Vuelvo a la carga con el
Camarada Errante. Indudable favoritismo de parte mía, lo admito; es que estas cuatro canciones orquestales me calan hasta la médula.
Aunque si la versión es ésta, ya ni médula me quedará. Janet Baker, timbre único, y John Barbirolli al frente de la Orquesta Hallé, validando su legendaria reputación mahleriana. Las muchas virtudes que exhiben ambos intérpretes podrían sintetizarse en una sola expresión: musicalidad — esa cualidad preciosa gracias a la cual se transforman en lengua viva las partituras muertas, y sin la cual los artistas sólo son ejecutantes. Destaco también el perfecto ensamble de los británicos, que parecen todos una sola mente.
Reincidan en estas cuatro canciones de dulce y agraz, Lieder eines fahrenden Gesellen, AQUÍ.
1 comentario:
Hay que ver lo bien que se lo hacen Baker-Hallé-Barborilli.
Podría ser interesante compararlos con: Flagstadt-Viena-Boult; Miller-Columbia-Walter; Minton-Chicago-Solti; Fassbaender-Filarmonia-Sinopoli; y Otter-NDR Amburgo-Gardiner.
Salud, paz y una sonrisa por favor.
Elgatosierra
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