¡FELIZ 2011 A TODOS! Atrás queda un año complicado y se abre un nuevo período ante el cual hago mis más sinceros votos de prosperidad y genuina felicidad para cada uno de quienes visitan esta página, en donde se los quiere y aprecia sin distinción. Por cierto, concluye el año Schumann y comienza el año Liszt, aunque yo seguiré ampliando el repertorio Schumann antes que el de Liszt. El 2010 se “entretuvo” con los chilenos lo suficiente como para perturbar las planificaciones que habíamos hecho, así que hubo material que no pude colocar en línea (la Primera de Brahms, por ejemplo, en varias versiones, la Sinfonía Alpina de Strauss, etc.), pero irá apareciendo a poco andar de este nuevo año. Como sea, les agradezco a cada uno y cada una su presencia, y me siento honrado de poder saludarlos como amigos.¡Un abrazo y que tengan felices festejos!
martes, 14 de diciembre de 2010
ENRIQUE MORENTE HA MUERTO

Lo he dicho antes y lo repito ahora: me gusta el Flamenco, aunque no sea una de las prioridades de este fogón. Por eso, porque me cala hondo el cante jondo, me entristece la pérdida de uno de sus grandes maestros: Enrique Morente, el “granaíno”, el Cantor de los Poetas. Morente falleció ayer 13 de diciembre, luego de haber caído en coma el pasado 10, tras una operación de urgencia practicada en la Clínica de la Luz, Madrid. Fernando de León se despachó al respecto del cantaor unas palabras que hago mías, para sumarlas a este homenaje.
“Descanse en paz Enrique Morente ‘el granaíno’.”
domingo, 12 de diciembre de 2010
EL OTRO FRANZ SCHUBERT (“el de Dresde”) Y LOS OTROS ERLKÖNIG
por Fernando de León / dedicado a Elgatosierra
Franz Anton Schubert nació en Dresde en 1768, hermano menor del contrabajista Anton Schubert. También contrabajista, acabó como compositor principal de la Iglesia Real de Dresde. Fundador de una pequeña saga de músicos; su hijo, violinista y compositor, también llamado Franz, aunque acabó llamándose François Schubert por razones obvias. Éste, a su vez, fue padre de la cantante Georgine Schubert, soprano que adquirió cierto renombre.
De Franz Anton Schubert se conserva sobre todo música religiosa, pero también escribió música profana como este lied Die Lebensgefährten que canta Ann Murray acompañada al piano por Graham Johnson.
Pero este músico de Dresde es más recordado por su desdeñosa contestación a los prestigiosos editores Breitkopf & Härtel cuando esta compañía envió por error al Schubert de Dresde el manuscrito del famoso lied Erlkönig escrito por Franz Peter, el Schubert de Viena, devolviéndoselo por no considerar de interés su publicación. Franz Anton contestó con una mordaz carta en la que decía:
“Pido que quede constancia que dicha cantata en ningún momento fue escrita por mí. Pero me quedaré la partitura para estudiar, si es posible, quién es capaz de enviarles tan descortésmente esta basura [»Machwerk«: porquería, mamarracho] y además descubrir al tipo que usurpa mi nombre.”
Y no fue el único encuentro entre ambos compositores; en el almanaque de 1822 W. G. Beckers Taschenbuch für geselligen Vergnügen (“Agenda de W. G. Becker para el divertimento social”) el editor incluyó dos canciones correspondientes cada una a los dos Schubert y para solventar el enredo usó la aclaración “Franz Schubert en Viena” y “Franz Schubert en Dresde” a fin de distinguirlos, sin que haya constancia de la reacción que tuvo Franz Anton al verse de nuevo relacionado con Franz Peter.
Erlkönig es un poema de Johann Wolfgang von Goethe, en el que narra la galopada a través de un sombrío bosque de un hombre que lleva a su hijo, gravemente enfermo, al médico, en una oscura, ventosa y desapacible noche. Goethe incluye en esta trama una leyenda de origen danés por la que el rey de los Elfos (Erlkönig, aunque no sea ésta exactamente su traducción, pero no nos extenderemos ahora en este punto) se acerca a los moribundos para atraerlos hacia el más allá, primero con halagos y promesas, después con apremios y violencia. El poema ha sido usado como texto para canciones por multitud de compositores clásicos y se conocen más de 20 adaptaciones.
