jueves, 24 de septiembre de 2009
BRAHMS: Segunda Serenata [Mackerras & SCO]
domingo, 20 de septiembre de 2009
[Poesía] GARCÍA MONTERO
Preguntas a un Lector Futuro
¿Está lloviendo?
¿Tal vez en los tejados
confundes la verdad con la belleza,
y un bienestar antiguo
duerme la sombra líquida del tiempo?
¿O es un día de sol,
de los que ruedan por el mundo
sin esperar la primavera,
hasta caer hermosos y rendidos
al pie de tu ventana?
¿Estás fumando?
¿Has conseguido respirar la nube
de tu tranquilidad,
el pacto de los cuerpos con el humo?
¿Has servido la copa
que te devuelve a la razón más tuya,
a la barca que sabe descansar en su orilla?
¿Pesa ya en la madera de tu edad
el oleaje de lo que se pierde?
¿Estás solo?
¿Alguien lee a tu lado,
en la otra butaca de la noche?
¿Esperas a que suene
el portero automático
para dejar el libro
y compartir las horas
con el amor que manda en los relojes,
para sentirte libre y excitado,
por un momento libre,
sin ambición ni deuda?
[...y el resto sigue arriba, en el video]
Luis García MonteroRecitado por el autor en una velada de homenaje a Albéniz
sábado, 19 de septiembre de 2009
EL BARDO DE LA AURORA

Las auroras boreales son uno de los espectáculos más hermosos de toda la naturaleza. Finísimos velos de partículas iridiscentes transfiguran la noche, esparciendo colores casi mágicos desde una altitud difícil de precisar, mientras el viento solar anima sus impredecibles ondulaciones.

El esplendor majestuoso de la Naturaleza ha cautivado a menudo la imaginación de grandes artistas, infundiendo ideas en ellos como si les comunicara una visión del Absoluto. Dicen que un monje intuyó las ojivas del gótico en dos ramas entrecruzadas. Yo les confieso que las auroras boreales me remiten directamente a los ostinati de Sibelius, esa “pátina sonora” que emerge de las cuerdas mediante la insistente repetición de un motivo breve, arropando en su murmullo la melodía que está a punto de nacer. David Revilla, en su excelente blog dedicado a Sibelius, analiza muy bien esta característica a la que llama el “aura” sibeliana. De mi parte, me permito sólo una recomendación quizás ingenua: cuando escuchen a Sibelius, piensen en las auroras boreales.
Para explicarme mejor, les propongo un experimento. Abajo coloqué una filmación de auroras boreales durante una noche noruega. Más abajo, un reproductor contiene música de Sibelius: el inicio de su poema sinfónico “En Saga”. Pinchen primero el video, dejen que caiga la noche (aprox. 00:15) y entonces pinchen la música. Perciban la mezcla, la manera en que las sensaciones sonoras se adecuan a la naturaleza nórdica. ¡La esencia del Norte hecha música!
El Poema Sinfónico “En Saga” Op.9 (1892, rev. 1902) es uno de los logros rotundos del compositor en este género. Traduce el ambiente legendario del »Kalevala« pero no se ciñe a un episodio determinado; es una evocación genérica, abstracta. En las décadas siguientes Sibelius seguirá moviéndose hacia lo abstracto hasta fundir la libertad del poema tonal con la lógica del molde sinfónico en su Opus 105, la Séptima Sinfonía en Do mayor (1924). Pero esa ya es otra historia. Hoy escucharán “En Saga”, con su maravillosa imaginación tímbrica. Interpretan Vladimir Ashkenazy junto a la Orquesta Philharmonia, AQUÍ (o pinchando el semblante del maestro.)

