miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL HEREDERO DE BEETHOVEN (III)

por Ernesto NOSTHAS

CONCLUIMOS aquí nuestro viaje a los Cuartetos de Bartók: En esta entrega Ernesto nos llevará hacia los dos últimos, el Quinto y Sexto.


El Quinto Cuarteto es a gusto de este escribiente, el más genial de toda la serie y posee la misma estructura del Cuarto, pero con diferente distribución de tiempos e intensidades. Esta obra maestra fue compuesta en 30 días en agosto de 1934, respondiendo a una comisión de Elizabeth Sprague-Coolidge (a quien está dedicado) y fue estrenado por el Cuarteto Kolisch en Washington D.C. el 8 de abril de 1935.

La estructura de cinco movimientos es fascinante, nuevamente en forma de ARCO entre sus movimientos. Aparte de ello, el primero y quinto movimientos (emparentados temática y estructuralmente) llevan una forma de ARCO en sí mismos, donde la exposición y reexposición temática se expresan en forma invertida. Bartók destacó en sus indicaciones que las claves tonales usadas en el desarrollo del movimiento ascienden en los pasos de la escala tonal completa, axial. La exposición es en Si bemol, Do y Re; la recapitulación es en Mi, luego en Fa sostenido, La sostenido y Si bemol.


La construcción de los movimientos intermedios es ternaria, con la salvedad que segundo y cuarto, que son lentos (marcados Adagio Molto y Andante) y se relacionan entre sí, siendo otro notable ejemplo de la “Música Nocturna Bartókiana”. El tercer movimiento, un scherzo, es liviano y rápido, basado en motivos folclóricos búlgaros. El quinto movimiento sigue el mismo patrón que el primero con la adición de una coda final que cierra espectacularmente la obra.


El Sexto y último Cuarteto de Bartók fue escrito entre agosto y noviembre de 1939 en Budapest, y está clasificado con el ordinal 114 en el catálogo de Szollosy. Fue la última obra que compuso el maestro en su querida Hungría, en medio de circunstancias muy difíciles: por una parte, el régimen nazi acababa de desatar la Segunda Guerra Mundial con la invasión a Polonia en septiembre de 1939, y por otra, su querida madre afrontaba una grave enfermedad que la llevaría a la tumba ese mismo año. El cuarteto alternaría su escritura con la de una suite que sería conocida después como Música para Cuerdas, Percusión y Celesta.

La obra posee cuatro partes y una curiosa estructura. Un tema triste y melancólico marcado como Mesto (“tristeza” en italiano) inicia todos los movimientos, pero de forma diferente: los tres primeros incluyen una segunda sección que se hace más viva en cada movimiento (la acre “Burletta” del tercero) pero también el Mesto se expande cada vez más hasta abarcar completamente el cuarto y último, finalizando así la obra bajo un clima de desolación, tristeza y abandono.

Ése no era el plan original. Bartók pretendía terminar la obra con una pieza danzante de corte popular, pero cuando los doctores desahuciaron a su madre, la tristeza de la agonía la trasladó a la partitura, marcando en el pautado expresiones tímbricas que delatan su desgarro (senza colore, lontano, etc.). Muchos comparan la poderosa estructura de esta obra con los Opus 127 y 135 de Beethoven; sin embargo, a los abismos de desolación pintados en el final no les encuentro paralelo con casi ninguna obra precedente en la literatura del género. Es sencillamente la música más hermosamente depresiva que conozco.

A partir de esta obra, la vida de Bartók dio un giro negativo. Su destierro voluntario en Estados Unidos acabó en abandono, vicisitudes, pobreza y finalmente, una penosa muerte. El Sexto Cuarteto no fue estrenado en Budapest sino en Nueva York el 20 de enero de 1941, gracias al desinteresado apoyo del Cuarteto Kolisch.

Leer o escribir sobre los últimos años de vida de este genio me produce una infinita tristeza. Quiero imaginar lo que hubiese podido componer en otras circunstancias… Muchos le brindaron gestos de apoyo, entre ellos Serge Koussevitzky al comisionarle la obra más conocida de su magna producción: el Concierto para Orquesta. Hizo otro tanto el entonces joven violinista Yehudi Menuhin, al empeñar gran parte de sus ahorros a fin de comisionarle la bellísima Sonata para Violín Solo… pero la miseria y la leucemia terminaron con la vida de Béla Bartók el 26 de septiembre de 1945 en Nueva York.

