viernes, 27 de mayo de 2011

EL OCTABAJO: cuando el tamaño sí importa...

octabajo

El gigante de las cuerdas...

Decíamos ayer que la familia de las cuerdas tuvo artífices que lograron un canon ejemplar en la fabricación de sus instrumentos. Verdaderos genios artesanos que, empleando técnicas muchas veces inventadas por ellos mismos, crearon perfección.

Contemplando esos instrumentos, sus proporciones cuidadosas o sus fascinantes detalles, se tiene la clara impresión de que responden a un ideal bien delineado. La proporción era, sin duda, una variable fundamental. Pues bien, llegó el momento en que el interés se dirigió a las partes no exploradas del territorio sonoro. Había llegado el Romanticismo, y con él, la aventura de la desproporción.

Berlioz, por Gaiger

Berlioz dirigiendo una de sus obras / caricatura de la época


VillaumeJean-Baptiste Vuillaume (* Mirecourt, 7 Oct. 1798; † París, 19 Marzo 1875) fue uno de los grandes luthier franceses de todos los tiempos. Inició el aprendizaje del oficio en su ciudad natal, trasladándose a París en 1818. En 1825 se hizo socio de Nicolas Antoine Lété de Sommières. Esta asociación duró hasta 1827 y, al año siguiente, Vuillaume estableció su propia firma en el número 46 de la calle Croix des Petits Champs. Allí comenzó a imitar el aspecto de los antiguos violines cremoneses. En 1860 trasladó su taller al número 3 de la calle Demours, en el distrito parisino de Ternes, donde permanecería activo hasta su muerte.

Habilísimo artesano e investigador, Vuillaume legó a la posteridad unos 3 mil instrumentos, y en su faceta de inventor nos dejó el OCTABAJO.

Este instrumento imponente (casi alcanza 4 metros de altura) requiere que el intérprete se suba a una pequeña escalera construida al costado de la propia caja de resonancia. Como es imposible afinar las cuerdas con la mera aplicación de las manos, el octabajo cuenta con un sistema de palancas y pedales. Sus tres cuerdas producen sonidos dos octavas (16 notas) más abajo de lo que puede hacerlo el contrabajo. Una de las cuerdas está afinada en el Do más grave que existe, casi al límite de la capacidad auditiva humana, y en cualquier caso más allá del alcance de todos los instrumentos creados hasta la fecha, incluidos los pedales del órgano. Aun en tales profundidades, el Octabajo es capaz de resonar con potencia. Berlioz, que menciona al instrumento en su célebre Tratado de instrumentación, lo incluye en el corpus instrumental de su Te Deum, ofrecido en la inauguración de la Exposición Universal de París de 1855. También Wagner elogió su sonoridad. En la literatura habitual el Octabajo tiene poca presencia, aunque su capacidad única para la generación de notas graves atrajo el interés de los estudiosos del sonido. Vuillaume creó tres octabajos: el prototipo, confeccionado en París el año 1849, ardió en el incendio de un teatro londinense; el tercero fue adquirido por el Zar pero hoy está en Viena; el segundo, restaurado en 1975, se exhibe en el Museo de la Música de París.

A continuación les dejo un par de videos en que podrán conocer el sonido que emite el instrumento.



Les recomiendo visitar también los siguientes links:

1 comentario:

Classic Musica dijo...

Pasé por aquí para leer tus últimas novedades.
Muy interesante esta entrada sobre este raro instrumento. Debo admitir que no sabía de su existencia, por fortuna aún nos quedan muchas cosas para descubrir.
Saludos!

 
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