jueves, 6 de enero de 2011

SCHÜTZ / Historia de la Natividad

Nochebuena

“La Noche Santa”
(Carlo Maratta)

Amigos, demoré la publicación de esta entrada esperando que llegaran un par de discos con que ilustrarla... pero no sucedió, y hoy termina el período de Navidad. Así que la entrada sólo llevará por ahora dos interpretaciones para que ustedes puedan comparar y, por supuesto, disfrutar la obra.
HEINRICH SCHÜTZ (1585-1672), latinizado como Heinricus Sagittarius, fue uno de los mayores compositores alemanes de todos los tiempos y el más relevante predecesor de Bach. Como en los grandes creadores occidentales, Schütz logró destilar en su obra las sensibilidades nórdica y latina, forjando un estilo cuyo arco de matices expresivos tiene vocación universal.

Nacido en Köstritz, condado de Turingia, y fallecido en Dresde ochenta y siete años más tarde, Schütz fue un hombre cuya longevidad excepcional lo situó en momentos cruciales de la moderna Europa, como la transición del Renacimiento al Barroco o la cruenta Guerra de los Treinta Años. Esa dilatada trayectoria se correspondió asimismo con una laboriosidad fecunda, mediante la cual el compositor sintetizó una amplia variedad de influencias artísticas. Entre éstas sobresale, por su trascendencia, la obtenida en Venecia entre 1609 y 1612 como alumno predilecto de Giovani Gabrieli, y luego en su segunda visita a la república del Adriático entre 1628 y 1629, cuando tomó contacto con Monteverdi. Incorporando estas novedades latinas —el naciente barroco— a su expresividad nórdica, Schütz hizo mucho más que enriquecer su música personal: introdujo el nuevo estilo en su país. Por tanto, no es de extrañar que se le considere padre del barroco germano; en aquel borrascoso siglo XVII, Schütz fue parte de la primera triple sigla que enorgulleció a la música alemana, la “S. S. S.” en que compartió honores con dos amigos personales, Samuel Scheidt y J. Hermann Schein.

Cuando estudió en Venecia —ciudad que fascinará a tantos otros compatriotas suyos— Schütz aprendió de Gabrieli el tratamiento policoral de construcción de bloques sonoros contrapuestos (estilo concertado) así como la técnica del bajo continuo; y en su posterior visita a la Venecia de Monteverdi estudió el estilo parlando y la fuerza dramática del recitativo. Para Sagittarius, un compositor genial como pocos al tratar el contenido de los textos, estas técnicas fueron de valiosa ayuda, aunque siempre ceñidas a su propia estética. La obra que hoy les traigo ilustra bien estas palabras.