miércoles, 16 de septiembre de 2009
[Poesía] GEORG TRAKL

Cuando Orfeo toca plateada la lira,
llora un muerto en el jardín de la tarde.
¿Quién eres tú que yaces tranquilo bajo los altos árboles?
Murmura su lamento el junco otoñal,
del estanque azul,
se va a perder bajo los verdes árboles
siguiendo la sombra de la hermana
oscuro amor
de una raza salvaje,
que huye del día sobre sus ruedas de oro.
Noche en calma.
Bajo abetos sombríos
han mezclado su sangre dos lobos
petrificados en un abrazo; era oro,
se deshace la nube sobre el sendero,
paciencia y silencio de la niñez.
Vuelve a encontrar el tierno cadáver
en el estanque del Tritón,
dormitando en sus cabellos de jacinto.
¡Que por fin se rompa la fría cabeza!
Pues siempre viene detrás, como una bestia azul,
aquel que acecha en el claroscuro de los árboles,
y que guarda estos negros senderos,
movido por su música nocturna,
su dulce demencia;
o era más bien de éxtasis sombrío
vibrando los acordes plenos
a los pies helados de la penitente
en la ciudad de piedra.
Tomado de “De Siete cantos de la muerte”. Georg Trakl
Nessum Dorma, Caracalla, 1990
‘IZ’
lunes, 14 de septiembre de 2009
BEETHOVEN (II)

BEETHOVEN (II)
Sonata para piano n° 1 en Fa menor, Op.2
• Fecha de Composición: 1793-1795 • Publicación: Viena, 1796 • Dedicatario: Joseph Haydn
por Elgatosierra
(Segunda Parte de la
acuciosa visión de Beethoven que
nos entrega ElGatosierra.)

