Sergei Vasílievich Rajmáninov [Сергей Васильевич Рахманинов] (1873-1943) es probablemente uno de los compositores mejor tratados por las casas discográficas y las salas de concierto. Puede no concitar el elogio unánime de la crítica —encandilados con los rupturismos de Stravinsky, Prokofiev o Shostakovich— pero esa misma crítica tampoco ha logrado destruir jamás la adhesión de una amplia audiencia, firmemente cautivada por la fuerza dramática, el arrebato melódico, el impacto emocional, en fin, el pathos de este aristócrata eslavo. Y esto lo demuestra aquel “buen trato” a que aludí al principio: la industria musical sabe que Rajmáninov tiene público.
Sergei Vasílievich vivió la mayor parte de su existencia en el siglo XX, y es uno de los escasos “grandes” que lograron dejar memoria fonográfica de su talento; sin embargo, nuestro compositor nunca perteneció del todo al nuevo siglo.
Parte del encono de cierta crítica contra él derivó precisamente de este hecho. Lo fustigaban por negarse a abandonar su concepción musical, heredera del Romanticismo de un Chaikovsky, un Rubinstein o un Scriabin, a quienes conociera personalmente.
Pero a cambio de esa negativa a evolucionar en la misma dirección que lo hacía el resto, Rajmáninov produjo una obra de gran coherencia estilística, ansiosa por comunicar belleza y distribuida en amplia variedad de géneros, en especial el apartado pianístico. Es que el creador ruso poseyó legendarias facilidades como intérprete: sus casi dos metros de estatura se correspondían con manos capaces de abarcar 13 notas en el teclado, amén de la aptitud para reproducir obras complejas luego de oírlas una sola vez. Su carrera como virtuoso —una de sus más celebradas facetas como músico profesional— le merece un indisputable lugar entre los pianistas más grandes de todos los tiempos.
Sus conciertos para piano, seguramente los más conocidos del siglo XX, figuran también entre los más desafiantes nunca compuestos (en especial el Tercero) y aun así, en ellos la complejidad no ahoga su belleza y lirismo.
Dígase lo mismo del inspirado manejo de la paleta orquestal, de sus canciones (probablemente sea Rajmáninov el creador definitivo de la canción rusa de concierto) o de su obra coral.
La arquitectura musical le trajo problemas, dilema común para eslavos y latinos, pero sorteó el escollo con su fenomenal capacidad para comunicar emociones y “enganchar” con el oyente. En este punto específicamente —que no en otros— quizá sea Rajmáninov el más genuino continuador del gran Chaikovsky.
Seguro que ya desde el inicio (la Variación núm. 18 de la Rapsodia sobre un tema de Paganini) más de alguno/a se sentirá transportado. Pienso, por ejemplo, en mi amiga Mara, a quien dedico esta entrada.
D E S C A R G AMP3 CBR 320 kbps | scans | 13 tracks | RAR 176,7 MB
1. Variation No. 18 / from Rhapsody on a Theme by Paganini, Op. 43
2. Prelude in C Sharp minor, Op. 3 No. 2
3. Prelude No. 5 in G minor, Op. 23
4. Allegro scherzando / from Piano Concerto No. 2 in C minor, Op. 18
5. Adagio / from Symphony No. 2 in E minor, Op. 27
6. Tarantella / from Suite for 2 Pianos No. 2, Op. 17
7. Vocalise, Op. 34 No. 14
8. In the Silence of the Night, Op. 4 No. 3
9. Allegro scherzando / from Sonata for Cello and Piano in G minor, Op. 19
10. Spring Waters, Op. 14 No. 11
11. Lord, now lettest Thou Thy servant depart in peace / from Vespers, Op. 37 All Night Vigil
12. Allegro ma non tanto / from The Bells, Op. 35
13. Non Allegro / from Symphonic Dances Op. 45
16 comentarios:
Gracias Joaquin por este Rachma de lujo!
Desde Francia un recuerdo !
Mari
Precioso disquito y maravillosa música para hacer afición. Sin lugar a dudas Rachma era uno de los grandes.
