miércoles, 16 de marzo de 2011

DVORÁK: LEYENDAS, op. 59 [Iván Fischer · BFO · @MP3]

cover
La música de Antonín Dvořák está impregnada del aroma de los bosques y los campos checos. Esa identificación es tan irresistible que se ha vuelto un tópico; y aun así, sigue siendo una verdad sin desgaste.

En esa frescura, en esa calidez y espontaneidad, Dvořák se parece como pocos a Schubert. Ambos creadores se enamoraron de la vida popular, común y corriente, que nada tiene de anodino. Ambos poseyeron un instinto singular para tomar los corazones desde esa cotidianeidad y remontarlos a emociones e intuiciones amplias, casi diría trascendentales. Conocen, en fin, la magia que hace saltar una estrella desde el suelo.

Leyenda, Op. 59 nº 1, de Dvořák

No hay mejor argumento para fundamentar mis palabras que la misma música de Dvořák, esta vez la suite “Leyendas”, Op. 59, en la transcripción orquestal realizada por el propio compositor. Las diez piezas que integran este número de opus fueron escritas primero para piano a cuatro manos, entre el 30 de diciembre de 1880 y el 22 de marzo de 1881, y dedicadas ni más ni menos que a Hanslick, el severo árbitro del gusto musical vienés, quien las tuvo en mucho aprecio. De hecho, Hanslick (que había nacido en Praga como miembro de una familia de habla alemana) venía brindando amplio respaldo a su modesto compatriota desde 1874; simpatía que pronto sería compartida por el más influyente compositor de Viena, Johannes Brahms.

Los buenos oficios de estos admiradores poderosos propulsaron la carrera del checo; por ejemplo, el prestigioso editor Simrock, de Berlín, editó por mediación de Brahms los Duetos moravos y la primera colección de Danzas Eslavas. El gran resultado comercial de estas partituras lo espoleó a comisionar nuevas obras al compositor, quien no tardó en remitir la colección que da título al presente disco.

Dvorák

Dvořák no explicitó referencias para estas “Leyendas” (y es comprensible, una vez que la música programática era cosa de la Nueva Escuela Alemana, cuyo gran adalid era Wagner, odiado por Hanslick, el dedicatario de la obra). Hay quien sugiera probables alusiones a los santos de su patria, inspirado en las “Leyendas de San Francisco” que compusiera Liszt para el piano. El caso es que estas páginas están llenas de reminiscencias checas en el uso de formas danzables y de melodías con sabor campesino, como también imbuidas de un clima contemplativo que las vuelve mucho más íntimas que las anteriores “Danzas Eslavas”. También, los giros armónicos inesperados y la exquisita “orfebrería” de voces entrelazadas nos muestran al gran maestro de 9 sinfonías. La instrumentación de las piezas ocupó a Dvořák entre el 13 de noviembre y 9 de diciembre de 1881, con estupendos resultados tímbricos.

El disco incluye otras obras de pequeña factura, las Miniaturas, el Nocturno en Si mayor y los Valses de Praga, pensados para el Club Nacional de la capital checa y su baile para festejar 30 años de existencia. Cinco valses hilvanados con vigor, encanto popular y eficacia instrumental, que redondean este disco bajo la fresca y vital dirección de Iván Fischer y su Orquesta Festival de Budapest.

» D E S C A R G A

MP3 CBR 320 kbps | scans | 16 Tracks | RAR 155 MB | Yandex

1 comentario:

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Dvorák enlace repuesto!

 
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