martes, 15 de noviembre de 2011

prosa | ECKERMANN | Conversaciones con Goethe


J. P. EckermannJueves 17 de febrero de 1831.

Pregunté por la marcha del Fausto. “Ya no lo dejo de la mano —dijo Goethe—; sigo pensando e imaginando diariamente en él. Hoy he hecho encuadernar todo el manuscrito de la segunda parte, para tenerlo ante mis ojos como una masa sensible. Los huecos del cuarto acto los he llenado con papel blanco, y no hay duda de que lo acabado invita a terminar lo que no está aún hecho. Estas cosas sensibles tienen más importancia de lo que parece, y hay que auxiliar a lo espiritual con toda suerte de habilidades”.

Goethe hizo traer el nuevo Fausto encuadernado, y me asombré de cuánto había escrito; el manuscrito se veía como un tomo en folio.

“Todo lo ha hecho usted en los seis años que yo llevo aquí —dije—, y con las muchas cosas que han ocurrido desde entonces, poco tiempo habrá usted podido dedicarle. Pero se ve cómo crece una obra cuando se le va añadiendo algo de tiempo en tiempo”.

Goethe, por Ludwig Sebbers (1826)

El anciano Goethe, en un dibujo de Johann Ludwig Sebbers realizado en 1826


“De eso se convence uno sobre todo conforme se hace viejo —dijo Goethe—, mientras que la juventud cree que todo ha de hacerse en un día. Pero si la suerte me es propicia y sigo sintiéndome bien, espero que en los meses próximos de la primavera adelantaré mucho en el cuarto acto. Como usted sabe, el argumento de este acto estaba ya pensado desde hace mucho tiempo; pero en la ejecución ha aumentado tanto, que de lo pensado antes sólo puedo utilizar lo más general, y además debo aumentar este acto con nuevas invenciones para igualarlo a los otros”.

“En esta segunda parte aparece un mundo más rico —dije yo— que en la primera”.

“Tal me parece —respondió Goethe—. La primera parte es por completo subjetiva; es la obra de un individuo preocupado, lleno de pasión; esta semiobscuridad puede agradar también a las gentes. Pero en la segunda parte no hay apenas nada subjetivo; aparece en ella un mundo más alto, más amplio, más claro, menos apasionado, y quien no haya vivido algo y no posea alguna experiencia no sabrá qué hacer con él”.

“A veces —dije— hay ahí ejercicios mentales, y en ocasiones exige alguna erudición. Me alegro de haber leído el librito de Schelling sobre las cabirias; gracias a él sé a quién se refiere usted en aquel famoso pasaje de la Noche clásica de Walpurgis.

“Siempre he hallado —respondió Goethe riéndose— que es bueno saber algo”.
Johann Peter Eckermann

2 comentarios:

Vicente Jorge dijo...

Excelente blog... Te añado al reader y a mi blogroll.


Saludos

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Gracias por tus palabras, Vicente, y sé muy bienvenido!

 
Ir arriba Ir abajo