En su escritorio, Tibor Serly, su discípulo y a quien debemos el ordenamiento y edición de sus últimas obras (incluyendo finalizar los últimos compases del Tercer Concierto para Piano o la restructuración total del inconcluso Concierto para Viola), se encontraron varios bocetos de lo que pudo ser un Séptimo Cuarteto, pero demasiado vagos como para trabajar sobre ellos.

Queridos lectores y queridas lectoras: los Cuartetos de Cuerda de Béla Bartók son obras maestras y merecen su reconocimiento como el aporte más importante al género del último siglo. En la historia han sido objeto de interpretaciones memorables. Mi querido amigo Elgatosierra me destaca que “en la fonografía de los cuartetos de cuerda de Bartók habría que hacer referencia, por orden cronológico, a: Cuarteto Vegh (NAIVE); Cuarteto Húngaro (DG); Cuarteto Juilliard (SONY); Cuarteto de Tokyo (DG); Cuarteto Alban Berg (EMI); Cuarteto Emerson (DG); y Cuarteto Tacáks (DECCA). Todo melómano debería intentar escuchar todas estas versiones para comprender perfectamente la extensión y profundidad de estas obras”.

Coincidimos con Elgatosierra en que la multipremiada interpretación del CUARTETO TAKÁCS que hemos ofrecido a nuestros lectores y lectoras sea probablemente la versión más balanceada y genial de todo el mercado, constituyendo un notable resumen ecléctico de lo mejor de todas las versiones antes citadas.

Con un abrazo muy fuerte, los invitamos a disfrutar de estas obras.

Mesto, movimiento final del Sexto Cuarteto de Bartók:

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí lo mejor TAKACS.

Desde luego, esta serie que estáis publicando hace justicia. Yo no puedo entender la música del siglo XX sin los cuartetos de Bartok. Es una producción del todo trascendente y fundamental.

Me encantan estas entradas. Enhorabuena. Son dignas de publicación.

Anoche estuve escuchando el tercer cuarteto... Hoy, más relajado, me pondré uno de Haydn.

Un abrazo y saludos a Arnoldo y Elgatosierra. Es un lujo para mí poder leer vuestros comentarios. Estoy aprendiendo mucho de vosotros y os lo agradezco de corazón.

¡Viva Furtwängler! ¡Y Georg Szell, claro!

Anónimo dijo...

Estimado señor Nosthas agradezco su aporte sobre los cuartetos de cuerda de Bartok. Solo decir que no considero de ninguna manera al húngaro heredero de algun gran compositor mucho menos de Beethoven. Se trata esta músic en mi parecer de un "Beethoven moderno" si se quiere, o de un Beethoven adaptado cuando mucho a las necesidades expresivas de Bartok. Hermoso sin duda, por qué lo vamos a negar, este cuarto movimiento.
V.

Anónimo dijo...

No hay descarga verdad, es un artículo en tres partes?, porque no hallo los enlaces para descargar las obras.

Gracias de nuevo.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Estimado Veglio! Efectivamente es un artículo en tres partes. Llegas a la primera pinchando >AQUÍ<. Desde ella te será fácil llegar a la segunda parte, y además descargar los Cuartetos que ilustran este mini-ciclo.
Saludos y gracias por tu visita y comentarios!

Elgatosierra dijo...

