Abriremos los fuegos de Octubre con música barroca. Y lo haremos a través de un disco notable por su repertorio. Cierto que resulta breve (poquito más de cincuenta minutos) pero la variedad de las obras programadas mantiene viva nuestra atención constantemente.
La muy norteamericana denominación Baroque Favorites viene precedida por el “gancho comercial” del inmarchitable Canon de Johann Pachelbel, apenas la primera estación de un recorrido que nos lleva a través del talento creativo de los genios europeos de aquel entonces. Pero nada de complicados alemanes post-imperiales; aquí están aquellos otros, menos prometeicos, que vivían moviéndose entre pequeños territorios fronterizos. Y junto a ellos, el disco se reparte entre italianos, ingleses y franceses.Johann Pachelbel (1653-1706): »Canon en Re Mayor« — edición de Raymond Leppard. Hay obras cuyo atractivo sobre las audiencias rebasa fronteras de tiempo y lugar. Otras, en cambio, son conocidas en tanto vive su creador y luego desaparecen con él. Un tercer grupo mezcla ambas tendencias: son las que reviven tras un paréntesis de siglos, y uno se pregunta cómo pudieron haber sido olvidadas. El famosísimo Canon de Pachelbel integra esta categoría. Sorprende, de hecho, que una pieza tan universalmente apreciada haya sido publicada recién a principios del siglo XX (1919), cuando su autor la escribió dos siglos y medio antes. Aunque se ignora el motivo de la composición, hay quien especula que el Canon fue compuesto para las bodas de Johann Christoph Bach, hermano mayor del gran Bach, celebradas el 23 de octubre de 1694. Importante: La versión incluida en el disco es un arreglo de Raymond Leppard que retoca varias líneas melódicas, como podrán descubrirlo ustedes mismos. De todas maneras no adultera el esquema básico diseñado por Pachelbel, mezcla de basso ostinato (las notas del bajo, que dan comienzo a la obra, se repiten a lo largo de ella) y un canon a 3 voces, originalmente encomendado a tres violines.
Georg Friedrich Händel (1685-1759): »Llegada de la Reina de Saba« — del oratorio »Salomón«, HWV 67. Esta sinfonía (episodio instrumental) abre el tercer acto del oratorio, en que la historia fastuosa del rey Salomón se convierte en una idealización de la Inglaterra georgiana. El estilo de Händel puede definirse como una genial síntesis cosmopolita en donde tienen cabida las aportaciones italianas, alemanas, francesas e inglesas de su tiempo. La Entrada... es un segmento lleno de vivacidad confiado a las cuerdas y dos oboes.
Johann Sebastian Bach (1685-1750). Culminación absoluta del período barroco y una de las cimas de la música occidental, este genial compositor jamás cruzó personalmente las fronteras de Alemania, aunque sí lo hizo su fama como virtuoso del teclado, en virtud de la cual estuvo a punto de medirse en un »duelo musical« contra el mismísimo Händel, quien, pese a acceder en un primer momento, acabó eludiendo el sabroso enfrentamiento. También Bach incorpora a su estilo los logros de las diferentes escuelas europeas mediante su insaciable curiosidad. Estas aportaciones son llevadas a grados insólitos de elaboración, con lirismo e inagotable inspiración temática. El disco nos brinda tres muestras del arte del maestro: la apacible »Sinfonía / Arioso«, de la Cantata nº 156; la vivaz »Badinerie«, de la Suite orquestal nº 2, BWV 1067; y la inimitable »Aria« para la cuerda de Sol, de la Suite orquestal nº 3, BWV 1068, una de esas músicas que no parecen pertenecer a este mundo.
Antonio Lucio Vivaldi (1678-1741). Este »sacerdote por profesión y músico por vocación« fue el gran maestro de la forma concertante, además de un melodista cuya gracia e inspiración tiene pocos iguales en la historia de la Música. Pese a que algunos lo culpan de facilismo y ligereza, la música de Vivaldi disfruta hoy de perfecta salud, acaparando audiencias en el ancho mundo. El disco nos ofrece tres movimientos tomados de distintos conciertos para mandolina y laúd.
Henry Purcell (1659-1695) »Rondó« — de la música incidental para »Abdelazer«. El más notable creador inglés de todos los tiempos murió con apenas 36 años de edad, en la cima de su fama. Con todo, alcanzó a desarrollar un estilo propiamente inglés, sobrio y expresivo, que sería llevado a su plenitud más tarde por Händel. El presente Rondó fue popularizado en el siglo XX por Benjamin Britten en su Guía de orquesta para jóvenes, una serie de variaciones y fuga compuesta en 1946.
Jean-Joseph Mouret (1682-1738) »Fanfarria-Rondó« — de la primera »Suite de Symphonies«. Esta pieza de heráldica sonoridad retrata con sumo arte el sentido de realeza que caracterizaba a la Francia del Antiguo Régimen, y es acaso la composición más conocida de este músico, nacido en Avignon y súbdito de Luis XV. Pero su favorable carrera en París experimentó reveses financieros y sociales que le afectaron profundamente. El maestro falleció en un asilo de caridad del distrito parisién de Charenton-le-Pont.
Marc-Antoine Charpentier (1643-1704) »Preludio«. Otro gran legado del barroco francés es esta famosa fanfarria, escrita como introducción al »Te Deum«, H. 146. Charpentier mantuvo una visible rivalidad con Lully que dividió a la corte francesa entre partidarios de uno u otro. La música de este prolífico compositor galo posee gracia, carácter y se sostiene en estructuras claras y elegantes.
Dos compositores más, venecianos como Vivaldi, cierran la nómina de creadores. Alessandro Marcello (1684-1750), a menudo confundido con su hermano y también compositor Benedetto, destaca sobre todo por su Concierto para oboe en Re menor, del cual escucharemos aquí el lírico »Adagio« que constituye su segundo movimiento.
En tanto, Tomaso Albinoni (1671-1751) fue un creador de óperas que hoy es recordado sobre todo por su producción instrumental, entre la cual descuella el sentido »Adagio en Sol menor«... que es apócrifo. La estafa hay que atribuirla al musicólogo Remo Giazotto (1910-1998), especialista en barroco italiano que afirmó haber tomado el fragmento de un manuscrito de Albinoni, descubierto a principios del siglo XX, con un pentagrama del bajo y seis compases de melodía. Estos brevísimos materiales permitieron a Giazotto la »reconstrucción de la pieza«... pero hoy se sabe que él es el verdadero padre de la criatura. La revelación no ha afectado un ápice de la firme popularidad que goza esta obra.
Así, amigos, les dejo este disco (dedicado a mi amiga Mara) para que lo disfruten:
MP3 VBR | 48kHz | scans | 15 tracks | RAR 89,4 MB
2 comentarios:
Una buena selección de los más grandes del Barroco con sus obras más conocidas.
Gracias por la dedicatoria, Joaquín. Me encantó esta bien lograda selección de Barrocos, gente simpática y humana, y no como esos "complicados alemanes postimperiales".
Abrazo agradecido!
mara
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