- Obra: “An einen Säugling”, WoO. 108 (1783)
- Fuente citada: Maynard Solomon (1985): “Beethoven”. Barcelona: Javier Vergara, Editor, S.A. Pág. 34-35.
“A partir de esta cuestión, se originaban otros problemas fundamentales y en apariencia se concentraban en el misterio de su verdadera edad, pero de hecho y más profundamente se centraban en el secreto impenetrable: «¿Quién es mi verdadero padre?»
Aún no sabes de quién eres hijo. No sabes quién prepara los lienzos que te envuelven, quién te calienta y te suministra leche. De todos modos, creces en paz. En pocos años más, aprenderás a distinguir a tu madre entre todos aquellos que se ocuparon de ti. Sea como fuere, hay un proveedor oculto que a todos nos atiende —démosle nuestras gracias— con alimentos y bebida. Mi oscura inteligencia aún no lo comprende, pero después que pasen los años, si me muestro piadoso y creo, incluso él se revelará.“Desde aquí hay un corto trecho hasta la fantasía de la novela de familia.
“Sin embargo, la fantasía puede arraigar profundamente sólo cuando el niño se siente descuidado, maltratado, sin amor (o imagina que ésa es la situación). Las circunstancias de familia de su niñez, trágicas y rara vez mitigadas, situaban la «edad de oro» personal de Beethoven, no en su primera infancia, sino en el período que precedió a su nacimiento, inmediatamente después del matrimonio de sus padres, celebrado en 1767 y hasta la muerte del primer hijo, Ludwig María. «¿Qué es el matrimonio?» preguntaba a su madre, y Beethoven la oía: «Un poco de alegría y después una sucesión de pesares.» Envuelto en la tristeza, hundido en el aislamiento y la ensoñación, es posible que Ludwig van Beethoven haya sentido íntimamente que el primer eslabón de esa cadena de pesares se forjó en el momento de su propia concepción y su nacimiento. Volvía los ojos angustiados hacia un Edén al que no podía llegar, excepto compartiendo la identidad de su hermano mayor más favorecido.
“En definitiva, la novela de familia de Beethoven implicaba su creencia de que él era el «falso» hijo, que nunca podría ocupar el lugar del hermano muerto. Su fantasía de ennoblecimiento fue no sólo la afirmación de una nobleza deseada, o el rechazo engañoso de sus humildes padres, sino sobre todo la admisión de un patético anhelo de haber sido el primogénito, llorado pero no olvidado por sus padres. Por lo tanto, todas sus fantasías pueden tener una fuente única y transparente: pueden ser la expresión, la negación y la trascendencia simbólica del sentimiento de que no se lo amaba ni deseaba. Son la rectificación de una presunta ilegitimidad. Son el clamor, profundamente sentido —y sin respuesta— de un niño que ansía el amor de sus padres...”
7 comentarios:
GRACIAS QUINOFF !!!, por este documento histórico.
Querida Laurita, me alegra que te haya gustado; los laureles van para Elgatosierra, que trajo novedad a una figura que todos creemos conocer, como Beethoven.
Quisiera compartir esos laureles con el propio QUINOFF y con todas las personas que visitan este maravilloso fogón... JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y muy cordiales saluditos.
Elgatosierra :)
No creo conocer mucho de la vida de Beethoven, así que es todo nuevo para mí lo que escribiste, querido Gato. Gracias, y ¿sabes?, lo que talvez disfruté más es volver a leer tu "salud, paz y sonrisas"... me doy cuenta que lo extrañaba ♥
Abrazos para ambos!
Robín, me alegra mucho leer tu muy amable comentario.
Y así que otra vez, salud, paz, sonrisas y un entrañable y fuerte abrazo para ti.
Elgatosierra :)
Un enfoque muy lacaniano,cuasimahleriano,todo bien,es histórico el dato...pero Beethoven es Beethoven,no caldo de divanes apolillados,por fortuna,su Musik está más allá de cualquier neurosis creativa.Por ejemplo,escuchar el cuarteto 16 o la Gran Fuga siempre será una Epifanía para el alma de un derrotado,un zombie o una mangosta.Abrazo Gatus Sierra,capo genial.
Saludos Marcelo, algún día, si podemos, llegaremos a esas maravillas maravillosas de que hablas, y ese será otro cantar.
Salud, paz, sonrisas y muy cordiales saluditos.
Elgatosierra :)
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