Quién podría creer que este Quinto Cuarteto fuera compuesto en tan solo treinta días. En fin, unos tantos y otros tan poco. Y cómo me recuerda al Cuarteto de Cuerdas No. 14, en Do sostenido menor, Op. 131 de nuestro GIGANTE de Bonn.
Qué peste para el arte y la humanidad fue la Segunda Guerra Mundial. Cuántas vidas truncó y qué cantidad de arte y artistas malogró y nos robó. Y qué bien refleja este Sexto Cuarteto aquellos terribles momentos. Comparto plenamente la comparación con el Op. 127 de BEETHOVEN, y no tanto con el Op. 135 que me parece mucho más feliz y relajado.
Estimado Ernesto, quizá podamos encontrar un cierto paralelismo entre este Cuarteto n.º 6 de Bartók con el Cuarteto para el Fin de los Tiempos de Messiaen. Qué te parece la idea.
Se te saluda muy cordialmente Leiter. Todo lo que conozco del Takács es estupendo, Beethoven (sobre todos los últimos Cuartetos), Schubert, Dvorák, Haydn, Brahms, Schumann...
Qué tal te fue con Haydn. ¿¡Quizá con algo del Op. 76!?
Sinceramente Leiter, es sobre todo para mí un auténtico placer aprender de ti.
Y ya veo que coincidimos en lo de Furtwängler y Szell.
Se te saluda muy cordialmente Veglio. Con el debido respeto te diré que yo sí creo que Bartók fue un heredero directo en lo que respecta a los cuartetos de cuerda de nuestro GIGANTE de Bonn. No sé dónde lei una vez que estuvo estudiando sus Cuarteto de Cuerda con tanta profundidad como que nunca se despegaba de ellos, llevando durante años y continuamente debajo del brazo una edición de sus partituras (ya estoy buscando el comentario para compartirlo aquí con todos ustedes).
Amigo Ernesto, otra vez mi más cordial enhorabuena por la serie, ha estado sensacional.
Salud, paz y unas sonrisas para Béla, los Takács, Ernesto y Quinoff.
Elgatosierra

Anónimo dijo...

Me parece genial y muy recomendable la propuesta de comparación con el Cuarteto del Fin de los Tiempos. Se requiere una nota o entrada al respecto.

Yo, a mi juicio, creo que con los cuartetos podría sobrevivir musicalmente. Es la música que escucho de madrugada siempre. Si la forma sinfonía es una novela, en comparación literaria, el cuarteto es un ensayo filosófico. Y creo que Bartok es el gran maestro, el cenit de esta forma musical.

No, no fue el Op 76 lo que escuché. Fue el nº2 del Op. 77 en versión Takacs, claro. Creo que ese cuarteto es una puerta abierta al tormentoso siglo XIX sin perder las elegantes formas del XVIII.

Me ha encantado saber eso de que llevaba siempre una edición de sus cuartetos bajo el brazo.

De veras, que vuestros comentarios y entradas me han servido para saber mucho más y profundizar en esta incomparable música. Todo un regalo.

Aprovecho para, desde Masdrid, desearos a todos unas Felices Fiestas Navideñas. ¡Unidos por la buena música!

Un abrazo a todos

Elgatosierra dijo...

Hola amigos, ya estoy otra vez aquí.
Leiter, se te vuelve a saludar muy cordialmente. Con que fue el Cuarteto para Cuerdas n.º 67 en fa menor, FHE No. 14, Hoboken n.º III:82, Opus 77, el segundo "Lobkowitz", de 1799, y en versión del Takács, claro. Qué maestría tenía ya Papa Haydn para entonces. Ese cuarteto es una puerta abierta al tormentoso siglo XIX y al firmamento.
Vengo además, con relación a los Cuartetos de Cuerda de Béla Bartók como herederos de los de Beethoven, con algo mucho más importante y definitivo que mi humilde comentario, y apenas he tenido que merodear.
Se trata de una maravillosa página del Carnegie Hall de Nueva York, titulada, “The Emerson String Quartet: The Bartók Quartets. A Guide for Performers and Listeners”, que no tiene desperdicio. Por medio de vídeos, partituras y esquemas, los miembros del Emerson (Eugene Drucker [violín]; Philip Setzer [violín]; Lawrence Dutton [viola]; y David Finckel [violoncello]), auténticas autoridades en la interpretación de estos Cuartetos de Cuerda de Bartók (Deutsche Grammophon), ya citados por Ernesto en este post, introducen a los aficionados a estas maravillosas obras.
Escuchen por favor lo que dicen a propósito del Primero de la serie.
http://performanceguides.carnegiehall.org/Bartok/
SALUD, PAZ, UNA SONRISA, FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO PARA TODOS.
Elgatosierra

 
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