Ahora ya ha llegado el momento, ahora SÍ. Aquí empieza ÉL a considerar que ya es un verdadero compositor, y se atreve a hacer públicas sus composiciones. Nuestro GIGANTE ya se siente en posesión de toda su enérgica fuerza de voluntad y su seriedad noblemente humana. En definitiva ya es el BEETHOVEN ante el que todos tendremos que inclinarnos. Ya está seguro de SÍ mismo. Ya sabe a ciencia cierta hacia dónde quiere ir, cuál va a ser su camino. Aún no es un compositor consumado, le sobra energía y creatividad, pero le falta depurar la técnica. Pero... todo llegará. Desde el principio nuestro GIGANTE traza su camino en solitario. Ha aprendido de MOZART, Haydn y GLUCK, y a las primeras de cambio, les desborda a todos los niveles.Con relación al tema de BEETHOVEN como intérprete de piano baste decir que cada año se enfrentaba con un pianista diferente (una costumbre que se ha perdido), y los iba aplastando literalmente uno a uno, Gelinek, Steibelt, Wölfl, Cramer, Clementi, Hummel...La improvisación, como añadidura y adorno del oficio más importante y serio que es la composición, era una habilidad obligatoria y que se daba por segura en esta época. Tomaschek comentó, después de escuchar una improvisación de nuestro GIGANTE: “La asombrosa interpretación de Beethoven, tan singular por los osados desarrollos de su improvisación, me llegó al corazón de una manera muy extraña. Me sentí tan profundamente humillado en lo más profundo de mi ser que no pude tocar el piano durante varios días... Volví a oír a Beethoven en un segundo concierto... Esta vez seguí su interpretación con el espíritu más tranquilo. Por supuesto admiré su manera de tocar, fuerte y brillante, pero no se me escaparon los saltos frecuentes y osados de un motivo a otro; suprimen la unidad orgánica y el desarrollo gradual de las ideas... La extrañeza y la desigualdad parecían ser, para él, lo principal en la composición”.Recordemos que los oídos de Tomaschek eran unos oídos de finales del siglo XVIII; eran unos oídos que no escucharían a Schubert, Liszt, Chopin, Brahms, Debussy, Schönberg, Bartok, Cage, Messiaen, Boulez… En definitiva, eran unos oídos que no habían pasado del clasicismo, y que como vemos no podían ni siquiera comprender a nuestro BEETHOVEN. Esto sería algo recurrente durante toda su vida, la mayoría de las veces no le comprenderían. ÉL no componía para su tiempo, sino para el futuro. “YA LO ENTENDERÁN”.Parece ser que quienes tuvieron la oportunidad de escucharle no sabían que admirar más en ÉL: la perfección de su forma de tocar, o la originalidad de sus improvisaciones.La mayoría de los especialistas coinciden en que la mayor parte de estas primeras obras, que fueron publicadas en Viena, habían sido ya compuestas en Bonn, y lo único que hizo al final fue revisarlas poniéndolas al día según la moda del momento.Quiero recordar que éste fue el momento de la historia de la música en que se produjo la transición entre el CLAVE, el HAMMERKLAVIER (piano de macillos), y el FORTEPIANO (inmediato antecedente de nuestro piano actual). Definitivamente, hacia finales del siglo XVIII, el piano quedó establecido como el instrumento de teclado.Nuestro GIGANTE comenzó estudiando en el CLAVE y terminó componiendo para el FORTEPIANO. Se ampliaron considerablemente las posibilidades técnicas: respuesta dinámica y gradación sonora instantánea, cualidad cantabile, potencia sonora, repetición de sonidos, equilibrio, exactitud mecánica... Por supuesto que el ‘pianoforte’ de las Sonatas Op. 2 de BEETHOVEN era un instrumento mucho más elemental y débil que el gran piano de cola con bastidor de metal que vendría después. Pero comparado con el clavicordio, el clave o el hammerklavier, era todo un coloso.Además, ahora se busca mayor expresividad por medio de la melodía, y el acompañamiento pasa a un segundo plano. Ha desaparecido la polifonía barroca, y ha quedado una voz superior (en la mano derecha) sobre un acompañamiento homofónico con elementos rítmicos y temáticos (en la mano izquierda).Se sucederán el ESTILO GALANTE, el ESTILO VIRTUOSÍSTICO y el ESTILO SENTIMENTAL. Pero sería absurdo tratar de encasillar a nuestro GIGANTE en esta especie de taxonomía, porque ÉL tiene su propio estilo, el ESTILO BEETHOVEN, que consiste precisamente en no tener un estilo definido, e ir composición a composición, obra a obra, recreando sus contextos, sus maneras, sus modos, en una continua reelaboración creativa.No creo que haga falta hacer aquí referencia a la sonata en cuanto a género y en cuanto a forma.Baste decir que en cuanto género se originó hacia fines del siglo XVI en Venecia. La sonata clásica comprendía tres o cuatro movimientos. Un primer movimiento, rápido y dramático, a veces con una corta introducción lenta, y en forma sonata; un segundo movimiento, lento y lírico, estructurado como forma lied o como tema con variaciones; un tercer movimiento, minueto, desde BEETHOVEN un scherzo, que a veces falta, y que a veces se intercambia con el segundo; y un cuarto movimiento, finale, rápido y en forma de rondó o de sonata.Los nombres más significativos de las historia de la música que abordaron y bordaron el género hasta este momento fueron Gabrieli, Corelli, BACH, MOZART y Haydn.En cuanto forma se desarrolló a partir del movimiento de suite bipartito. El desarrollo se concebía como un episodio que daba variedad. De ahí que muchas veces exposición, desarrollo y recapitulación se repetían. Desde nuestro GIGANTE todas estas reglas, como tantas otras, saltaron por los aires. Y sólo algunos tiquismiquis, como Chopin, se atrevieron a poner el grito en el cielo.
Y ahora vamos con la obra escogida, la SONATA PARA PIANO Nº 1, EN FA MENOR, OP. 2, 1, composición dedicada a Haydn (qué pena que no le dedicara los 3 Tríos para piano, Op. 1, que le están mucho más próximos). Personalmente creo que era a Clementi a quien debía haber dedicado estas tres primeras sonatas para piano.


