 mt y Bruckner 1,74

Mencioné antes a Wagner y no fue al azar: Bruckner se consideró siempre discípulo del “Mago de Bayreuth”, arrojando al molde sinfónico toda la novedad armónico-tímbrico-instrumental de su mentor; es simplemente imposible la obra del organista de San Florián sin el antecedente wagneriano. Pero a la vez el nexo con Schubert es notable, porque Bruckner se vincula también, y profundamente, a esa escuela alemana anterior y ajena a Wagner [digamos el Romanticismo poco-beethoveniano y nada-wagneriano] que retrocede hasta Haydn [clasicismo, pre-romanticismo]. Es increíble que un solo hombre tenido por timorato, simplón y “mitad idiota, mitad genio” (agridulce sentencia de su alumno Mahler…) haya podido lograr una síntesis plena y orgánica de influencias tan dispares, a contracorriente de la moda y en pleno epicentro del gusto conservador como era la ciudad de Viena, donde fue a residir hasta el fin de sus días. En muchas ocasiones “los últimos, los menospreciados, serán los primeros...” del Reino del Arte.

WandIntérprete privilegiado del repertorio centroeuropeo fue el longevo director alemán Günter Wand (1912-2002). Kapellmeister de pura cepa, Wand fraguó sus dotes musicales en escenarios menos notorios del ámbito germano (evito adrede la palabra «secundarios» por las cotas de calidad que fue capaz de alcanzar) como la Orquesta Gürzenich (orquesta filarmónica de la ópera de Colonia, que asume este nombre para los conciertos puramente instrumentales); la Sinfónica de Berna, Suiza; la Sinfónica de la Radio de Colonia; la Sinfónica de la Radio del Norte de Alemania (NDR), amén de una brillante carrera como director invitado en los principales podios europeos y americanos.

Wand se había ganado una reputación como director de «integrales sinfónicas» cuando, siendo ya un veterano, abordó desde 1977 los ciclos de Schubert y Bruckner, convirtiéndose desde entonces un intérprete referencial de este último compositor.

Con estos verdes laureles sobre sus canas llegó a Tokio el año 2000, al frente de su orquesta NDR, ofreciendo un concierto con las dos sinfonías inacabadas. Tan perfecta velada sinfónica ilustra las palabras con que Wikipedia define al director:

Sus ejecuciones son muy apreciadas por la precisa atención en el detalle y el exquisito cuidado en materia de corrección estilística. Sin ser considerado como una de las más grandes figuras de su época debido a lo tardío de su consagración, Wand ofreció lo mejor de sí mismo al final de su carrera coincidiendo con su período de máxima madurez.
D E S C A R G A

MP3 ABR ~ 320 kbps · 48 kHz | 5 tracks | JPGs | .7z 195 MB | Yandex.ru

martes, 19 de febrero de 2019

La Princesa Lejana


Hay una figura literaria que se hizo popular gracias a un autor francés del siglo diecinueve, Edmond Rostand, quien estrenó una obra teatral llamada “La Princesa Lejana” (La Princesse lontaine). La idea, la figura en sí misma, puede rastrearse atrás, hasta la Edad Media, la gran época del amor caballeresco. Y es que la princesa lejana representa a la figura femenina inalcanzable, algo que el amor cortés y luego el romanticismo anhelaron fervorosamente.

Los artistas se dejan alcanzar por utopías irrealizables y a veces logran convertir esas brumas en belleza tangible. El compositor ruso Nikolai Cherepnín ( San Petersburgo, 15 Mayo 1873 Issy-les-Moulineaux, 26 Jun. 1945) no es uno de los nombres más reconocidos en Occidente, pero estableció una genuina dinastía musical: su hijo, nieto y bisnietos fueron compositores. En 1899 Nikolai, bajo la notoria influencia estilística de su maestro Rimsky-Korsakov, escribió la música escénica para la obra de Rostand. El preludio sigue sonando todavía en las salas de concierto como pieza independiente. En esta página, Cherepnín demuestra el grado de inspiración que podía alcanzar: su melodía principal es una verdadera joya que captura la atmósfera de nostalgia, evocación y dramatismo que requiere su homólogo teatral.

