En el fondo todos queremos ser únicos. Y la verdad es que lo somos, pero
anhelamos reconocimiento.
Es justo:
cada persona en este mundo “tiene su gracia”, su encanto particular, pero no todos la ven. A veces casi nadie. ¡Qué
desperdicio! Tanto como el amor revela a los enamorados la riqueza íntima del
otro, así también debiéramos atrevernos a mirar al mundo con ojos benévolos
(que no ingenuos); probablemente
descubriríamos el colorido que revisten personas y situaciones
a los cuales la vida común, en su tropel de falsas urgencias, ignora.
¿A qué viene todo esto? Schubert. El gran
músico ignorado en la capital europea de la música, Viena. Lleno de
originalidad, lleno de talento, lleno de amigos (en su mayoría tan ignotos
como él) pero invisible más allá de ese territorio privado. Sólo otro
habitante de Viena igual de grande —Beethoven— supo calar en la modesta personalidad de ese hombre bajito que lo admiraba:
“Verdaderamente hay en este joven una chispa divina”, dicen que exclamó en su lecho de enfermo al hojear unas partituras suyas.
Lástima que los cazanoticias no accedieron a los salones indicados pregonando
esas palabras, porque a diferencia del mismo
Beethoven o de
Mozart antes que él,
Schubert ya no estaba vivo cuando su obra
arrancó por fin los aplausos que siguen sonando hoy, más de dos siglos
después.
Franz junto a dos amigos
Sin embargo, por esas paradojas, Schubert tenía
el don de reconocer a los demás y de convertir ese reconocimiento en canción.
En un país germánico como Austria, donde cantar es parte de la vida diaria,
él supo escribir las mejores melodías de su tiempo
y además sin maltratar un solo verso de aquellos poetas que encendían su
chispa divina, antes al contrario,
favoreciendo la expresión de sus palabras con un nuevo alcance.
Por eso los lieder de Schubert
son únicos. Inconfundibles. Tanto como el
talento de los dos artistas que hoy les invito a escuchar:
Sviatoslav Richter en el piano y Dietrich Fischer-Dieskau en la voz, los cuales ofrecen un recital de lieder (canciones) de Schubert en
el Festival de Salzburgo, el
29 de Agosto de 1977, con un repertorio de
obras conocidas y otras que debieran conocerse más. Ahora sí,
artistas únicos para música única.
¡Disfruten, amigos y amigas!
» D E S C A R G A
MP3 CBR 224 kbps 48 kHz | 23 tracks | RAR 127 MB
1 comentario:
La combinación perfecta interpretando lo perfecto.
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