Es un limpio y resplandeciente poema dramático que se desarrolla en versos agudos y precisos, con una idea clara y bien conducida. Aún siendo la primera sonata oficial, por decirlo de alguna manera, es una composición madura, de un compositor con estilo y voluntad propias. Ya se advierte en ella, claramente, un aliento y un dominio estructural que rompe con el estilo galante dieciochesco, separándose claramente de Clementi, MOZART, Haydn…Como apunta Denis Mattheus: “Los compases iniciales de la Op. 2, nº 1, con su uso personal de la dinámica (el salto desde piano a fortissimo y su súbito desvanecimiento), proclamaron que BEETHOVEN, aunque criado con el órgano y el clave, sólo pensaba en términos pianísticos”.De esta sonata, que se escucha frecuentemente, no sólo por ser su primera, sino también por ser muy característica del estilo de nuestro GIGANTE al inicio de su carrera, se han hecho muchas versiones memorables, pero ahora y aquí sólo citaré tres que para mí son las más significativas: por supuesto, la que aquí os he dejado, la de Paul Badura-Skoda, al fortepiano (ASTREE); la de Richard Goode (NONESUCH); y la de Emil Gilels (DEUTSCHE GRAMMOPHON).
- I. Allegro (en forma sonata y en Fa menor, desarrolla, de forma magistral, una frase estereotipada, que se va reelaborando con fresca creatividad [quizá un homenaje al gran BACH]
- II. Adagio (en Fa mayor, compacto y medido, con sonido gracioso y ornamentado con riqueza, recuperando los movimientos intermedios de MOZART, y utiliza material que también aparece en su Cuarteto para piano, WoO 36, nº 3 [1785]
- III. Menuetto. Allegretto (en forma de minué en Fa menor, seguido de un trío armónicamente contrastante en Fa mayor y finalizando con una repetición da capo del primer tema;
- y IV. Prestissimo (en Fa menor, de carácter tempestuoso y que comienza con una maravillosa melodía de amplio vuelo).
Clementi atesora en su interior la maravillosa versión de Balázs Szokolay de su famosa Sonata para piano en Si bemol mayor, Op. 24, nº 2 | El joven BEETHOVEN atesora en su interior la inigualable versión de Paul Badura-Skoda al fortepiano de su Sonata para piano nº 1, en Fa menor, Op. 2, nº 1 |
sábado, 12 de septiembre de 2009
ESO DE LOS PRODIGIOS...
por Elgatosierra
“¡Estáis todos locos!” ~ Beethoven, entre
carcajadas, después de haber dejado
absolutamente anonadados a sus amigos
con una improvisación al piano.
- PRIMERA PARTE (de dos)

La Ilustración lleva a la ruptura con el antiguo orden y a un nuevo concepto de la dignidad, libertad y felicidad del individuo. Así encontramos, por ejemplo:
- la declaración de los derechos humanos (EEUU, 1776 ss.);
- la ruptura con la vieja sociedad estamental en la Revolución Francesa (1789);
- la abolición de la esclavitud, el llamamiento a la tolerancia religiosa, la secularización de la sociedad...


