por Ernesto NOSTHAS
 La Revolución Cantante
La Revolución Cantante es el término mediático más difundido para los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en las Repúblicas Bálticas desde 
1987 a 1991, en los cuales 
Estonia fue protagonista principal. Como resultado de este proceso cultural y político, las Repúblicas Bálticas se independizaron de la hégira soviética a fines de 
1991.
El término fue acuñado por el activista estonio 
Heinz Valk en una nota periodística que dio la vuelta al mundo en 
junio de 1988, describiendo la vigilia realizada por más de 
300 mil personas en el 
Festival de la Canción de Tallin entre el 
10 y 11 de junio de ese año.
Este fue un ejemplo del poder de la cultura para expresar un mensaje político de libertad y democracia. En esos días, 
Lepo Sumera era el Ministro de Cultura de 
Estonia y fue un actor clave para abrir los espacios culturales estatales e incentivar la expresión política de la sociedad civil a través del arte.

Como recordarán, a consecuencia de los Acuerdos que dieron fin a la 
Segunda Guerra Mundial, los Estados Bálticos fueron ocupados militarmente por la 
URSS en 
1940 y luego anexados formalmente por 
Stalin en 
1944. 
Gracias a los espacios que se generaron a partir de las reformas políticas introducidas por 
Mikhail Gorbachev en 
1985, la opresión a la expresiones políticas fueron paulatinamente eliminadas y con ello los estados no-rusos anexados a la URSS empezaron a gestar movimientos independentistas, los cuales fueron incentivados por la política de Gorbachev de hacer del conocimiento público las atrocidades cometidas durante las anexiones realizadas en 
1940, junto con las fallidas políticas rusas de la invasión a Afganistán y el escándalo tras el incidente nuclear en Chernóbil.

Los Estados Bálticos fueron escenario de 
masivas marchas pacíficas que culminaban con el canto al unísono por cientos de miles de personas de canciones patrióticas, himnos nacionales (reprimidos desde la 
Anexión de 1940) 
y exhibiciones públicas de los símbolos patrios. En todos estos acontecimientos, sigilosa y diplomáticamente, el Ministro de Cultura Estonio, el compositor 
Lepo Sumera, facilitaba los espacios a los organizadores para desarrollar estas actividades. 
En estos años, en todas las actividades culturales se daban masivas manifestaciones pacíficas de cantos y vigilias. 
El 
clímax de este movimiento se dio en 
septiembre con los masivos actos realizados en el 
Festival de la Canción de Estonia, 
la cual reunió a más de la cuarta parte de la población total de la nación en la Arena de Festivales de Tallin y sus alrededores. Más de 
300 mil personas se tomaron de la mano 
y cantaron durante más de cinco horas seguidas canciones populares y el Himno Nacional Estonio.

Esta demostración dio pie para que el 
16 de noviembre de 1988, la 
Asamblea Nacional de Estonia emitiese la 
Declaración de Soberanía. Luego de ello, 
Estonia fue en 
1990 la primera nación soviética en desafiar abiertamente al poderoso Ejército Rojo, al emitir 
una convocatoria para un Servicio Militar Alternativo Estonio para los jóvenes en edad de prestar su servicio militar. Pese al ingreso de un convoy de tanques a Tallin a principios de 
1991, la sociedad civil protegió con murallas de escudos humanos “cantantes” las sedes de las estaciones de televisión, las Radios y el Congreso. En medio del acoso, el Gobierno Estonio emitió una Declaración de Independencia y repudió la legislación soviética 
instaurando un Gobierno de Transición y convocando a elecciones libres.El 
22 de agosto de 1991 la pequeña Islandia fue la primera nación en reconocer la independencia estonia, y partir de ello, luego de algunos infructuosos intentos de ocupar la nación y sus instituciones, ante las cuales nuevamente los muros humanos cantantes fueron los defensores, la 
URSS entregó su reconocimiento, aceptando su derrota. 
En conmemoración de esos hechos, la pequeña plaza que está enfrente de la Cancillería de 
Estonia cambió su nombre a 
Islandi Väljak 1, o "Plaza Islandia 1". En la placa que fue colocada en el centro de la plaza se lee: 
“La República de Islandia fue la Primera Nación del Mundo en reconocer el 22 de agosto de 1991 la Restauración de la Independencia en la República de Estonia”.
