jueves, 25 de octubre de 2018

EN SUEÑOS

«Joven dormido» / William Dobell
 
Los sueños refieren a un enigmático mundo interior que cada persona lleva consigo. Los míos me divierten y me extrañan al mismo tiempo. A menudo logro recordarlos tras despertar y, si tengo ocasión, los anoto.

Aventuras de todo tiempo y circunstancia, situaciones extravagantes o de ambigua familiaridad, presencia permanente de todo mi bagaje de conocimientos y experiencias —desde personajes de cómic hasta “enemigos intelectuales” de otros siglos que asoman sin invitación—, escenarios urbanos que se repiten, recuerdos de otros sueños dentro del sueño, poderes que voy 'dominando' con el paso del tiempo... Es una vorágine a veces agotadora.

Según parece, el caso ha ido recrudeciendo en intensidad, porque mi otrora pacífica manera de dormir ha desarrollado gestos corporales —ya me han visto levantando brazos y mascullando palabras—. Anoche mismo pasé una áspera velada sentado a la mesa con Carlos Marx y familia (suya y mía) en una casa que frecuenté durante mi adolescencia... No sé si contarlo a un psicólogo o a un guionista...


«Träume» (1857) / Richard Wagner, ciclo de canciones sobre poemas de Matilde Wesendonck

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es bueno soñar, la Biblia cita muchas veces los sueños como revelación. En este caso parece algo sencillo explicarlo: se está confrontando lo que has recibido moralmente de tu familia con las enseñanzas de Marx, que se ven reforzadas por la respectiva familia que lo acompaña.
De todos modos, es mejor que tengas sueños más agradables. Saludos.

Anónimo dijo...

Ni uno, ni lo otro. Vos debés ir a un médico general para hacer una analítica y ver que todo es correcto.

 
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