La vida deambula entre días soleados y noches oscuras, entre alegrías y tristes obligaciones. Hoy me toca cumplir una de estas últimas: despedir a un amigo.
Francisco Javier Menéndez Ciudad, a quien conocíamos en la red por su seudónimo
Leiter, ha partido de esta vida. Y lo hace dejando tras de sí una larga estela de añoranza. Se me encoge el corazón recordando tantas conversaciones en que el seudónimo dio paso a una persona entrañable, directa y a la vez respetuosa. Un tipo íntegro, noble, amigo de sus amigos,
enamorado de la música, del Real, de su bicicleta, y por sobre todo de su mujer, Celia. Cuando la enfermedad vino a alterar definitivamente su
modus vivendi, él se fue adaptando, pero ninguna de las mil pequeñas renuncias logró adulterar su esencia; siguió siendo un amigo ejemplar, y si cabe, mejor persona que nunca.
¿Qué te diría hoy, Javi? Que extrañaré nuestras devociones comunes por el piano, por las batutas del pasado, por
Schumann, por el sonido de las trompas emergiendo de la orquesta
(“arropadas por el murmullo de cuerdas en pianissimo”, en tu definición del sonido perfecto). Que me recrimino de no haberte saludado de nuevo durante las tardes cuando aparecías en Skype, a pesar de las correrías del trabajo. Que
me faltarán tus buenos consejos, esos que dabas a corazón abierto; que, a pesar de ellos, sigo siendo tímido cuando me enfrento a la chica que me gusta; que, a pesar de tus arengas, digo apenas un cuarto de todo lo que quisiera. Que seguiré admirando, disfrutando e incluso envidiando todo cuanto sabías comunicar en tus entradas, preparadas con tanto esmero. Y que confío en que allá con tu padre, con tus mascotas y con todos los tuyos, puedas enterarte todavía de estas letras de afecto y despedida que te quiero brindar, acunadas con la música de
Mozart y en esa versión de
Hogwood que siempre admiramos. Sé lo que opinabas de la temática religiosa, pero como tú mismo me dijiste,
“te agradezco que te acuerdes de mí cuando tengas tus momentos místicos”. Pues así será.
¡Hasta siempre!
5 comentarios:
Gracias. Precioso, íntimo y personal recuerdo.
Un abrazo amigo.
"Je te suis reconnaissant de te souvenir de moi dans tes moments mystiques." Esta frase la guardaré grabada.
Lindo homenaje, Quinoff. De Leiter conocí poco pero quiero compartir tu tristeza.
Gracias robin, gracias Julio, es una alegría tenerlos ahí, siempre cercanos.
Javier siempre estará en nuestros corazones, y seguro que él ya está con su queridísimo Mozart.
Hasta siempre Javier.
Elgatosierra
Vaivenes de la existencia que mecen el espíritu como el aire mueve las hojas de los árboles, así mismo fue movido mi ser cuando hace pocos días, ante un hecho que sólo podría calificar de curioso, tuve la firme intención de escribir a Leiter para comentar con él mis pensamientos, seguro de recibir su impresión, opinión y consejo.
Y nuevamente vino a mí la tristeza, al despertar de ese súbito instante onírico donde la realidad y la fantasía no conocen una frontera definida. Porque en aquel instante recobré la compostura y lo recordé: "Ya no puedo hacer eso; ya no puedo esperar la palabra de Leiter; el amigo y hermano ha partido a su viaje definitivo".
Mucho me ha costado acostumbrarme a su ausencia; siempre esperé de corazón, que pudieramos tenerlo por unos años más. Al fin y al cabo, era un luchador incansable.
Pero ahora sinduda alguna, es con Mozart con quien habrá de divertirse.
Gracias Joaco por tu reconocimiento y por traernos una vez más, un poco de su gran ser, del ser excepcional que todos conocimos.
Una abrazo amigo!
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