... LETRA Y TRADUCCIÓN AQUÍ

La más famosa es la de Franz Peter Schubert, quien llegó a publicarla como su Opus 1 aunque luego O.E. Deutsch lo catalogase como D.328. Schubert contaba sólo 18 años cuando concibió esta obra maestra, considerada de máxima dificultad para el cantante ya que en un mismo lied ha de entonar las voces de los cuatro personajes, a saber: el narrador, el padre, el niño y el rey de los Elfos. No menos ardua es la labor del pianista, ya que el tempo simula el ritmo que lleva el caballo en el transcurso del relato (si bien, más que una rítmica imitación de galope, los agitados tresillos del acompañamiento comunican a una irresistible sensación de urgencia, sustrato emocional de la obra). Fue transcrito por Liszt para piano solo, por Ernst para violín solo y Berlioz orquestó el acompañamiento de piano. Podemos oírlo aquí en dos versiones:
- Primero en una hermosa animación que emplea como base la voz de Ian Bostridge y el piano de Julius Drake...
- ...y luego en la versión de Dietrich Fischer-Dieskau...
Pero, como comentamos anteriormente, hay más composiciones con el mismo texto, que resuelven el problema de los múltiples personajes de diferentes maneras. Un ejemplo es el de Louis Spohr, compositor, pero con más fama en su época como violinista. Puso música al poema de Goethe incluyendo un violin obbligato que realza la atmósfera ladina de los pasajes correspondientes al Erlkönig. Canta Gerald Finley con Marianne Thorsen al violín y Graham Johnson al piano:
Johann Friedrich Reichardt fue, quizá, el más valorado compositor de lieder de su época, además de prolífico autor de esta variante con más de 1.500 composiciones de las cuales unas 150 contenían textos de Johann Wolfgang von Goethe. Publicada en 1794, Reichardt expone la trama de Erlkönig en un ambiente fantasmal envuelto por la bruma. Los pasajes del rey son casi monólogos que, sin permitir respirar al intérprete dan la impresión de no estar cantados. De nuevo Gerald Finley acompañado al piano por Graham Johnson nos interpreta la acelerada versión de Reichardt.
Quien introdujo a Felix Mendelssohn en la música de Juan Sebastian Bach promoviendo así la recuperación de la obra del inmortal genio del barroco, fue Carl Friedrich Zelter. Nacido en Berlín en 1758, llegó a ocupar el puesto de director de la academia de canto de su ciudad natal y fue profesor, entre otros, de los hermanos Mendelssohn y de Meyerbeer. Una copia del manuscrito de la partitura de la Pasión según San Mateo conservado por Zelter fue el regalo de fin de año que la abuela Bella Salomon hizo al joven Félix en 1823, y que cinco años más tarde Mendelssohn revivió en la famosa actuación en la Singakademie de Berlín en marzo de 1829. La otra faceta a destacar de Zelter es la gran amistad que le unía con Goethe; se cruzaron correspondencia regularmente durante al menos 30 años y se visitaron con asiduidad. Compuso su Erlkönig en 1797 aunque no fue publicada hasta 1896, es importante destacar las ráfagas de piano tras las estrofas que terminan citando a la neblina (es ist ein Nebelstreif) y al viento (säuselt der Wind) cuyo movimiento describen de forma admirable. De nuevo el tándem Finley – Johnson nos ofrecen esta versión de Erlkönig.

“Erlkönig” (1849), acuarela basada en una ilustración de Moritz von Schwind
Quizá la composición sobre el texto de Goethe que más compite en celebridad con la de Schubert es la debida a la mano de Carl Loewe, el cual además de compositor era barítono. Compuesta entre 1817 y 1818, no posee el mismo nivel melódico que la versión schubertiana, ya que si bien éste adjudicó al piano la tarea de transmitir una atmósfera de inquietud, Loewe encarga este cometido a la modulación de la voz y la predominancia del canto. Repeticiones de versos finales, que trasmiten sensaciones de eco, y la voz del rey siempre en pianissimo se encargan de crear el ambiente de desasosiego buscado. Para algunos esta versión supera a la de Schubert. Atención al modo casi expresionista con que Loewe subraya la dramática resolución (...war tot) colocando la última sílaba en Si natural (2:52), atroz contraste a la armonía de Sol menor que domina la composición. El bajo-barítono Thomas Quasthoff junto al piano de Norman Shetler dan soberbia lectura a esta versión admirable de la balada goethiana.
viernes, 10 de diciembre de 2010
MOZART: OBERTURAS
Algo digno de apreciar en la Historia de la Música es la manera como una idea germina a lo largo de varias generaciones de artistas, creciendo en nitidez y refinamiento sin perder totalmente los rasgos que la conectan con su origen. Tal es el caso de la Obertura.
