Ustedes lo sospechaban, y tenían razón: no dejaría pasar este día sin celebrar a Johannes Brahms, cuando se cumplen 187 años desde su nacimiento en una oscura habitación de un lamentable edificio en un barrio portuario que ya no existe más (★ Hamburgo, 7 Mayo 1833 — ✚ Viena, 3 Abril 1897). Desde ese pobrísimo punto de partida, Brahms descollaría con talento y carácter a veces hosco y arrogante —él mismo sabía que era un hombre difícil— pero con “una estrella en la frente”, la de su genio.
Las brumas del Mar del Norte siempre lo acompañarían pero la vida lo condujo
lejos, al sur, a Viena, la radiante urbe que amaba la música, añoraba a
Beethoven y Mozart y se sintió intrigada ante ese joven de aspecto
encantador. Al fin, la capital austríaca lo contaría entre sus hijos más
queridos. Brahms correspondería ese afecto y acogería el encanto
particularísimo que vibraba en esa ciudad, en medio del crepúsculo de toda
una era. Gran parte de la dulzura y nostalgia de su música procede de ese
contexto.
Por eso he querido recordarlo hoy con transcripciones que hacen un guiño a esa Viena de Brahms: destaco, arriba, el famoso Intermezzo en La mayor op. 118 nº 2, arreglado para piano y clarinete. Y abajo les dejo una playlist con creaciones brahmsianas arregladas a la manera de la música vienesa por antonomasia, la Schrammelmusik, estilo que hasta hoy sigue vigente y que Brahms gozó en su origen escuchando a sus creadores, los mismísimos hermanos Schrammel.
2 comentarios:
Gracias Quinoff, melómano y erudito.
gracias, amigo
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