lunes, 1 de junio de 2009

EL GRAN QUASTHOFF


Hace ya bastante tiempo que me sorprendió cierta voz de bajo-barítono alemán, oída casualmente en una versión del Oratorio de Navidad, de Bach. Cantaba un aria para bajo y trompeta (‘Grosser Herrn’) que me pareció servida de manera perfecta, y lo digo habiéndola comparado con otras versiones. Tanto la voz del cantante como su potencia y capacidad de interpretación merecían los mayores elogios (un bajo envolvente y unos agudos preciosos, un amplio abanico de matices y el tino para elegirlos). Desde entonces recordé el nombre: Thomas Quasthoff.

Pocos años más tarde, con el nombre en la cabeza, me puse a buscar la imagen de este señor. Esperaba a un gran alemán, de esos con aspecto inteligente y vital (al estilo Fischer-Dieskau)... y me llevé una violenta sorpresa. Era un hombre deforme.

Había sido una de las tantas víctimas del fármaco “talidomida”, que durante años se distribuyó en Europa a las embarazadas como sedante. Pero causaba focomelia, o sea, la ausencia o excesiva cortedad de los miembros. Quasthoff padece esta malformación. En sus propias palabras, “1 metro 34 de altura, brazos cortos, siete dedos (cuatro derechos, tres izquierdos), cabeza grande y relativamente bien formada, ojos castaños, labios prominentes. Profesión: cantante”.

Y sin embargo ... ¡qué voz, señores, qué voz! Derrotando las crueldades farmacéuticas, este alemán se ha convertido en uno de los maestros de la cuerda de bajo en la actualidad. Pocos cantan tan bien, con tanta alegría, tanta sabiduría, tanto gusto.

Bien, eso fue la presentación sumaria.

Ahora dejo con Uds. a Herr Quasthoff.




An Schwager Kronos (A Cronos el Cochero) / Arreglo orquestal de Brahms

Sobre este Lied he encontrado la oportuna explicación de Hyalmar Blixen:
En algunos casos, la nota grave, sombría, se aúna de paso, en un mismo lied, a frases que contrastan por ser justamente expresiones antagónicas, como en el poema, también de Goethe, «Al postillón Cronos» (An Schwager Kronos) de 1816. Allí —expresa Theodore Gerold— «hallamos una nueva nota; el tono lúgubre que predomina en los dos trozos precedentes ha dado pasos a motivos plenos de una alegre audacia y de una sana energía. Nuevamente el papel descriptivo de la música está aquí reciamente acentuado. La idea fundamental del poema: el deseo de efectuar rápida y enérgicamente la carrera al abismo, hacia el cual nos arrastra el Tiempo, está expresada mediante ritmos plásticos. El motivo del "trote ruidoso" predomina durante toda la primera parte y retorna dos veces todavía, enlazándose, al final, al del cornetín del postillón. La estrofa idílica y lírica del medio forma un encantador contraste con el principio y el fin del trozo, más rudos y más realistas. Creo que domina, en canciones de este tipo, algo de la tremenda ironía de algunos grabados de Holbein, que una vez vistos no pueden ser olvidados».


Winterreise: Auf dem Flusse / Daniel Barenboim, piano

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R E C O M E N D A D O S

2 comentarios:

Elgatosierra dijo...

Solo de pensar que en algunas culturas se ha eliminado e incluso aún se elimina a seres humanos con alguna deformidad se me pone la carme de gallina.
Quién tiene de derecho a privarnos de personalidades como Satie o Quasthoff.
Ellos son un ejemplo para todos nosotros.
Las buenas lenguas me han contado que el Winterreise de Quasthoff con Spencer para la RCA es de aurora boreal. ¡Quién le pillara! Si alguna alma caritativa nos hiciera el favor yo le estaría muy agradecido.
Para desengrasar un poco propongo la atenta escucha de la improvisación de Bobby McFerrin y Thomas Quasthoff en el Festival de Jazz de Viena del 2008, una delicia musical:
http://www.youtube.com/watch?v=RESX8YroSCQ
Salud, paz y una sonrisa por favor.
Elgatosierra

mara dijo...

touche.

 
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