lunes, 13 de febrero de 2023

El Escritor y el Fantasma

Gluck Christoph Willibald Gluck / Litografía de Edmé Quenedey (c 1750)

Hoffmann, quién más, nos dejó un relato fantástico —en sentido literal— protagonizado por Christoph Willibald Gluck.

Aunque no figura entre los compositores más populares, Gluck ( 1714 1787) fue un músico relevante. La historia de la música, de la ópera en especial, le deben un nuevo impulso. Sacudió atrevidamente el formalismo lírico del siglo XVIII y rescató el sentido dramático como eje y motor de la obra. Su música podía ser majestuosa, sobria y emotiva al mismo tiempo, con melodías nobles y amplias que anticipan a Haydn y Mozart.

Hoffmann

Ernst Theodor Amadeus Hoffmann ( 1776 1822), por su parte, fue el escritor romántico alemán por antonomasia. Pero fue también músico y, desde esa faceta, presenció y celebró la llegada de la nueva sensibilidad que maduraba desde fines del siglo XVIII. Su fantasía creativa unió ambos estros en varios de sus cuentos; uno de ellos lo protagoniza nada menos que Gluck.

Pero… no exactamente.

Enamorado de lo legendario, lo fantástico, lo descomunal, el Romanticismo alemán mitificó apasionadamente a sus artistas. Esa exaltación calzaba con el rechazo a las categorías racionales de la Ilustración; la figura excepcional del genio fue venerada como puerta abierta a un mundo misterioso del cual, por su intermedio, nuevas bellezas visitaban a la humanidad.

En esa revuelta entusiasta, Hoffmann escribió "el Caballero Glück". El escritor relata un encuentro con un misterioso personaje en un pequeño restorán berlinés, que desprecia junto a él un "vals canallesco" que interpretaban los músicos del lugar. Se acerca a ellos y les pide tocar en cambio la obertura "Ifigenia en Áulide". A medida que transcurren las páginas, el escritor empieza a sospechar quién es fantasmal personaje… El resto de la historia la pueden leer ustedes mismos en este link, el punto es que ese "Gluck mítico" cautivó. Obras suyas fueron rescatadas y adaptadas a la nueva sensibilidad del momento.

Para disfrutar este Gluck reconvertido en genio romántico les propongo dos piezas para audición.

La primera es la célebre Danza de los espíritus benditos de la ópera Orfeo y Eurídice, arreglada para piano por Giovanni Sgambatti. Interpreta la espléndida pianista ruso-alemana Olga Scheps.



La segunda es la obertura de Ifigenia en Áulide arreglada por nada menos que Richard Wagner. Interpreta Otto Klemperer y la orquesta Philharmonia.

1 comentario:

Elgatosierra dijo...

Muy buenas. Me parece que GLUCK, fue un compositor, a pesar de lo que dijera HÄNDEL, de primera magnitud, posiblemente uno de los clásicos más grandes. Dio un vuelco al mundo de la ópera, preparando el camino a WOLFI, que creo le entendió, por aquel entonces, mejor que nadie. Si la versión para piano de la 'Danza de los espíritus' es una auténtica gozada, la del arreglo de la obertura de 'Ifigenia en Áulide' de WAGNER por Klemperer, se me antoja terrorífica, como la tragedia de EURÍPIDES. Estoy convencido que el gigante de Breslau se encontraba allí como pez en el agua... :)

 
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