Un día como hoy, en 1759, fallecía en Inglaterra un hombre de 74 años objeto de grandes honores: el extraordinario Georg Friedrich Händel.
Para entonces ya era un británico más, nacionalizado como tal adaptando su nombre a George Frideric Handel. El gran músico sajón tuvo en verdad muchas banderas flameando en su inspiración: tanto su cuna alemana como los años en Italia, o la influencia francesa o el estilo inglés interrumpido con la muerte de Purcell y que parecía esperar su llegada a Inglaterra para culminar. Muchas maneras del barroco musical decantaron en la poderosa personalidad de Händel, quien fue capaz de asimilar lo ajeno y convertirlo en algo propio, inconfundible y destinado a perdurar.
Tengo amigos que idolatran a Händel, otros que lo condenan por su «grandeza fácil»... entre unos y otros emerge el «hombre-montaña», como le apodaban debido a su estatura y corpulencia. Un compositor verdaderamente gigantesco, ante quien el propio Beethoven se inclinaba, y al que Romain Rolland, apuntando la cercanía temperamental de ambos genios, llamó «un Beethoven encadenado».
En atención a que estamos en Semana Santa les compartiré hoy un video con la «Brockes Passion», oratorio compuesto cuando el gran músico se acercaba a la treintena. Es una obra que ejerció influencia sobre el mismísimo Johann Sebastian Bach y su Pasión según San Juan.
4 comentarios:
Muy buenas. «Mirad lo que me han enviado hoy de regalo. ¡Me han hecho muy feliz con estas obras! Hacía mucho tiempo que quería tenerlas, porque Händel es el compositor más grande y más sólido que hay. De él puedo aprender todavía algo. ¡Alcanzadme los libros!» (BEETHOVEN, finales de febrero de 1827, según Gerhard von Breuning)
¡No se diga más! Gracias querido Gato. Por cierto, en la película Amadeus de Milos Forman hay una escena de fiesta durante la cual Mozart deleita al público, que le pide tocar según el estilo de otros maestros; alguien propone Händel y Mozart lo descarta porque no le interesa... ¡falso! Mozart era otro “fan”, diríamos hoy, de la música de Händel, y por ahí existen cartas suyas pidiendo a su padre que le envíe “fugas de Mr. Handel” para estudiarlas.
Muy buenas, Quinoff y compañía. Quizá lo que no le interesaba a WOLFI era 'ridiculizar' a HANDEL... :)
Puede ser, pero nunca lo sabremos; ese secreto se lo llevó Wolfi a la tumba... jajaja ¡feliz día, amigo!
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