(fragmento)Si no nos dejamos tocar por lo que nos rodea no podremos ser solidarios con nada ni nadie, seremos esa expresión escalofriante con que se nombra al ser humano de este tiempo, “átomo cápsula”, ese individuo que crea a su alrededor otras tantas cápsulas en las que se encierra, en su departamento funcional, en la parte limitada del trabajo a su cargo, en los horarios de su agenda. No podemos olvidar que antes la siembra, la pesca, la recolección de los frutos, la elaboración de las artesanías, como el trabajo en las herrerías o en los talleres de costura, o en los establecimientos de campo, reunían a las personas y las incorporaban en la totalidad de su personalidad. Fue la intuición del comienzo de esta ruptura la que llevó a los obreros del siglo XVIII a rebelarse contra las máquinas, a querer prenderles fuego. Hoy los hombres tienden a cohesionarse masivamente para adecuarse a la creciente y absoluta funcionalidad que el sistema requiere hora a hora. Pero entre la vida de las grandes ciudades, que lo sobrepasan como un tornado a las arenas de un desierto, y la costumbre de mirar televisión, donde uno acepta que pase lo que pase, y no se cree responsable, la libertad está en peligro. (...)Si cambia la mentalidad del hombre, el peligro que vivimos es paradójicamente una esperanza. Podremos recuperar esta casa que nos fue míticamente entregada. La historia siempre es novedosa. Por eso a pesar de las desilusiones y frustraciones acumuladas, no hay motivo para descreer del valor de las gestas cotidianas. Aunque simples y modestas, son las que están generando una nueva narración de la historia, abriendo así un nuevo curso al torrente de la vida.
Ernesto Sábato
2 comentarios:
¡Me encantó...!
Sábato, como siempre, interesante y profundo. Y ahora, a reflexionar, y a escuchar buena música, que aquí nunca nos falta... JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y nuy cordiales saluditos para todo el fogón.
Elgatosierra
Gracias amigo! Abrazo pa ti
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