Sobre el BEETHOVEN de Bonn, que abarcaría toda su infancia y adolescencia, se sabe muy poco. Parece ser que su padre quiso hacer de ÉL otro niño prodigio, como MOZART, y casi nos lo desgracia. El padre de WOLFI, por suerte para todos, sabía bastante más de pedagogía musical que este empedernido borrachín.
Esta es la lista de los profesores de música de nuestro GIGANTE: Johann van Beethoven (su padre, piano y violín), Pfeifer (clave), Eeden (teoría, órgano y violín), Rovantini (violín y viola), MOZART (?, abril 1787), NEEFE (composición, bajo cifrado, clave y órgano), Förster (?), Haydn (composición), Schenk (contrapunto), Albrechtsberger (contrapunto) y Salieri (música vocal italiana). ¡La listita no está mal, verdad!
Y aquí están sus fuentes fundamentales: sobre todo MOZART (sus 10 últimos conciertos para piano, sus 6 últimas sinfonías, Las bodas de Fígaro, Don Juan y La flauta mágica [supongo que ya se imaginan ustedes lo que se me está pasando ahora mismo por la cabeza]) y Haydn; luego GLUCK y Cherubini; y por fin Clementi y Dušek. Carl Philip Emmanuel Bach, Dittersdorf, Händel y JOHANN SEBASTIAN BACH están presentes de forma muy difuminada.
Nuestro GIGANTE acababa de llegar a Viena, ciudad de la música por antonomasia en aquella época, y que tiene unos doscientos mil habitantes, y se está instalando, a la vez que intenta hacerse un hueco entre en enjambre de pianistas que pueblan los palacios de la corte y la aristocracia. La música de MOZART ha sido prácticamente olvidada (así de crueles son los habitantes de esta bonita ciudad), y están de moda Haydn y Salieri.Y ahora a lo que vamos. Lo primero que quisiera hacer es recordar que habíamos planteado un recorrido cronológico por las obras fundamentales de BEETHOVEN, y quiero puntualizar que este periplo diacrónico no coincidirá con una sucesión rigurosa de los números de opus de sus composiciones, pues ÉL mismo no los respetó. A veces iremos en este sentido hacia adelante y otras hacia atrás, pero siempre progresaremos respetando las fechas de composición.Quisiera que me excusen la obra que elegí como principal en esta ocasión.Muy bien podría haber escogido cualquier otra: quizá las Nueve Variaciones para piano sobre una marcha de Dressler, en do menor, WoO 63 [1782] [abajo os las dejo para ir calentando motores]; quizá alguna de sus primerísimas sonatas o sonatinas para piano (las 3 Sonatas ‘Kurfürstensonaten’, WoO 47 [?1783] [también os las dejo abajo para seguir calentando motores]); quizá alguna de las primeras cantatas (la Cantata en la muerte del Emperador José II, WoO 87 [1790], o la Cantata en el ascenso al trono del Emperador Leopoldo II, WoO 88 [1790]); quizá la Sonata para piano, en fa mayor, WoO 50 [antes de 1793]); o cualquier otra. Pero he decidido que sea la Sonata para Piano n° 1 en Fa menor. Perdón, ya saben ustedes que sólo soy un gato ignorante e imprudente...

El niño Beethoven ha venido para presentarse en persona, y para regalaros: la maravillosa versión de Mikhail Pletnev de sus NUEVE VARIACIONES piano sobre una a Marcha de Dressler, WoO 63 (AQUÍ); y las 3 SONATAS ‘Kurfürstensonaten’, WoO 47 (AQUÍ) en la estupenda versión de Jörg Demus
(Continuará...)
jueves, 10 de septiembre de 2009
[Poesía] MARINA TSVETÁYEVA
Y, quizás, la mejor victoria
sobre el tiempo y la gravitación...
es pasar sin dejar huella,
pasar sin dejar sombra
sobre los muros...
Quizás... ¿renunciando
vencer? ¿Dejar de reflejarse en los espejos?
Así: como Lermontov por el Cáucaso
pasar a hurtadillas sin asustar a las rocas.
Quizás... ¿sería mejor diversión
con el dedo de Sebastián Bach
no tocar el eco del órgano?
Desintegrarse, sin dejar cenizas
para una urna...
Quizás... ¿con engaño
vencer? ¿Escapar de las latitudes?
Así: por el tiempo como un océano
pasar a hurtadillas sin asustar a las aguas...
Marina Tsvetáyeva
martes, 8 de septiembre de 2009
BRAHMS: Primera Serenata [Mackerras & SCO]

MACKERRAS + BRAHMS AQUÍ.
domingo, 6 de septiembre de 2009
BRAHMS / Primera Serenata / Frans BRÜGGEN

El heredero a su pesar...

