jueves, 1 de enero de 2009

La Música Simple


Jardín de rocas

Todo lo Bueno es, en el fondo, Simple. Ni pomposo ni intrincado ni pretencioso, sino descaradamente simple. Toda gran idea, toda gran música, en fin, toda cosa que admita cualquier matiz de grandeza, parte de una raíz simple; que no es básica ni deficiente, sino rotunda como un monosílabo. Hasta Dios, para responder a la pregunta “¿Quién eres?”, sólo dijo: “Yo soy”. No pretendo teologizar, sino apuntar al meollo de mi argumento: esa sencillez de las cosas buenas consiste en ser plenamente aquello que son, sin aparentar lo que no son. Belleza sin cosméticos. Pura evidencia.

Esto es lo que más me conmueve de la música clásica. Cierto que muchos autores se pierden en una imponente demostración de lógica... pero para mí, primero parten de cosas simples. Ideas tan luminosas que nos atrapan de inmediato. Verdaderos eurekas musicales que cualquier niño puede repetir, y que a menudo se traspasan a la memoria colectiva, viviendo una vida propia. Bach, con toda su matemática, siempre parte de una hermosa idea simple. Compruébenlo. Mozart... Bástenos recordar que cuando sus óperas se estrenaron en Praga, la gente silbaba sus arias en la calle. Dvorak... quien haya oído la melodía de las trompetas, en el final de la “Sinfonía del Nuevo Mundo”, no la olvidará nunca más. Verdi... ¿quién no ha canturreado “La Donna é mobile” o la Marcha de “Aída”? Beethoven... ¿hay alguien que no conozca las cuatro notas con que empieza la Quinta Sinfonía? Quizás la más famosa secuencia de notas que se haya compuesto.

No es la única razón, pero pienso que cuando la música fue perdiendo sencillez (sencillez fecunda, repito, no empobrecedora), perdió el enganche. Y fue el momento en que prosperó la música popular, ofreciendo (o tratando de ofrecer) esa belleza accesible que conmueve y arrastra.

Pero entre los músicos actuales, con su marketing a cuestas, a veces uno escucha más pretensión que música. Los que perduran, sin embargo, siempre son los que tenían el don de, un poco “divinamente”, decir en su música “esto es”.


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A modo de ejemplo, un tema que brilla tanto por su belleza como por su sencillez.


Sting ... Fields of Gold

1 comentario:

Monomakhos dijo...

Yo solía ser de aquellos que infravaloran la belleza de la sencillez. Los años me han enseñado que estaba en un completo error. Hoy, más que nunca, veo magnificencia hasta en el más pequeño de los insectos durante la más breve caminata en la floresta local.

 
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