viernes, 12 de julio de 2013

{poesía} 109 años con NERUDA

Hacía tiempo que no publicaba nada del gran Pablo Neruda. Una cuota de disgusto me enturbiaba la lectura; y es que la perpetua melancolía del vate empezó a tejer sensaciones cenicientas en mi interior, bamboleando entre la admiración y el hartazgo. No más, decidí. Y le dejé residir en la tierra, como él quería.

Pero ahora he vuelto a apretarle la mano. Ciertas cadencias, ciertas quejas, cierta magia siempre me devuelve a sus páginas, en las cuales he llegado a adivinar —difusa, latente— esa antigua inspiración que animó a los escritores hebreos. Hoy se cumplen 109 años desde que Neruda vino al mundo para darle nuevo nombre a tantas cosas, incluyéndose. En poetas como él recuperamos el don de la palabra capaz de fabricar mundos. Por eso elijo apenas fragmentos de poemas que quiero “paladear”, a la manera de un licor envejecido.


Oda al Mar


AQUÍ en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que si, en azul,
en espuma, en galope,
dice que no, que no.
No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla,
entonces
con siete lenguas verdes
de siete perros verdes,
de siete tigres verdes,
de siete mares verdes,
la recorre, la besa,
la humedece
y se golpea el pecho
repitiendo su nombre.
Oh mar, así te llamas,
oh camarada océano,
no pierdas tiempo y agua,
no te sacudas tanto,
ayúdanos,
somos los pequeñitos
pescadores,
los hombres de la orilla,
tenemos frío y hambre
eres nuestro enemigo,
no golpees tan fuerte,
no grites de ese modo,
abre tu caja verde
y déjanos a todos
en las manos
tu regalo de plata:
el pez de cada día.

Aquí en cada casa
lo queremos
y aunque sea de plata,
de cristal o de luna,
nació para las pobres
cocinas de la tierra.
No lo guardes,
avaro,
corriendo frío como
relámpago mojado
debajo de tus olas.


Sólo la Muerte


HAY cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.

Hay cadáveres,
hay pies de pegajosa losa fría,
hay la muerte en los huesos,
como un sonido puro,
como un ladrido sin perro,
saliendo de ciertas campanas, de ciertas tumbas,
creciendo en la humedad como el llanto o la lluvia.

Yo veo, solo, a veces,
ataúdes a vela
zarpar con difuntos pálidos, con mujeres de trenzas muertas,
con panaderos blancos como ángeles,
con niñas pensativas casadas con notarios,
ataúdes subiendo el río vertical de los muertos,
el río morado,
hacia arriba, con las velas hinchadas por el sonido de la muerte,
hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.

A lo sonoro llega la muerte
como un zapato sin pie, como un traje sin hombre,
llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,
llega a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan
y su vestido suena, callado, como un árbol.

Yo no sé, yo conozco poco, yo apenas veo,
pero creo que su canto tiene color de violetas húmedas,
de violetas acostumbradas a la tierra
porque la cara de la muerte es verde,
y la mirada de la muerte es verde,
con la aguda humedad de una hoja de violeta
y su grave color de invierno exasperado.

Pero la muerte va también por el mundo vestida de escoba,
lame el suelo buscando difuntos,
la muerte está en la escoba,
es la lengua de la muerte buscando muertos,
es la aguja de la muerte buscando hilo.
La muerte está en los catres:
en los colchones lentos, en las frazadas negras
vive tendida, y de repente sopla:
sopla un sonido oscuro que hincha sábanas,
y hay camas navegando a un puerto
en donde está esperando, vestida de almirante.

Pablo Neruda

1 comentario:

Laura Schwartz dijo...

Quinoff, qué poesías has elegido! Oda al mar es la música, colores y sabores de la costa chilena y el frío Pacífico.
Sólo la muerte nos envuelve en lo inevitable:"el sonido silencioso de la muerte". Cómo trabaja nuestro corazón para sobrevivir en nuestra transitoriedad con el poderoso sonido silencioso de la muerte....

 
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