BURNT NORTON
(fragmentos)
I
El tiempo presente y el tiempo pasado
Acaso estén presentes en el tiempo futuro
Y tal vez al futuro lo contenga el pasado.
Si todo el tiempo es un presente eterno
Todo tiempo es irredimible.
Lo que pudo haber sido es una abstracción
Que sigue siendo perpetua posibilidad
Sólo en un mundo de especulaciones.
Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.
Eco de pisadas en la memoria,
Van por el corredor que no seguimos
Hacia la puerta que no llegamos nunca a abrir
Y da al jardín de rosas. Así en tu mente
Resuenan mis palabras.
Pero no sé
Con cuál objeto perturbamos el polvo
Que vela el cuenco en donde están los pétalos
De rosa.
[...]
IV
Han sepultado al día el tiempo y la campana.
Oscura, ahuyenta el sol una nube lejana.
¿Se volverá hacia nosotros
El girasol? Errante
¿Se doblará la clemátide?
¿Se aferrarán el ramo y el zarcillo colgante?
Y del ciprés los dedos enroscados
¿Acaso de nosotros han de pender helados?
Después que el ala
Del martín pescador ha respondido
Con la luz a la luz y el silencio ha venido
La luz no se estremece ni respira
En el inmóvil punto de este mundo que gira.
V
Las palabras se mueven, la música se mueve
Nada más en el tiempo; pero lo que sólo está vivo
Sólo puede morir. Termina el habla
Y vuelven al silencio las palabras.
Sólo mediante forma y estructura
Pueden llegar a la quietud la música o las palabras
Como un inmóvil jarrón chino
Se mueve perpetuamente en su quietud.
No la inmovilidad del violín mientras la nota dura,
No sólo eso sino la coexistencia,
O digamos que el fin precede al comienzo
Y que el fin y el comienzo estuvieron presentes
Antes del comienzo y después del fin.
Y todo es siempre ahora. Las palabras se esfuerzan,
Se resquebrajan, a veces se rompen bajo la carga y la tensión,
Resbalan, se deslizan, perecen,
La imprecisión las deteriora, pierden su sitio,
Pierden su fijeza. Voces agudas
Que regañan, se burlan o sólo parlotean
Las asaltan continuamente. La Palabra en el desierto
Es atacada sobre todo por voces de tentación,
La sombra que solloza en la danza fúnebre,
El sonoro lamento de la quimera desolada.
El detalle del diseño es movimiento,
Como en la imagen de los diez peldaños.
El deseo también es movimiento,
En sí mismo indeseable;
El amor es inconmovible
Sólo es causa y es fin del movimiento,
Sin tiempo y sin deseo,
Excepto bajo el aspecto del tiempo,
Captado en forma de limitación
Entre ser y no ser.
De pronto en un rayo de luz solar,
Exactamente mientras el polvo se mueve,
Se levanta la risa oculta
De los niños entre el follaje.
De prisa, aquí, ahora, siempre
Ridículo el estéril tiempo triste
Que se extiende antes y después.
Thomas Stearns Eliot (1888-1965)
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