jueves, 23 de julio de 2009

KARAJAN: Veinte Años no es Nada

Heriberto Veinte años después. Como la novela de Dumas. Veinte años que no son nada. Como el tango. Veinte años en que Karajan sigue arriba del pedestal. Aunque el contexto cultural de donde surgió sea hoy cosa añeja; por más que la tradición musical de la cual era vástago haya sido reemplazada por nuevas sensibilidades; incluso cuando las “escuelas nacionales” se han diluido en la era de la globalización... Karajan permanece.

Cuando yo era una de esas criaturas extrañas que la ciencia denomina adolescentes, creía en un único director: Leonard Bernstein. Lo demás era condimento. Pero cierto día en casa de un amigo, comparando batutas, supe de Karajan. ¡Bendita ignorancia, condición para el gozo del descubrimiento! Mi amigo alabó la relevancia dada al timbal por este [desconocido] maestro germano y nos quedamos oyendo su Wagner. Empero, mi “conversión” tardaría un poco más — en Wagner seguí fiel adepto de Solti y Szell. Mi panteón personal estaba entonces muy despoblado; no había llegado el día de los dos Kleiber, de Furtwängler, de Harnoncourt, de Bruno Walter, de Fricsay, de Kondrashin... Pero antes que ellos sí llegó el día de Karajan, cuando lo escuché dirigir a Brahms, a Tchaikovsky y sobre todo a Beethoven. Esa capacidad innata para iluminar el sonido daba a su batuta algo de varita mágica.

Pero no todo era tan luminoso. Una sombra perseguía a este gran músico, y era su pasado en la lóbrega Alemania nazi. Había quienes tomaban la crítica musical para derivarla en crítica biográfica. Operación realmente cómoda pues, como dice un refrán, “tras la guerra todos son generales”. La historia de una posguerra la escriben los vencedores... y no siempre vence la verdad. En vez de ella se imponen las conveniencias y las versiones monocromas. Ernesto Nosthas se encargó hace un tiempo, a petición de Gabriel “Cuervo” López, de analizar el asunto, separando la paja del grano; ahora, auspiciado por el mismo Ernesto, quisiera homenajear al gran maestro austríaco republicando este ensayo.

Les invito a saltar a la casa del Cuervolopez otra vez, como en días de antaño, para repasar el concienzudo artículo... AQUÍ.

1 comentario:

I. v. Paixao dijo...

Uno de los encargados de la "desnazificación" de Karajan, manifestó que durante los interrogatorios no se había topado con alguien tan sincero como el Director austríaco. Aseguró que Karajan fuel el único Músico que no procuró dar una mejor impresión de sí mismo y que el asunto de su afiliación al Partido era algo que poco o nada significaba para Él, así como la política misma. Él ante todo era un Músico y lo demás era anecdótico.

"Yo le creo", fue la conclusión de su inquisidor.

Mi abrazo Joaquín.

 
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