
Tal día como hoy, 26 de marzo, fallecía en 1827 uno de los artistas mayores de la Humanidad, Ludwig van Beethoven, el hombre cuya expresividad arrolladora abrió cauces nuevos a la música occidental, revolucionando especialmente la sinfonía, el cuarteto de cuerdas y la literatura para piano.
Recordemos su memoria con la Marcha Fúnebre que el maestro incluyó en su Música Incidental «Eleonore Prochaska» (para solistas, coro y orquesta, WoO 96). La pieza es el cuarto número (y final) de esta creación ocasional, y consiste en un arreglo para orquesta completa de la marcha fúnebre de la Sonata para Piano nº 12 en La bemol mayor, Op. 26, que en esta ocasión Beethoven transporta a la tonalidad de Si menor (es decir, un tono y medio más arriba que el original).
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