A continuación les dejo el Preludio a La Princesa Lejana, Op. 4, con la Brevard Music Center Orchestra bajo la dirección de JoAnn Falletta

domingo, 27 de enero de 2019

LENINGRADO, 75 años

Cadáveres apilados, una imagen cotidiana durante los 900 días del cerco a Leningrado
 

Hoy se conmemoran 75 años desde el fin del asedio nazi a la ciudad de Leningrado (nombre soviético de la actual San Petersburgo). Casi 900 días de inenarrable penuria que alcanzó cotas de horror suficiente para helar la sangre de quien los conoce. El plan de Hitler de llevar la ciudad al completo colapso por inanición, frío y aislamiento estuvo muy cerca de ser un éxito, y sólo se estrelló contra una voluntad de supervivencia aun más tenaz que la crueldad de la Wehrmacht.

Lamentablemente los sufridos habitantes de la metrópoli no estaban en su mejor momento cuando el ejército alemán los encerró. Stalin se había ensañado con Leningrado durante el oscuro período de las purgas, en la década de los treintas del siglo pasado. Uno que conoció muy de cerca el miedo y la paranoia que caían junto con la noche (el horario de las detenciones por parte de la policía política) fue el genial Dmitri “Mitia” Shostakovich. Había visto desaparecer a varios de los más entrañables amigos que tuvo en su vida y comenzaba a padecer también él los efectos de la censura al arte, en nombre de argumentos tan absurdos como feroces, ventilados por mediocres en ascenso.

Shostakovich permaneció en la ciudad tanto como pudo, y la abandonó sólo tras una tajante orden de retirar de la ciudad a los ciudadanos notables. Había comenzado a escribir una sinfonía que retratara la calamidad del momento, y siguió escribiéndola en Kúibyshev (actual Samara), la ciudad adonde fue trasladado. La idea de Shostakovich era expresar la lucha del pueblo ruso, por lo que pensó en asignar subtítulos a cada movimiento de la obra —“Guerra”, “Memorias”, “Los grandes espacios de mi patria”, “Victoria”—, algo que finalmente descartó.

Un soldado saca su entrada para el estreno de la 7ª sinfonía de Shostakovich

Es la sinfonía más larga del compositor (80 minutos) y fue interpretada en la propia ciudad durante el momento más álgido del cerco, con una orquesta de músicos famélicos (en los ensayos previos al estreno, los músicos de bronces a veces no podían soplar con suficiente fuerza sus instrumentos) en donde se hallaban incluidos todos los miembros sobrevivientes de los orfeones, bandas militares y cualquier unidad musical que estuviera disponible (es decir, vivos). El concierto mismo y las circunstancias que lo rodearon son descritos de manera emocionante (y rigurosa) por Brian Moynahan en su libro “Leningrado: Asedio y sinfonía”, en cuya lectura me encuentro inmerso estos días.

Conmemorando la fecha, pues, comparto a continuación un fragmento del Allegretto inicial, con el episodio conocido informalmente como “Invasión”, representación musical del avance alemán (notable el crescendo sobre una melodía fija, aquí registrado ya a cierta altura de su desarrollo, y la orquestación capaz de traducir en sonido rechinante la maquinaria de guerra en movimiento [1:21 min]):



Shostakovich plays 7th symphony (1941) from DSCH Journal on Vimeo.



martes, 1 de enero de 2019

¡FELIZ 2019! / Happy New Year



Muy feliz Año Nuevo para todos y cada uno junto a sus seres queridos. Que las sombras del año anterior se disipen rápidamente, dejado lugar par cosas mejores y más brillantes en la vida de todos.

Y para dar paso a la música de inmediato, les dejo con una obra que fue estrenada justamente un primero de Enero, pero en 1879 en Leipzig. Se trata del Concierto para violín de Johannes Brahms, que ofició como director del estreno mundial; el solista era el dedicatario de la obra y mejor amigo de su creador —claro, Joseph Joachim— acompañados por la orquesta de la ciudad, la famosa Gewandhaus de Leipzig.

¡Que disfruten el movimiento final con su chispa zíngara y su optimismo!

 
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