El castillo de Detmold
Disfruten esta Serenata núm. 1 en Re mayor de Brahms a manos de un intérprete excepcional que recomiendo con ahínco: el holandés Frans Brüggen, dirigiendo la Orquesta de Cámara de la Radio de Amsterdam, en una grabación en vivo de 2003. La versión es preciosa. Las menores dimensiones de la orquesta benefician las sutilezas instrumentales, dando espacio a la audición de detalles que parecen nuevos. Prefiero esta interpretación a muchas otras. Vean ustedes por qué, AQUÍ.
viernes, 4 de septiembre de 2009
JUNIOR and KARLSON (animación soviética)
SEGUIMOS CON PIXAR
Otro corto de PIXAR, con el interés añadido de su fecha: 1984, es decir, cuando era todavía una tecnología de vanguardia. Hoy nos parecerá bastante inocentón, pero los personajes son algo así como los tatarabuelos de Buzzy Lightyear, Wall-e y las infinitas otras variantes de esta veta de animación.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
EL BARBUDO Y EL CLARINETE: Ocaso productivo de un Genio

Brahms y su clarinete final
por Ernesto NOSTHAS
En 1889 la ciudad natal de Johannes Brahms le concedía el título de CIUDADANO DE HONOR por sus muy meritorios logros en la música clásica. La Navidad del año siguiente, cuando contaba 57 años de vida, Brahms decidió abandonar la pluma y no componer más. Con una breve pero dramática carta a su editor Simrock manifestó: “Con esta nota puedes dejar de considerar mi música, porque es el supremo momento de decir... no más”.
El barbudo, igual que luminarias de muchísimos menos quilates intelectuales de hoy en día, decidió retirarse del tinglado pero luego, gracias a Dios, arrepentirse y protagonizar un último regreso triunfal. Su última obra antes de este pseudo-retiro era el Opus 113 (13 Cánones para voces femeninas). ¡Hasta allí hubiésemos tenido de su áureo talento! Su Opus 102 (Doble Concierto para violín y cello) había sido su última obra orquestal.Me hubiese gustado imaginarme a Quinoff con pancartas afuera del retiro del Barbudo ofreciendo cualquier cosa para que volviera a tocar el pautado... Pero, ¡ah, milagro! A mediados de 1891 vino una chispa divina de la mano y el talento de Richard Mühlfeld y su mágico clarinete. Antes de ese momento el melancólico sonido del clarinete había obtenido poca o nula atención del Barbudo, quien mantenía un idilio especial con el piano, y a nivel orquestal con el corno francés.

Richard Mühlfeld
¿Qué provocó “el muso” Mühlfeld en Brahms? No sabemos... pero de algo sí estamos seguros —y por lo cual Quinoff debe tenerle en foto a la par de su querido Brahms— y es que este dinámico clarinetista inspiró al gran compositor de Hamburgo a heredarnos cuatro obras de enorme valor musical e histórico. A la divina chispa del clarinete de Mühlfeld le debemos el último grupo de genialidades de esas canosas barbas, una estela de varias obras que incluyen lo mejor (a mi humilde juicio) de su literatura para piano y la obra cumbre de su música de cámara, el Quinteto para Clarinete que hoy compartimos:
Opus 114: Trío en La menor para clarinete (o viola), chelo y piano* * *
Opus 115: Quinteto en Si menor para clarinete y cuarteto de cuerda
Opus 116: 7 Fantasías para piano
Opus 117: 3 Intermezzi para piano
Opus 118: 6 piezas para piano
Opus 119: 4 Piezas para piano
Opus 120: 2 Sonatas para clarinete (o viola) y piano
n.º 1 en Fa menor
n.º 2 en Mi Bemol mayor
Opus 121: 4 Canciones serias para voz grave y piano
Opus 122: 11 Preludios corales para órgano (obra póstuma)
Antes de seguir en la historia, justo es que dediquemos unas líneas al artífice de que tengamos algo que compartir hoy… Richard Mühlfeld nació el 28 de febrero de 1856 en la ciudad de Salzungen, Alemania. Fue el último de cuatro hijos. Su padre, Leonhard Mühlfeld, le impartió sus primeros conocimientos musicales. A los 10 años de edad, Richard formaba parte de un pequeño conjunto dirigido por su padre, tocando violín y eventualmente el clarinete (que al parecer, aprendió de manera autodidacta).Un paso importante en su carrera como músico fue su ingreso a la —luego famosa— orquesta de Meiningen, en el año 1873 y como violinista. Richard se presentó como solista con esta orquesta en 1877, y sólo en 1879 le ofrecieron el cargo de clarinetista principal debido a que el clarinetista estable, Wilhelm Reig, debió retirarse por motivos de salud.Durante los años 1876 y 1879 Richard cumplió con el servicio militar, tocando el clarinete en la banda del Regimiento 32. Esporádicamente lo llamaban a tocar en otras orquestas, y sucedió así que tomó parte del Festival de Bayreuth en 1876, en donde conoció a Richard Wagner, un revulsivo intelectual que catapultó su carrera como intérprete.Además de su affaire-musical con nuestro querido Barbudo, su maestría en el clarinete inspiró a otros compositores contemporáneos, como Theodor Verhey (“Concierto para clarinete” Op. 57 - 1901), Carl Reinecke (“Introduzione ed Allegro Appasionato” Op. 256 - 1902), Gustav Jenner (“Sonata” Op. 5 - 1900), Stephan Krehl (“Quinteto para clarinete” - 1902) y Henri Marteau (“Quinteto para clarinete”). Temprana e inesperadamente, Richard Mühlfeld falleció el 1 de junio de 1907 debido a una hemorragia cerebral.

