Agridulce ha resultado para la Música la despedida del corriente mes, saludado en Europa como “abril, flores mil”… pero flores que ahora se repartieron entre tumbas y festejos. Las flores luctuosas fueron para la grandísima mezzo Christa Ludwig, monumento al canto lírico que brilló en la segunda mitad del siglo pasado y falleció con longevos 93 años el pasado 24 de abril en Klosterneuburg, Austria. Los amantes de la música recordaremos siempre su especial vínculo con el repertorio germano y sus interpretaciones de Mozart, Beethoven, Wagner, Mahler y Strauss. Me consuelan las palabras de una querida amiga soprano que, comentando esta despedida, me dijo “es muy triste, pero su legado será eterno”.
Eternamente… es la última palabra de una de las grandes obras mahlerianas que Ludwig abordó: La Canción de la Tierra. De allí les comparto esos compases finales en una gran interpretación en conjunto con Leonard Bernstein y la Filarmónica de Israel:
¿A dónde voy? Voy a errar por las montañas.
Busco la tranquilidad para mi corazón solitario.
Hago camino hacia la patria, hacia mi hogar.
Ya nunca más vagaré en la lejanía.
Mi corazón está tranquilo y espera su hora.
¡La querida tierra florece por todas partes en primavera
y se llena de verdor nuevamente!
¡Por todas partes y eternamente resplandece de azul la lejanía!
Eternamente... eternamente...
Y por otra parte, hoy 29 de abril el director indio Zubin Mehta ha celebrado 85 años de vida. Daniel Barenboim, colega y amigo, le ha dedicado un concierto de homenaje con la Orquesta Estatal de Berlín, en el teatro de Ópera Unter den Linden, con obras de Beethoven y Schubert que pueden escuchar pinchando este link.
Por mi parte, les comparto en el reproductor más abajo el homenaje de bienvenida que hace pocos años le brindara la Filarmónica de Israel a Mehta cuando regresó a su último período encabezando dicha formación: