GOETHE ocupa la cima de la cultura alemana por la multiplicidad de sus talentos. Ha sido el mayor literato que haya escrito nunca en alemán; también científico, hombre de Estado, profundo pensador e incluso alquimista; como alguien dijo, “el último hombre universal que caminó sobre la Tierra” —y mediante el “Fausto”, autor del último relato de alcance mítico gestado por Europa—. En suma, una lumbrera analizada en términos actuales por la psicóloga Catherine M. Cox en su libro Early Mental Traits of Three Hundred Geniuses, en el cual encabezó la lista de genios con un coeficiente intelectual de 210 (lo normal se sitúa entre los números 90 y 110).Pues bien, por lo visto este superdotado era un nulo irremediable a la hora de evaluar el talento ajeno. Si no, cómo puede uno explicar la cerrazón que manifestó siempre ante los lieder compuestos por Franz Schubert a partir de sus poemas, canciones que el compositor se tomó el trabajo de hacer llegar al propio Goethe y para las cuales este hombre descollante no tuvo ni la más elemental de las cortesías: contestar.Allá él y sus oscuros motivos. El veredicto de la Historia sigue laureando la sensacional inspiración de Schubert en el arte de llevar versos al pentagrama. Y ya que hablamos de habilidades extraordinarias, también este músico puede asombrarnos: con sólo 17 años de edad compuso el lied “Margarita en la Rueca” sobre la gran figura femenina presente en el mencionado “Fausto”, imagen virginal que encarna el amor puro, arrastrada a la desgracia por Fausto y Mefistófeles, y finalmente salvadora del protagonista en ultimísima instancia. Wikipedia nos ofrece un análisis accesible de esta canción.Schubert es capaz de reconstruir al personaje, el desasosiego que la trastorna, el girar de la rueca, el anhelo apasionado...Se los comparto más abajo, en la voz privilegiada de Kiri Te Kanawa (personalmente, me encanta el efecto flautato usado por la soprano neozelandesa en la expresión Mein Herz).
Texto original en alemán | Traducción al español |
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Meine Ruh’ ist hin, Mein Herz ist schwer, Ich finde sie nimmer Und nimmermehr. Wo ich ihn nicht hab Ist mir das Grab, Die ganze Welt Ist mir vergällt. Mein armer Kopf Ist mir verrückt, Mein armer Sinn Ist mir zerstückt. Nach ihm nur schau ich Zum Fenster hinaus, Nach ihm nur geh ich Aus dem Haus. Sein hoher Gang, Sein’ edle Gestalt, Seine Mundes Lächeln, Seiner Augen Gewalt, Und seiner Rede Zauberfluß, Sein Händedruck, Und ach, sein Kuß! Mein Busen drängt sich Nach ihm hin. Ach dürft ich fassen Und halten ihn, Und küssen ihn, So wie ich wollt, An seinen Küssen Vergehen sollt! | Desapareció mi sosiego y me pesa el corazón, nunca conseguiré hallar la paz. Soy como una muerta si él no está junto a mí. El mundo entero carece de atractivo. Enajenada tengo mi pobre cabeza, y todos mis sentidos deliran incoherentes. Si miro por la ventana, sólo a él mis ojos buscan. Únicamente por encontrarlo salgo fuera de casa. Su caminar altivo, su noble figura, la sonrisa de su boca y el fuego de su mirada. El fluir encantador de sus palabras, la caricia de sus manos, ¡Oh! ¡Y sus besos ardientes! Mi pecho hacia él se enarca en poderoso impulso. ¡Si pudiera tomarlo, retenerlo junto a mí, y besarlo, hasta saciar mis ansias, hasta quedarme muerta bajo sus labios! |
4 comentarios:
Que belleza!
Subí el volúmen de los parlantes y estoy disfrutando ésta maravillosa versión con la voz de Kiri Te Kanawa.
Gracias me encantó, toda la entrada, música, pintura, poesía...que más se puede pedir?
Besos Quinoff
Gracias Adri, besos para ti también! Esta canción es una de esas cosas que me gustan tanto como la vida, me alegro que la disfrutes!
Buenas tardes, acabo de descubrir este magnífico blogg y debo felicitar el buen gusto que tiene en todos sus apartados.
Schubert ... es un mundo entero en cada una de sus cadencias y matices. No hay vez que escuche sus canciones que no descubra nuevos guiños, aun en aquellas piezas más escuchadas y conocidas.
Celebro con ustedes esta estupenda versión de Kiri te Kanawa, una de mis sopranos favoritas.
Gracias por compartir. Un cordial saludo
Gracias Iolanta (como la ópera de Chaikovsky...). Qué bien que coincidimos en ese universo llamado Schubert! Recibe la bienvenida y vuelve cuando quieras!
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