viernes, 24 de diciembre de 2010

Villancicos inesperados / GEISTLICHES WIEGENLIED Op.91/2

Ludwig Richter

“Joseph, lieber Joseph mein” (Thomanerchor Leipzig)

La magia de los villancicos impregna el ambiente en esta época, para muchos la mejor del año. Ciertas emociones recónditas afloran y se comparten, cierta benevolencia genuina tonifica las relaciones humanas, más allá de los eslóganes; en fin, un “clima espiritual” que tiene todas las características de un rito nos conecta a una historia y una cultura común.

La inspiración de los artistas respondió al incentivo de esta época, no sólo a través de las grandes obras destinadas a los misterios religiosos de Navidad (los oratorios barrocos, los concerti grossi, etc.) sino también en el encantador apartado de las canciones. Así se ha ido formando un repertorio de “villancicos inesperados”.

Joachim y su esposaJohannes Brahms creó uno de sus lieder más extraordinarios para saludar el embarazo de Amalie Schneeweiß, esposa de su amigo Joseph Joachim. Empleó una poesía de Lope de Vega (“Cantarcillo de la Virgen”) traducida al alemán por Emanuel Geibel; el detalle inesperado consiste en la presencia de la viola como instrumento obligado aparte del piano. Y la viola entona su propia melodía: un antiguo villancico católico llamado “Josef, lieber Josef mein”, muy conocido del público alemán y que establece un diálogo tácito, en la mente de un auditor germano, entre tal evocación y la canción compuesta formalmente. La melodía del lied brahmsiano, además, es una inversión de la melodía de la viola. Este instrumento ocupa un registro medio, casi como una segunda mezzosoprano. De esta original amalgama (y de la yuxtaposición de estos significados dentro de la composición) se desprende música impregnada con esa ternura que el hosco Brahms sabía expresar tan bien cuando quería, como si nos compartiera un pedacito desconocido de su propia alma.

Brahms estaba familiarizado con la voz de Frau Joachim, y este lied quedaba cómodo dentro de su tesitura; por su parte, la viola era un instrumento bien conocido para su brillante amigo. Así, el lied estaba ajustado a las capacidades interpretativas de los dedicatarios. Pero hay más “capas” en esta canción: los timbres elegidos (mezzosoprano, viola, piano) confieren un color poco brillante, más bien íntimo y “otoñal” a la música, favoreciendo su expresividad. Se dice que el sonido de la viola rememoraba a Brahms el tono de voz de su madre, a la que quiso tanto.

Les dejo a todos ustedes, queridos amigos y visitantes de esta página, un caluroso saludo de Navidad en los sones de esta entrañable canción de mi admirado “Hannes”, en versión de Jessye Norman, Wolfram Christ (viola) y Daniel Barenboim (piano). ¡Un fuerte abrazo!

D E S C A R G A
Brahms No en vano tiene un aire de Papá Noel...

3 comentarios:

Classic Musica dijo...

Excelente entrada! Esta vez te felicito yo a tí.
Vaya casualidad... Aunque como diría algún matemático, debido a que compartimos nuestra admiración por Brahms, había muchas probabilidades de coincidir.
Me ha gustado mucho.
Saludos... bueno como es Navidad, un gran abrazo!
Rosa

friskis! dijo...

Gracias Quinoff por las notas a pie de partitura de esta maravilla de Brahms.
Feliz Navidad

q u i n o ƒ ƒ dijo...

friskis, con todo gusto: es una genuina maravilla este lied!
Un cordial saludo y muchas gracias por tus palabras,
Q.

 
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