El concepto original no podía ser más sencillo: una pieza introductoria para el drama escénico. El primer compositor en firmar una ópera, Jacopo Peri, se valía de un simple ritornello como introducción, pero a los pocos años Monteverdi escribió una sensacional Toccata como apertura de su “Orfeo” [sobre esta pieza en particular les recomiendo el análisis publicado por Leiter].
Aun así, la costumbre para introducir el nuevo género era que los vocalistas ofrecieran un resumen de la acción que estaba a punto de desarrollarse. Ya a partir del siglo XVII el concepto deriva en una pieza instrumental destinada a captar la atención del público y cuya forma va asumiendo un claro esquema tripartito. Mientras Lully establece en Francia un modelo de dos secciones lentas y majestuosas enmarcando un intermedio vivaz, en Italia, merced a Alessandro Scarlatti, se invierte la forma: rápido, lento, rápido. Esta última concepción serviría como modelo básico para la sonata, el concierto y la sinfonía. En efecto, “Sinfonía” será el nombre que recibirá ese preludio operático cuando se lo presente por separado…
El material musical del que estaba compuesto no guardaba relación con el de la ópera a la cual servía de introducción, hasta que Glück perfecciona este punto y hace sonar en sus oberturas temas correspondientes a la ópera que preludiaban. Es un gran paso: la obertura no sólo acalla el murmullo del público, sino que le adelanta varias ideas musicales, ofreciéndoles un resumen de la acción y hasta de la temática, algo que repercutirá más tarde en el Poema Sinfónico.
Wolfgang Amadeus Mozart entendió maravillosamente las posibilidades que le ofrecía el subgénero de la Obertura, creando obras de arte capaces de brillar con luz propia en las salas de concierto y de influir por sí solas en los artistas. Por ejemplo, la obertura de “La Flauta Mágica” fue para Brahms modelo perfecto de orquestación y sabiduría musical. También la de El Rapto en el Serrallo, que acompaña esta entrada, es una maravilla de frescura e inventiva melódica, con vivaces recursos orientalizantes y destilando además esa inusitada síntesis de alegría y melancolía con la cual Mozart captura la complejidad del alma humana.
Nikolaus Harnoncourt nos permite apreciar la belleza de las oberturas mozartianas en el disco que les comparto hoy, compuesto por registros del director austríaco a la cabeza de distintas formaciones orquestales. Disfruten ustedes esta música extraordinaria...
AQUÍMP3 / CBR 320 kps / .RAR 123 mb
martes, 7 de diciembre de 2010
OBERTURAS del TEMPRANO ROMANTICISMO

“Garganta rocosa”, Caspar David Friedrich (1822-23)
Retomando la senda de las oberturas pasamos hoy a un grupo de obras escritas, casi todas, por músicos de la primera generación romántica. La sensibilidad orquestal sigue en pleno desarrollo gracias a las conquistas sonoras de Berlioz, Weber y Mendelssohn, quienes asumieron y ampliaron el legado del último Mozart y Beethoven. Crece la tensión dramática y el alcance emocional y conceptual de la música, que ahora obedece a la imaginación del artista más que a una fórmula prestablecida. La “obertura” asume mayor independencia como forma, originando piezas no destinadas a introducir ninguna ópera, sino con entidad propia: me refiero a las “oberturas de concierto”, anticipos del “poema sinfónico”. En ellas los autores elaboran su música de acuerdo a la forma sonata —como un primer movimiento de sinfonía— y guardando relación con alguna referencia extramusical (viajes, literatura, onomásticos, etc.). Mientras tanto, las oberturas de ópera se refinan hasta constituir detallados resúmenes de la trama, como lo hace Wagner con su magnífica obertura para “El Holandés Errante” o “Tannhäuser”.
