Cante, toque y baile
en el flamenco todo es Arte
Vuelvo a las notas de Elgatosierra repasando los principales palos del Flamenco. Hoy le toca turno a la CAÑA:
El diccionario de la RAE, que también es nuestro porque nos obliga, nos dice que la CAÑA es “cierta canción popular de procedencia andaluza”. No nos parece suficiente, profundicemos.La Wikipedia nos explica un poco más. La CAÑA es un palo flamenco, que históricamente se ha considerado como el más importante de todos ellos. ¡Tampoco nos parece eso!Estébanez Calderón, en sus «Escenas Andaluzas» de 1847, llamó a la CAÑA “tronco primitivo de los cantes andaluces”, y el profesor García Matos aseguraba que provenía de una antiquísima canción andaluza. Sin embargo, otros autores discuten esta etimología musical, al menos parcialmente, relacionándola con la soleá o con la toná... propuesta de difícil demostración.La CAÑA ha sufrido un gran número de modificaciones a lo largo de la historia, siendo Curro Dulce, Silverio y Antonio Chacón los cantaores que mejor lograron captar su esencia. Sería éste quien la dulcificó y le dotó de su rítmica ideal, aunque actualmente es un cante que no cuenta con la preferencia de intérpretes ni público, dado su carácter monótono y su escasa carga emocional, prefiriéndose la soleá y la seguiriya.Faustino Núñez nos explica más. La CAÑA es uno de los géneros del flamenco considerado por muchos estudiosos como el cante matriz y primigenio de aquellos palos derivados de la soleá. La prensa sevillana del siglo XIX revisada por José Luis Nuevo nos muestra como ya en 1812 se cantaba la CAÑA dulce con los ayes de la primitiva antífona que caracteriza a este género.Estébanez Calderón, en su obra ya citada, nos describe la CAÑA como un cante que convertía a su intérprete en un artista respetado, debido a la soltura y facultades que se precisaban para entonarla, motivo por el que no era considerada un cante para bailar, sino más bien para lucimiento del cantaor.Este hecho demuestra que la CAÑA se populariza en una época de transición del flamenco y precisamente en aquella en que los cantaores desde el escenario profesionalizan el Cante Flamenco. El mismo autor nos indica que del tronco de la CAÑA nacen los olés, tiranas, polos y las “modernas” serranas.
Sevilla - la Giralda
Sobre la etimología del nombre que recibe este cante existen varias opiniones: la primera se refiere a la repetición de la palabra caña en el estribillo del cante originario; otra considera la CAÑA una aliteración del término con que antiguamente se designaba en Andalucía al vaso de vino. Richard Ford (1830) y Estébanez Calderón (1847) apuntan como antecedente, la palabra árabe “gaunnia” (cántico).El musicólogo Manuel García Matos señala la alusión a la caña de azúcar según una copla recogida por Isidoro Hernández en su trabajo «Tradiciones populares y flores de España», y que coincide en cierta forma con la denominación caña dulce que recibe este género ya en 1812. Recordemos también la caña dulce del compositor Soriano Fuertes, “Mejor quisiera estar muerto”.Antonio Machado y Álvarez, “Demófilo”, cita en 1881 al mítico cantaor Tío Luis el de la Juliana como cantaor de CAÑAS y polos, transcribiendo en su catálogo de cantes flamencos 16 coplas sobre las que se pueden cantar CAÑAS o polos, añadiendo 21 letras de Silverio Franconetti.Se cree que fue El Fillo uno de los primeros intérpretes de la CAÑA flamenca, quien hacia 1844 la interpretaba uniéndola con frecuencia al polo, género con quien la CAÑA comparte gran parte de sus elementos rectores.Se suelen apuntar dos variantes, la de El Fillo y la de Tío José el Granaíno. Enrique Morente grabó el estilo del sanluqueño José Hidalgo “el Granaíno” sobre la guitarra de una CAÑA grabada por Sabicas que se ajustaba para meter el cante que Enrique aprendió de Pepe de la Matrona.
En 1954, tras enseñarle Perico el del Lunar a Rafael Romero la CAÑA, ésta se incluyó en la primera y premiada «Antología del Cante Flamenco» de HISPAVOX, recuperando para siempre un cante en trance de desaparición.Hoy se practica casi exclusivamente la que fijó don Antonio Chacón, con la copla tantas veces escuchada:
Sevilla - la Giralda
Sobre la etimología del nombre que recibe este cante existen varias opiniones: la primera se refiere a la repetición de la palabra caña en el estribillo del cante originario; otra considera la CAÑA una aliteración del término con que antiguamente se designaba en Andalucía al vaso de vino. Richard Ford (1830) y Estébanez Calderón (1847) apuntan como antecedente, la palabra árabe “gaunnia” (cántico).El musicólogo Manuel García Matos señala la alusión a la caña de azúcar según una copla recogida por Isidoro Hernández en su trabajo «Tradiciones populares y flores de España», y que coincide en cierta forma con la denominación caña dulce que recibe este género ya en 1812. Recordemos también la caña dulce del compositor Soriano Fuertes, “Mejor quisiera estar muerto”.Antonio Machado y Álvarez, “Demófilo”, cita en 1881 al mítico cantaor Tío Luis el de la Juliana como cantaor de CAÑAS y polos, transcribiendo en su catálogo de cantes flamencos 16 coplas sobre las que se pueden cantar CAÑAS o polos, añadiendo 21 letras de Silverio Franconetti.Se cree que fue El Fillo uno de los primeros intérpretes de la CAÑA flamenca, quien hacia 1844 la interpretaba uniéndola con frecuencia al polo, género con quien la CAÑA comparte gran parte de sus elementos rectores.Se suelen apuntar dos variantes, la de El Fillo y la de Tío José el Granaíno. Enrique Morente grabó el estilo del sanluqueño José Hidalgo “el Granaíno” sobre la guitarra de una CAÑA grabada por Sabicas que se ajustaba para meter el cante que Enrique aprendió de Pepe de la Matrona.
