Este año Robert Schumann cumplirá 200 años. Razón de sobra para dedicarle la primera entrada del año al marido de Clara, al clarividente amigo y mentor de Brahms, en suma, al genio que mejor encarnó el apasionamiento romántico alemán.
- La Sinfonía “Renana” —interpretada en los videos por David Zinman y Paavo Järvi— pueden descargarla en versión de Wolfgang Sawallisch y la Staatskapelle de Dresden, ACÁ.
3 comentarios:
Es un compositor que me apasiona, ya sea en su obra para piano, en sus Lieder (Fundamentales), es sus conciertos y en su obra sinfónica, muy injustamente tratada en algunos ámbitos.
A Schumann le pusieron la etiqueta de "mal orquestador" y ahí se quedó; en mi opinión, es una de las GRANDES FALACIAS de la historia de la música. Schumann vivió en pleno proceso de innovación tecnológica instrumental, con lo que no puede achacársele un defecto orquestal así por las buenas. El tema es mucho más profundo y, si admitiéramos ese defecto, también tendríamos que achacárselo a Schubert.
Si el cuarto movimiento de la Renana, el segundo de la Segunda o toda la Cuarta están "mal orquestados" que venga Dios y lo vea...
Si yo hubiese llegado a ser director de orquesta, Schumann formaría parte de mi repertorio más querido.
Para sus sinfonías, recomiendo la integral de Karajan (Buenísima), Szell, Sawallisch y, especialmente la de Kubelik. Hace unos veinte años compré una de Armin Jordan con la Suisse Romande (Sin comentarios)
¡Grande Schumann!
Un abrazo, Joaquín
Leiter, me fui a responder en tu página lo que debí haber dicho aquí. Me agarró la inspiración en el lugar equivocado (la gente va a pensar que Prêtre interpretó a Schumann). Pero para "comentar tu comentario" y mantener el tema, repetiré las ideas aquí:
El sanbenito de orquestador deficiente prosperó en el mundo sinfónico del siglo XIX con respecto a Schumann; hasta Mahler se dedicó a reorquestar sus obras para “mejorarlas”. Pero es que el enfoque instrumental de Schumann era renovador: involucrar a todas las voces de la orquesta de una manera nueva, fresca. Esa inquietud, que como todo en él surgió de manera intuitiva, la traspasó luego a Brahms, que fue obediente a aquella consigna y la plasmó de manera más perfecta, aun sin escapar él también de críticas. Alguno llamó a este estilo Schumann-Brahms “orquestación gótica”. Gótico sí me parece el Cuarto movimiento de la Renana, con el uso que Schumann hace de los trombones evocando a la gótica Catedral de Colonia, adonde había estado poco tiempo antes. Siempre he sentido una conexión entre ese movimiento y el que cierra la Cuarta de Brahms; en ambos existe una cierta “sacralidad” (o aire gótico) que convierte a esos momentos orquestales en un rito. Es como eran malos orquestadores, les pasaban esas cosas…
Al bueno de Robert lo criticaron más de una vez —¿has oído ese calificativo de “el Schu malo” para diferenciarlo de Schubert?— pero fue quizá, con Mendelssohn y después de Schubert, el mejor sinfonista germano antes de Brahms y Bruckner. A mí me costó llegar a don Roberto, pero las sinfonías me abrieron la puerta, y espero descubrir mucho más todavía en este bicentenario del Loco Lindo.
Un abrazo,
J
Para mí que este Schumann era un forzudo, y un día de estos en cuanto tenga un poquito de tiempo trataré de explicarme mejor.
Amigos Leiter y Quinøff, se os saluda muy cordialmente.
Salud, paz y una sonrisa para Roberto.
Elgatosierra
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