Estas fechas son ocasión inmejorable para compartirles otra versión de los “Responsorios de Tinieblas” del genial Tomás Luis de Victoria, maestro consumado de la polifonía renacentista y artista de asombrosa sutileza expresiva incluso con medios tímbricamente limitados, como puede ser un coro a capella.
En sus manos la combinación de genio musical y voces humanas —en una época donde la armonía avanzaba en lenta transición desde los modos gregorianos a los esbozos de nuestro sistema tonal— gestó obras con vocación de inmortalidad, acuñando modelos de referencia para los artistas venideros.
Si los maestros italianos como Palestrina muestran una inspiración sobrecogedora que traducen mediante melodías de largo aliento, extrovertidas, Victoria domina un estilo en donde la expresión se concentra y se ciñe al texto de las obras. Esta regla no impone ninguna limitación, como ninguna norma lo es para un genuino artista. Tampoco resta calor a sus composiciones, al contrario, su sobriedad potencia aún más la expresividad.
Victoria ofrece una mezcla rotunda de misticismo y apasionamiento. ¿Sorprendente combinación? No tanto si lo pensamos un poco; ¿qué más apasionado que un arrobamiento como los que describe una santa Teresa de Ávila, por ejemplo, a quien Victoria trató personalmente?
Nuestro compositor aparece en la historia musical en un momento de prodigiosa creatividad, como fue el Siglo de Oro español. Es una cumbre doble ya que integra dos tríadas memorables: la de los grandes polifonistas europeos, junto a Palestrina y Orlando de Lassus, y la de los mayores polifonistas hispanos junto a Cristóbal de Morales y Francisco de Guerrero.
La totalidad de su producción pertenece al género sacro, y en ella despunta muy especialmente esta colección de responsorios para Jueves, Viernes y Sábado santos — llamados “de Tinieblas” por las particulares circunstancias del rito al que estaban destinados. (Este apartado lo explican mis queridos amigos Elgatosierra y Fernando de León en artículo dedicado hace unos años a esta obra, que pueden revisar pinchando aquí.)
El coro está integrado por voces infantiles para los registros agudos, tal como las escolanías (conjuntos corales adscritos a un monasterio o iglesia) habituales en época del gran compositor español. Personalmente, es la versión que me parece más poderosa de las que conozco mejor (siendo las otras la de The Tallis Scholars y de The Sixteen).
Espero que la disfruten:
MP3 256kpbs · 48 kHz | .7z 142,71 MB | Yandex.ru
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