Celebramos hace unos días el aniversario de muerte de un Músico con mayúscula, Beethoven (★ Bonn, 16 Dic. 1770 — ✚ Viena, 26 Mar. 1827). Hemos de admitir sin embargo —y por eso el título— que con el Gran Sordo se cumple plenamente la bella expresión de los romanos cuando enterraban a sus difuntos: Sit tibi terra levis, “que la tierra te sea ligera”. Han pasado 192 años desde su partida de este mundo, y sigue más vigente que nunca…
Muestra de ello es la posibilidad de nuevos enfoques que admite su música. El propio Beethoven demostró esa cualidad con los arreglos que hizo de sus obras para distintas agrupaciones instrumentales, añadiendo siempre algo nuevo en el proceso. Por ejemplo, a fines del siglo pasado se descubrió un manuscrito del compositor en los EE.UU. (nadie sabe aún cómo fue a parar al otro lado del océano) con una versión para piano de la Gran Fuga en Si bemol, originalmente escrita para cuarteto de cuerdas. A la inversa (del piano al cuarteto de cuerdas) había arreglado antes su temprana Sonata para piano en Mi mayor. Más lejos llegó con su “Sexto concierto para piano y orquesta”, que no es sino una transcripción de su Concierto para violín en Re mayor. En esta versión incluyó cadenzas que omitió en la versión original (y que Gidon Kremer recuperó para una versión del concierto junto a Harnoncourt).
Así pues, Beethoven nos desafía aún con su ejemplo. Nos propone un creativo inconformismo frente a lo que damos por sentado y nos enseña que toda música es siempre capaz de reenfoques. Estoy seguro que esta capacidad tuvo mucho que ver con su genio como improvisador al piano. Si aceptamos el desafío beethoveniano, descubriremos nuevas facetas de lo que creíamos conocer. Hoy les propongo escuchar el Cuarto concierto para piano y orquesta en Sol mayor bajo este prisma.
El Príncipe Lobkowitz, uno de los principales patrones y amigos del Maestro, le solicitó un arreglo del concierto en Sol mayor para solista y Quinteto de Cuerdas (dos violines, viola, cello y contrabajo) para presentar en la costosa sala de conciertos que mantenía en su palacio vienés. Bocetos de arreglos de cámara para este concierto circulaban en Viena durante aquella época —la editorial Bärenreiter publicó la partitura revisada de una de estas versiones— pero la versión de Beethoven difiere significativamente de su propio original en la parte del piano solista, a la que dotó con mayor elaboración y a la que aportó algunas adiciones sorprendentes de material, en especial en la sección de desarrollo del primer movimiento.
Sobre los bocetos de Beethoven se han realizado varios trabajos de reconstrucción: el pianista Robert Levin ofreció tiempo atrás una versión en disco junto a miembros de la Orquesta Revolucionaria y Romántica, basada en la labor de Hans-Werner Küthen (1938–). También Vinzenz Lachner (1811–1893), compositor alemán del siglo XIX, creó una magnífica reducción para piano y quinteto de cuerdas. A continuación les comparto ambas posibilidades:
Concierto nº 4 en Sol mayor / Reducción de Vinzenz Lachner para dos violines, viola, cello y contrabajo. Preciosa interpretación de músicos que se aprecian y entienden bien durante la ejecución musical.
La misma versión de Lachner pero este joven grupo inglés sustituye el contrabajo por un segundo cello... y la toma de sonido es magnífica.
Comparto a continuación la reducción del concierto con los intérpretes citados, aunque con un poco de reticencia pues el final de tercer movimiento tiene un brevísimo defecto (un salto de milésima de segundo) que no pude solucionar. Aun así, es tan interesante la versión que me encomiendo a su benevolencia, amigos, seguro de que ese tropiezo no arruina el placer de conocerla:
2 comentarios:
muchas gracias por esta version, quinof
con gusto, Ricardo
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