Natividad

Schütz creó su “Historia de la gozosa y misericordiosa Natividad del Hijo de Dios y María, Jesucristo, nuestro único Mediador, Redentor y Salvador” cuando acumulaba una ya larga experiencia de vida. Había sido honrado, querido, reconocido, pero también había soportado la muerte de su esposa, de sus dos hijas, y conocido las privaciones de una guerra que azotó con particular crueldad los territorios alemanes. Adscrito por más de tres décadas como Kapellmeister en la corte sajona de Dresde —donde sembró la semilla de la orquesta que existe hasta el día de hoy—, el compositor había quedado liberado de sus deberes en 1655 al morir el Príncipe Elector, Johann Georg, aunque conservará su cargo a título honorífico y la disposición de poner su arte al servicio de las ocasiones solemnes. Así, en 1660 el diario de la corte describe la música para esa Nochebuena como “el nacimiento de Cristo en estilo recitativo”. Esta referencia alude casi con certeza al magistral oratorio del maestro, aunque la fecha oficial de su publicación (y sólo la parte del Evangelista) sea 1664. Aquella cita en el diario de la corte no es gratuita: es ésta la primera producción conocida en la cual se ha reemplazado el habitual canto sin acompañamiento del Evangelista por una parte escrita en recitativo, con una belleza melódica que debe no poco al gregoriano y una inspiración cuya sutileza sabe enfatizar el dramatismo del texto (el llanto de Raquel por sus hijos muertos, el temor de Herodes y Jerusalén, la alusión a María que “guardaba estas cosas en su corazón” o el pasaje final ascendente que describe el crecimiento del Niño y concluye en un melisma que da paso a la conclusión). Ello junto al canto libre asignado a las demás partes (los intermedios); las evidencias de la escuela veneciana y su fastuosa policoralidad; la encantadora sencillez melódica entreverada con audaces partes solistas (el ángel hablando en sueños a José); el protagonismo asignado al tenor que oficia de evangelista, quien lleva la narración e “hilvana” la obra; la profunda espiritualidad capaz de conciliar la mentalidad luterana con la calidez del catolicismo latino, unida a una concepción global que asigna a cada elemento un papel cuidadosamente elegido, son parámetros con que Schütz renovó el género, firmando el más perfecto oratorio que conocería Alemania hasta el advenimiento de Bach. Por fin, antes de pasar a los discos, viene al caso una elucidativa explicación de Wilhelm Dilthey citada por Jaime Caralt (link):
“La gran concertación de voces de la música protestante proviene de las celebraciones eclesiásticas de la Natividad y la Pasión. [...] Desde el punto de vista de Dilthey, el mayor problema que hubo de afrontar la música europea hasta el momento fue justamente el resultado de la conciencia religiosa protestante enteramente basada en la palabra y en la interioridad del hombre en contra de la representación visual: tan sólo la combinación de sonido instrumental y vocal había de expresar la acción y el drama cristiano de origen histórico. [...] El oratorio, cuyos elementos básicos de formación alemana ya se encuentran en Heinrich Schütz, ha de acceder a una suerte de síntesis que [...] responde a aquel gran problema de la acción épica y dramática que consistía en expresar en forma musical lo visible. [...] El eje de la música religiosa católica, que culmina en Palestrina, es la misa, con todo su valor de ejecución plástica, [...] a diferencia del conflicto interno que da razón en la expresión musical del específico espíritu protestante, que abandona la misa y los sacramentos como centro representacional para quedarse con sólo la palabra y la música, las artes auditivas, expresión no figurativa de la imaginación histórica que deviene y tiene por fin la vida individual de los estados de alma.”
Les presento dos excelentes versiones de la Weihnachts-Historie, ambas de origen inglés pero con miradas diferentes y complementarias de la partitura.
    En primer lugar la versión de The King’s Consort, apostando por una lectura vivaz y a la vez estricta, con destacadísimos solistas (brillante la soprano Ruth Holton, quien asume la voz del ángel), coro de sólo diez integrantes (los propios solistas incluidos), que logra así mayor flexibilidad aunque menos “densidad luterana”, y una plantilla instrumental formada por un contingente de época (órganos, violas, sacabuches, flautas, teorbas, cornettos). Pero quizá más interesante que la propia obra de Schütz sean los Cuatro Motetes Navideños de su maestro Giovanni Gabrieli que completan la grabación, lo cual permite una mejor comprensión de las influencias ejercidas por el veneciano sobre su discípulo alemán. Cuatro motetes, por cierto, de belleza intemporal. Las notas en inglés que acompañan el disco son de sumo interés.
D E S C A R G A

WMA a 320 kbps | 23 pistas | folleto | .rar 139 MB

    En segundo término, la versión de Roger Norrington junto a solistas instrumentales, la Philip Jones Brass Ensemble y el Coro Heinrich Schütz. La agógica elegida por el musicólogo inglés es mucho más sosegada que la de su compatriota, favoreciendo la soberbia compañía instrumental y la gran calidad del coro protagonista. El canto del evangelista es sostenido por el órgano y las cuerdas, al igual que la versión anterior, pero aquí sus intervenciones y “comentarios” son bastante más ricos en timbre y fantasía. Mención aparte merece la agrupación de Philip Jones que se luce en el canto solista de Herodes (probable antecedente de las arias para trompeta y bajo que el barroco maduro hará célebres) como en el coro conclusivo. Oyéndolo, uno puede imaginar las toccatas para bronces que habrá escuchado el joven Schütz al interior de la basílica de San Marcos... El disco se completa con seis Motetes para Doble Coro, suntuosos y de intensa comunicatividad.
D E S C A R G A

MP3 CBR 320 kbps | 19 Tracks | Full Scans | RAR 175,2 MB


R E C O M E N D A D O S

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