Sibelius en su retiro de Ainola
Es un compositor que me inspira muchas veces cierta sensación de hechicero, de conjurador sabio y meditabundo que destila las esencias de aquella naturaleza que le fue familiar. Pues, si comencé hablando de fórmulas breves que evocan realidades mayores, el arte de composición de Sibelius está basado justamente en esa rara cualidad. Él fue (y sigue siendo) capaz de reproducir en lengua sinfónica los acantilados, la marea, el bosque profundo, la nieve, las aguas dormidas de un gran lago en invierno, la aurora boreal reflejada en su superficie... No como simples postales, sino como elaboraciones vívidas, diría quintaesenciadas. Ahondando ese propósito con fervorosa severidad a través de los años, Sibelius fue llegando a la concisión máxima, hasta desembocar en el silencio. Uno de los más resonantes de que se tenga memoria en la Historia de la Música, a juzgar por la inquietud que causa en quienes hemos buscado sus razones.
Pero ahora, volvamos a las etapas del comienzo, cuando el Maestro compuso un poema sinfónico titulado “La Ninfa del Bosque”. La descripción de cuanto hay en el bosque más allá del bosque mismo nos atrapa desde sus primeros ostinati de las cuerdas, esa “aura” que anuncia una fórmula musical a punto de producirse.
Disfruten esta maravilla AQUÍ.
Cello solo: Timo Keinonen
WMA • VBR Quality 98 • 48 kHz
1 comentario:
Muchas gracias por este aporte. Tenia tiempo buscando esta poco conocida obra de Sibelius.
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