- ENTRE LAS MÁS ANTIGUAS DESTACA especialmente la grabada por Leopold Wlach/Vienna Konzerthaus Quartet-Ensemble (NAXOS, 1954). Wlach era un especialista en esta obra. Esta grabación es notable en arte pero mala en sonido.
- ENTRE LAS CLÁSICAS BRILLAN CON LUZ PROPIA (valores seguros, no habrá sorpresas, algunas pueden estar fuera de catálogo pero se reeditarán con toda seguridad):
Peter Schmidl/Wiener Kammervirtuosen (DECCA)
Karl Leister/Amadeus Quartet (DEUTSCHE GRAMMOPHON)
Jack Brymer/Allegri Quartet (DECCA)
Members of the Berlin Philharmonic Octet (PHILIPS)
Karl Leister/Berlin Soloists (APEX)
Capuçon/Capuçon/Meyer/Saulière/Muthelet (VIRGIN)
Reginald Kell/Busch Quartet (MUSIC & ARTS)
Gervase de Peyer/Melos Ensemble (SERAPHIM)
Alfred Boskovsky/Vienna Octet (DECCA-TESTAMENT)
Karl-Heinz Steffens/Scharoun Ensemble Berlin (TUDOR);
- Y ENTRE LAS MÁS ACTUALES HABRÁ QUE TENER EN CUENTA (todas buenas, según gustos):
David Shifrin/Emerson String Quartet (DEUTSCHE GRAMMOPHON)
Karl Leister/Vermeer Quartet (ORFEO)
Thea King/Gabrieli String Quartet (HYPERION)
Michel Portal/Melos Quartet (HARMONIA MUNDI)
Eddie Daniels/Composers String Quartet (REFERENCE RECORDINGS)
David Shifrin/Chamber Music Northwest (DELOS)
Richard Stoltzman/Tokyo String Quartet (RCA)

- Un abrazo, y a gozarla... AQUÍ
1. MOZART Clarinet Quintet in A, K.581 - 1. Allegro 2. MOZART Clarinet Quintet in A, K.581 - 2. Larghetto 3. MOZART Clarinet Quintet in A, K.581 - 3. Menuetto 4. MOZART Clarinet Quintet in A, K.581 - 4. Allegretto con variazioni 5. BRAHMS Clarinet Quintet in B minor, Op.115 - 1. Allegro 6. BRAHMS Clarinet Quintet in B minor, Op.115 - 2. Adagio 7. BRAHMS Clarinet Quintet in B minor, Op.115 - 3. Andantino - Presto non assai, ma con sentimento 8. BRAHMS Clarinet Quintet in B minor, Op.115 - 4. Con moto