Yo sé que cuando me vaya de este mundo,
haré de mi mente un gran salón para reunir en él todas mis añoranzas. La
melodía ya gastada de un vals vienés recuperará su hechizo como si sonara por
primera vez, y yo saludaré de nuevo las imágenes de quienes quise y por
quienes fui querido. Volverán mis mascotas a pasearse junto a mí, vendrán mis
amigos a reanudar las conversaciones truncadas, diré las palabras que nunca
dije y oiré las que pretendí no haber oído.
Entonces algún balcón abierto dejará entrar el viento fresco de la eternidad,
y lo posible se hará real mientras los relojes se detienen. Quizás descubra
que la propia vida eterna construyó su nido en ese reino que todo hombre lleva
dentro de sí, profundo como un bosque virgen, donde nosotros somos más
auténticamente nosotros mismos. Y cuando mi gran salón de oro viejo se vista
con una luz inesperada, primigenia, recordaré a Mahler y sonriendo, diré:
“Urlicht!”
Erich Kleiber, el gran Erich Kleiber, dirige El Danubio Azul. Por favor, aprecien las maravillas que esta batuta olvidada era capaz de desgranar: el sfumato repentino del sonido y la velocidad en las trompas que ascienden (0:24) realzando la tensión del acorde de séptima, la entrega de unos cellos que parecen cantar (00:44 y ss.), la energía que se levanta (1:12) y se relaja en tres notas que bajan, bien calculadas, detenidas en un silencio fugaz (1:37), dando paso al enunciado perfecto del tema y su desarrollo (1:40) que cobra fuerza y gracia a medida que avanza a su resolución (2:11); el sentido del rubato que aparece siempre con elegancia (3:46 o 4:49) o el delicioso matiz del volumen de la trompeta en las tres notas que subrayan la melodía: primero a volumen normal (4:18), luego más fuerte (4:22) y luego repitiendo la primera nota... pero levemente más despacio (4:25). En fin, es una interpretación cuajada de detalles inspirados y una dirección precisa y magnética como pocas. ¡Qué grande fue este primer Kleiber!
6 comentarios:
El gran Quinoff nos invita a bailar y lo hace tan poéticamente que resulta irresistible.
Su marcación es exacta, suave, sólo hay que dejarse llevar.
Gracias Quinoff y hasta el próximo vals.
Elgatosierra al aparato
Ya estoy aquí, preparado para bailar. Preciosísima Mara, quieres bailar conmigo. Veo que tenemos toda la pista para nosotros solos. Giraremos y giraremos durante todo el día al ritmo de Strauss por Kleiber.
Siempre pensé que sería todo un lujo poder bailar un vals vienés interpretado por Clemens Krauss, Bruno Walter, Erich Kleiber, George Szell, Hans Knappertsbusch, Georges Prêtre... Y ahora por fin voy a ver hecho realidad mi sueño.
Preparada Mara, 1-2-3, 1-2-3, y... :)
Salud, paz, una sonrisa y un vals por favor.
Elgatosierra
Eso es explicar una versión como Dios manda y no como hacen en otros blogs, que no se entiende nada...
Mi felicitación por los detalles de la versión de Erich Kleiber. Un lujazo.
Un abrazo
Nada, nada, sólo apunté unos detalles y pasé por alto muchos más. Los directores de aquella época tenían una enorme capacidad para reflexionar en torno a una obra y concebir nuevas versiones, renovando sus posibilidades de interpretación. No había ese apuro de hoy (más debido al mercado discográfico que a los propios músicos). Carlos Kleiber era todavía un director capaz de sorprender con sus enfoques y hacer sonar como nueva una partitura archiconocida (ahí tenemos "su" Strauss para demostrarlo). Como dices tú, "de tal palo..."
Gracias por tu visita, Leiter!
Bellísima prosa la tuya amigo Quinoff.
Suscribo tu apreciación sobre la versión del mayor de los Kleiber y también la referencia al menor en el comentario del día 20. Dos auténticos "monstruos" de la dirección orquestal. Para comprobarlo basta con escuchar la grabación de El Caballer de la Rosa con Lisa della Casa dirigida por el padre y escuchar (y ver -DVD-) la grabación de la misma ópera realizada por el hijo con Felicity Lott y A. S. von Otter.
Por cierto, en mi modesta opinión, la grabación de la Quinta Sinfonía de Beethoven realizada por Carlos Kleiber para DG el año 1975 debería figurar en un lugar de pivilegio en el Olimpo de las mejores interpretaciones, si no la mejor, de dicha obra.
Saludos,
Junfly
Junfly, qué bueno verte por aquí! Totalmente de acuerdo con tu opinión de la Quinta por Carlos Kleiber. Dígase además que es doble mérito, porque figurar entre las mejores versiones de una obra tan archigrabada significa imponerse a una competencia formidable. En lo personal, Furtwängler primero y Carlos K después nos han brindado las versiones más extraordinarias. OK, incluyo la de Karajan en los '60, llena de fuerza y elocuencia (no se me vaya a enojar el Maestro Nosthas). En todo caso, Erich Kleiber también nos legó una Quinta de Primera!
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