Cante, toque y baile
en el flamenco todo es Arte
Vuelvo a las notas de Elgatosierra repasando los palos del Flamenco. Hoy le toca turno a un palo bastante singular:
Hoy veremos un caso curioso, el CANTE DE MADRUGÁ. Poco podemos decir de él, pero no por eso le vamos a dejar pasar por alto. Para la mayoría de los estudiosos es un palo flamencológicamente conflictivo, no encontramos muchas referencias en la historia, pero la música y el cante está aquí, y a nosotros no nos hace falta mucho más, sólo escuchar y sentir.
El CANTE DE MADRUGÁ siempre estará dentro de la estética de los Cantes de Levante, regidos por las tonadas impuestas al flamenco de las provincias orientales por la taranta (a la que llegaremos más adelante), palo rector de los cantes llamados mineros, que tienen su capital en La Unión (Murcia). Es un palo eminentemente melismático y necesitado de una considerable maestría del cantaor para su cabal interpretación.
- El ejemplo que aquí dejo es paradigmático. El Niño de Barbate al cante con un jovencísimo, pero ya auténtico maestro, Paco de Lucía a la guitarra en “Monete” por CANTE DE MADRUGÁ. Atención a los extensos melismas de salida del cantaor en sus dos intervenciones que claramente nos indica el modelo jondo de la versión y, una vez iniciado el cante, su indiscutible acento minero; y a la antológica falseta del guitarrista entre ambas, el contraste entre lo agudo del cante y el grave del intermedio es portentoso:
Monete
Entre Chinchilla y Monete,
La Roda y El Quintanal,
la provincia de Albacete
toíta la traigo andá
solo serrana por verte.
El sombrero a lo lorquino
que quieres que traiga,
el camisón con los dos tapaos,
el pantalón de paño fino,
las botonaduras eran de plata.
Su ambrosía está servida.
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