domingo, 24 de abril de 2011

MÚSICA MÁS ALTA

angel de mármol

Me parece curioso recordar la época en se esgrimía el concepto “modernidad” para dar (o quitar) aprobación a las tendencias artísticas. Curioso, digo, porque la “modernidad” es una situación atada al tiempo, necesariamente, y el tiempo no tiene domicilio fijo. Lo único que podemos saber acerca del futuro es que aún no existe, luego no tiene propietarios (aunque sí especuladores). Existe el momento presente, pero al modo incompleto de todo lo que está siendo. Nos queda, pues, nuestro pasado como única certeza consolidada. Sólo a partir de él podemos definir el presente y aventurar el futuro. Es nuestra primera posibilidad de perspectiva. Por ende, el pasado de nuestra cultura merece ser tenido más en cuenta para obtener de él toda su latente riqueza. Así es como lo transitoriamente “moderno” se hace duraderamente “clásico”.

Y eso me lleva a otro rasgo notable de épocas pasadas (es decir, del presente de antaño) como fue el haber centrado sus afanes en lo definitivo, lo permanente, lo duradero. Hoy el acento está en lo efímero, que tanto es veloz como desechable. Quizá por eso en nuestra “Era Fugaz” la vida se acelera continuamente —y hasta hemos perdido el dominio sobre la velocidad, quedando a merced de ella— mientras la “Era de lo Duradero” tendía al sosiego. El problema de acelerar es que el entorno desaparece y el ámbito visual se va focalizando cada vez más. La velocidad realza lo inmediato pero disminuye la amplitud del paisaje. Y la inteligencia humana, para comprender, requiere contexto, perspectiva. Amplitud. Recién entonces descubrimos el significado de cosas que antes descuidamos por tratarlas “a la rápida”. La información recopilada en fragmentos adquiere, por virtud del sosiego, súbita coherencia, y nos formamos una idea acabada de la realidad. Es cuando pronunciamos nuestros eurekas.

Por eso “hay que hacerse un tiempo” para escuchar a los grandes polifonistas. Es decir, los disfrutaremos verdaderamente cuando nos detengamos para oírlos. Cuando atendamos. Cuando sincronicemos nuestro ritmo con el movimiento vívido, lúcido y pacífico de estos compases. Será entonces cuando el mensaje de esta música se hará evidente, por así decir, con paz de útero.

De esta manera poco convencional he querido proponerles la audición del disco “Beyond Chant — Mysteries of the Renaissance”. Disfruten la mejor música para esta época del año:

D E S C A R G A

MP3 CBR 320 kbps | scans | 24 tracks | .7z 141,7 MB

1. Sicut Cervus / Palestrina
2. Ave Maria / Josquin Desprez
3. Justorum Animæ / Orlando de Lassus
4. Jesu Rex admirabilis / Palestrina
5. Exultate Deo / Palestrina
6. Exultate Justi / Viadana
7. Jesu, dulcis Memoria / Victoria
8. Ave Verum Corpus / William Byrd
9. Salmo 90 / Sweelinck
10. Salmo 96 / Sweelinck
11. Hodie Christus Natus Est / Sweelinck
12. O Maria Virgo Pia / Anónimo medieval
13. Tu Pauperum Refugium / Josquin Desprez
14. O Sacrum Convivium / Thomas Tallis
15. If Ye Love Me, Keep My Commandments / Thomas Tallis
16. Hossana to the Son of David / Gibbons
17. O Quam Gloriosum / Victoria
18. Selig sind die Toten / Schütz
19. Heu Nos Miseros / Leo
20. Exaltabo Te / Palestrina
21. O Sing Joyfully / Batten
22. O Magnum Mysterium / Victoria
23. Laudate Nomen Domini / Tye
24. Cantate Domino / Hassler

6 comentarios:

El flautista dijo...

Muchas Gracias por compartir este tesoro musical, no hay palabras para describir lo que genera escuchar todas esas obra, o cantarlas, es de verdad maravilloso. Me alegra haber encontrado tu blog también =).

Saludos

Alvaro P.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Muchas gracias Álvaro, y bienvenido siempre!

Marlowe dijo...

El link no está bien.
Un saludo.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Link actualizado

WillFern dijo...

cual es la contraseña ? buenos días

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Estimado Will, creo que no tiene contraseña. Pero, si la tuviera (por error), sería "quinoff"

 
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