En 1954, tras enseñarle Perico el del Lunar a Rafael Romero la CAÑA, ésta se incluyó en la primera y premiada «Antología del Cante Flamenco» de HISPAVOX, recuperando para siempre un cante en trance de desaparición.Hoy se practica casi exclusivamente la que fijó don Antonio Chacón, con la copla tantas veces escuchada:
“A mí me pueden mandar/ a servir a Dios y al Rey,/ pero dejar a tu persona/ eso no lo manda la ley”.Antonio Chacón se inspiró posiblemente en la CAÑA de José el Granaíno cuadrándola y definiendo su forma actual. En el homenaje que le rindieron Enrique Morente y Pepe Habichuela al gran cantaor jerezano también incluyeron, cómo no, la CAÑA.El investigador Martín Salazar, en su clasificación de las malagueñas, nos llama la atención acerca de la jabera del Negro interpretada por el Mochuelo que tiene idéntica salida a la CAÑA y se canta con la misma letra, lo que de nuevo nos hace pensar en la relación del polo y la CAÑA con el universo melódico de la rondeña.Chacón remataba la CAÑA con una soleá grande de Ribalta, cantaor trianero del siglo XIX. Finalmente es costumbre rematar la CAÑA con el macho “¡arsa y viva Ronda!”, y sus ayes correspondientes, mientras que el polo se concluye con una soleá valiente o apolá.También se habla de la MEDIA-CAÑA, de menor dificultad, y la POLICAÑA, mezcla de polo y CAÑA.La CAÑA y la soleá suenan al oído muy semejantes entre sí, aunque se distinguen con absoluta facilidad. Además la CAÑA se inicia con un largo y valiente quejío, “¡ay!” seguido de un primer paseíllo de ayes, a diferencia del polo que arranca directamente con la copla correspondiente. Por otra parte el estilo vigoroso del polo contrasta con el más recogido de la CAÑA. Nos referimos a los paseíllos de ayes que se repiten seis veces, y que se interpretan en perfecta concordancia con los acordes correspondientes de guitarra. También el polo natural intercala dichos ayes, aunque uno menos y con pequeñas variaciones en la melodía.En la guitarra se realizan fórmulas arpegiadas hoy totalmente integradas en los géneros del complejo de la soleá. Por ejemplo la que grabó Ramón Montoya.Según Manuel de Vargas fue el bailaor Antonio de Juana Porrote quien bailaba la CAÑA en el primer tercio del siglo XX acompañándose con el entrechocar de unas tablillas de caña. Sin embargo el modelo bailable lo divulgó Perico el del Lunar, que adaptándolo al baile se lo ofreció en 1935 a Carmen Amaya para que lo estrenara en su debut en Madrid. Fue un éxito colosal. Así mismo Pilar López construyó una magnífica coreografía de pareja basada en este cante.Están considerados como grandes intérpretes de la CAÑA: Pepe el de la Matrona, Porrinas de Badajoz y Naranjito de Triana, entre otros. La de Chacón tiene en Rafael Romero, Fosforito y Enrique Morente a sus más destacados cultivadores.
- Dejaré hoy algunos ejemplos de este palo tan característico. Empezaremos por una CAÑA, a secas, antológica, por Fosforito al cante y Vargas Araceli en la guitarra, al estilo de Chacón, “A mí me pueden mandar”:
A mí me pueden mandar
a servir a Dios y al rey
pero dejar a tu persona
eso no lo manda la ley.
Pero dejar a tu persona arsa y viva
Ronda reina de los cielos
que no lo manda la ley.
- Luego una CAÑA, macho y soleá por Rafael Romero al cante con Antonio Arenas a la guitarra, “Aquel que tiene tres viñas”:
CAÑA: Aquel que tiene tres viñas y el tiempo le quita dos
que se conforme con una y le dé gracias a Dios.
Macho: Que se conforme con una arsa y viva
Ronda reina de los cielos y le dé gracias a Dios.
Soleá: Tú tienes muchas cosas mías
pero te falta un renglón
que no está en la letanía.
- Aquí nuestro recordado Morente con Habichuela en su CAÑA en homenaje a Chacón, la letra es la misma de Fosforito, la que popularizó el gran maestro. Atención al toque dulce, dulcísimo diría yo, de Pepe:
4 comentarios:
Manuel Fernández Grajal tiene una caña publicada en 1866, la titula "Playera o caña". Antes que él, Louis Moreau Gottschalk escribió un "Souvenir d'Andalousie" (c. 1852) en el que arranca con una caña, que luego usó Gerónimo Jiménez en el comienzo del Intermedio musical de La boda de Luis Alonso (1897).
Amigo Anónimo, muchas gracias por el aporte.
Salud, paz, sonrisas y muy cordiales saludos para todo el fogón.
Elgatosierra
Lo de Gerónimo Giménez y Gottsckalk es el Jaleo de Jerez, del que existen varias partituras desde 1840.
La historia de la caña escrita en partitura es un poco más antigua.
Se conservan dos variantes con el mismo nombre: una datada entre 1819 y 1830, y otra desde 1835-1838. Son dos canciones diferentes y ninguna de ellas mantiene relación directa con la caña flamenca actual, aunque se trata de piezas sobre una estructura de copla popular. La segunda de ellas presenta un estribillo en tiempo de jaleo que recuerda a las actuales bulerías.
Magnífico detalle, Gregorio, que nos enriquece. Muchísimas gracias por compartirlo aquí.
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