El disco que hoy pongo a su alcance, queridos amigos, incluye una selección de oberturas del Romanticismo temprano, en la cuidada interpretación de Sir Roger Norrington y The London Classical Players, quienes siguen un estilo de interpretación “de época”, o como se dice también, “históricamente informada”. Incluso la distribución de la plana instrumental se organizó según el uso de la orquesta Gewandhaus de Leipzig en tiempos de Mendelssohn. Aquí, la enumeración de las pistas:
- Carl Mª von Weber (1786-1826): »Oberon«. En una fantástica exhibición de color instrumental, Weber recopila temas que aparecerán en los actos siguientes de su ópera y compone un pot-pourri cuya vivacidad no altera la lógica de su exposición, creando un auténtico modelo que ejercerá amplia influencia sobre otros compositores de su tiempo.
- Félix Mendelssohn (1809-47): »Die Hebriden«, Op. 26 — Obertura de Concierto. La visita del compositor a Escocia le atrajo la inspiración para esta obertura, que atravesó varias revisiones hasta dejar satisfecho al riguroso Mendelssohn. Sin duda una completa obra maestra, quizá uno de los mejores movimientos sinfónicos jamás escritos.
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- Hector Berlioz (1803-69): »Les Francs Juges«, Op. 3. Esta pieza nos remite al mundo de los Vehmgericht, tribunales secretos surgidos durante la Alemania medieval y cuyo símbolo era una cruz roja (Conan Doyle se inspira en esta organización para su novela “Estudio en Escarlata”). La obertura tiene una imprecisa relación temática con la ópera. Berlioz, uno de los mayores magos orquestales de todos los tiempos, nos ofrece numerosas pruebas de su habilidad a lo largo de esta composición, que vale la pena escuchar atentamente. El libreto destaca un ejemplo en particular: en la sección central, dos ritmos diferentes, uno en las cuerdas y otro en la percusión, se amalgaman para provocar una atmósfera de inquietud.
- Robert Schumann (1810-56): »Genoveva«, Op. 81. En la única ópera salida de su pluma, Schumann se inspira en la leyenda de Genoveva de Brabante, esposa de Siegfried, señor de Simmerch. Calumniada como adúltera, es condenada y llevada al bosque, donde sus ejecutores se apiadan de ella y su hijo recién nacido. La inocencia de Genoveva será reconocida por fin, siéndole restituida su dignidad y castigados sus acusadores. Aunque Schumann trabajó sobre un libreto mediocre y no demostró mucha aptitud teatral, su música es de muy alta calidad, destacándose sobre todo la espléndida obertura aquí programada.
- Franz Schubert (1797-1828): »Die Zauberharfe«. Tampoco este gran compositor sinfónico y vocal tuvo suerte con sus obras escénicas, en las cuales se hallan páginas de extrema belleza. Esta obertura delata especialmente el genio sinfónico de Schubert y su arrollador lirismo.
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- Richard Wagner (1813-83): »Der fliegende Holländer« — versión original de 1841. El gran revolucionario de la ópera alemana, Wagner, redactó una de sus oberturas más brillantes para introducir su ópera El Holandés Errante. La representación inicial de la tormenta marina, impactante, se basa en una experiencia del propio compositor en un viaje atravesando el Mar Báltico hacia Londres, durante el cual la furia de los elementos obligó al barco a refugiarse en los fiordos noruegos. La obertura fue adaptada en diferentes ocasiones, y la que habitualmente escuchamos tiene los retoques añadidos por el músico en 1860, cuando su estilo había llegado ya a la fase “Tristán”. Esta vez los intérpretes se ciñen a la primera redacción de la pieza, con un final algo más convencional en el cual los instrumentos de época son llevados a sus límites, como apunta el libreto que acompaña el disco.
» D E S C A R G Amp3 • 224 CBR • .7z 92,51 MB

sábado, 4 de diciembre de 2010
FURTWÄNGLER interpreta a WAGNER

Furtwängler vuelve a la carga con dos célebres y contundentes páginas wagnerianas: la Obertura “El Holandés Errante” y la “Cabalgata de las Walkyrias”. Dirige a la Filarmónica de Viena y el sonido es muy aceptable. Lamento no poder indicarles el año, ya que el sello (Centurion Classics) lo omitió en las informaciones del registro. Cosas que pasan...
- Obertura »Der fliegende Holländer« (mp3 · vbr · 23,3 mb)
- »Walkürenritt« (mp3 · vbr · 11,2 mb)