Gracias por el regalo QUINOFF.
A tus pies Mari.
Y me falta alguien por aquí. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saluditos para todo el fogón.
Elgatosierra
Gracias, muchas gracias Joaquín, por la dedicatoria y por el disco.
Ese concierto, el número 3, me puede, y la deliciosa Rapsodia para un tema de Paganini...bueno, como decís, ¡transporta!.
Precioso regalo, querido.
Abrazo!
Estimado Quinoff:
Leyendo tardíamente esta entrada, me querría permitir el atrevimiento (si me permites) de hacerte una observación.
El apellido Rachmaninoff (con dos "efes") no es debido a la grafía inglesa, pues de hecho también Rachmaninov también es grafía fonética inglesa, pues como tú ya sabes en grafía española lo escribimos Rajmáninov.
Lo de la doble f final se debe a la grafía rusa pre-soviética. Cuando llegaron los soviéticos al poder, una de las primeras cosas que hicieron fue simplificar el complicadísimo alfabeto cirílico, eliminando bastantes letras y dejando sólo dos de las varias letras mudas que antes existían. De hecho, la Iglesia Ortodoxa rusa, que se resiste al cambio, sigue conservando el anterior alfabeto, y muchos rusos no entienden siquiera los textos eclesiásticos.
Uno de los cambios más aparentes realizados por los soviéticos fue el de sustituir la terminación de los apellidos -ff por -v. Y Rajmáninov, quien nunca aceptó esos nuevos tiempos, ni en música ni en política, decidió conservar su apellido tal y como lo tenía desde que naciera...
Así que ambas versiones, en el caso de Rajmáninov/Rajmáninoff, que vivió a caballo de dos tiempos, son válidas en español.
Muchos saludos y gracias por este magífico blog que sigo con gran placer.
Te agradezco mucho la observación, que aclara por fin mis dudas. Verás: bastantes años atrás leí en una biografía corta del músico esa misma alusión que haces tú a la actualización de la ortografía rusa ocurrida a principios del siglo XX. Pero con el tiempo, consultando sobre el asunto, siempre me dijeron que los rusos utilizaban la V y no la doble F (transliterando, claro). Por lo cual me remití a la forma occidentalizada que eligió el propio compositor para presentarse. Entre nos, me gusta más escribir la terminación con “FF”. ¿A que no adivinas en qué andaba pensando cuando elegí llamarme “Quinoff”? jejeje...
En cuanto a los textos litúrgicos, entiendo que esa compleja variedad del idioma se denomina explícitamente no ya ruso, sino eslavo eclesiástico, e incluso antes de la reforma ortográfica soviética era considerada pretérita y díficil. Supongo, para dar un ejemplo, que debe representar una diferencia como la del español del Siglo de Oro (El Quijote, etc) y el de la actualidad. Aprovecho de preguntarte: la combinación “KH” debe correponder a nuestra “J”, ¿verdad? Pienso en Khachaturiam.
Un abrazo, y gracias otra vez
Link caido :-(
Luis, gracias por avisar, lo repondré a la brevedad y avisaré por aquí mismo.
Enlace repuesto
Impresionante, mil gracias.
Un abrazo grande desde Argentina.
Muchas gracias, una obra de los dioses la musica de Rachmaninov.
Muchas gracias por tu aporte, maravillosa e intensa música
Gracias a ustedes, amigos, por visitar este blog. Un gusto saber que compartimos la admiración por Rachmaninov.
Maravilhoso tudo, aqui: os textos base explicativos, os comentários dos participantes, sempre cultos, elevados, pedagógicos e sensíveis. E, a seleção musical, invariavelmente, de inquestionável qualidade.
Eu estou muito grato. E, sou feliz, aqui, como numa casa confortável, musical e alegre onde me sinto bem.
HP
Amigo breve encontro, siempre es una gran alegría para mí leer tus comentarios, mto obrigado pela sua visita. Aliás, falou mto bem: esta aquí é sua casa!
Barbaridad de pianista fino, selecto, saludos desde Guatemala, regalón de oro de mil quilatesssssssssssssss.
¡Gracias Francisco!
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