lunes, 23 de abril de 2012

K-19 ‘the Widowmaker’ / banda sonora de Klaus Badelt

K19

No rara vez la Música para Cine nos ofrece el caso de una estupenda partitura oscurecida por el fracaso comercial del filme que la contiene. Hagamos una precisión: éxito comercial no equivale a éxito artístico. Buen ejemplo lo ofrece la banda sonora de la película «K-19 The Widowmaker», compuesta por el destacado Klaus Badelt (* Frankfurt, 1968 ), músico tutelado en calidad de «favorito» por el muy talentoso Hans Zimmer, hoy por hoy convertido en creador omnipresente de Hollywood.

Klaus Badelt
Badelt, por su parte, ha demostrado ser mucho más que mero colaborador de un maestro célebre. La tutela de Zimmer se descubre, cómo no, en ciertos «gestos» musicales, ciertos giros comunes para ilustrar determinadas situaciones, o ciertas coincidencias armónicas y hasta melódicas, pero dando cabida a una personalidad distinta. Curiosamente el menor de esta dupla, Badelt, parece más preocupado a veces de sonar reposado y profundo, sin renunciar, claro está, a la artillería de efectos sonoros que la industria fílmica requiere hoy para abrillantar sus productos en pantalla. Hasta ahora Badelt ha firmado éxitos comerciales sin ambiciones mayores como «Piratas del Caribe» (en cuya autoría concurren varias otras manos) y otros títulos de sorprendente factura musical como «La Máquina del Tiempo».

En lo referido a «K-19», fue concebido como un filme de acción en alta mar y es fácil que un espectador inadvertido le confunda con otros títulos del género, como «A la caza del Octubre Rojo» o «Marea Roja». Esta vez la acción se apoya en hechos verídicos, aunque tratados muy libremente, y en dramas humanos como el enfrentamiento de dos capitanes y sus maneras de ejercer el mando, o el vértigo desolador de una tripulación que, sin pretenderlo, debe asumir el peso de la precaria paz mundial durante la Guerra Fría.

K-19 en el astilleroEl argumento nos lleva a los años duros de la Unión Soviética y su enfrentamiento no-declarado con Occidente y Estados Unidos. Estamos en 1959. El primer submarino nuclear ruso de misiles balísticos es echado a la mar precipitadamente, como respuesta al lanzamiento de una nave equivalente por parte de los norteamericanos. La necesidad política atropella cualquier consideración de prudencia, tino o mera humanidad, en tanto el submarino ya cobra la vida de diez hombres en los astilleros, sin siquiera haber tocado el océano, lo cual le gana el apodo de «Fabricante de viudas» (en la realidad lo apodaron «Hiroshima»).

El día de la botadura, durante la ceremonia de bautizo de la nave, la tradicional botella de champaña rebota contra el casco sin romperse, circunstancia que hiela los ánimos de los marineros. Desde ese momento se sentirán marcados por la fatalidad… La travesía marítima dará la razón a los peores pronósticos: se produce una grave avería en el reactor, la comunicación se corta al fallar la antena de largo alcance, los trajes contra la radiación nunca fueron embarcados...

Con estos materiales la directora Kathryn Bigelow (premiada con el Oscar hace pocos años) elabora un relato eficaz y trepidante. No obstante, la mala elección de la fecha de estreno y, quién sabe, el fantasma de la desventura que se abatió sobre el K-19 hicieron de esta película un desastre financiero. Desastre injusto, no me cabe duda.

Pero mientras el tiempo reivindica la película, detengámonos brevemente sobre la música de Badelt. Decíamos que este músico es discípulo aventajado de Hans Zimmer y al igual que su mentor, ha echado mano a los efectos electrónicos en sus composiciones. Pero esta vez los excluyó del todo; la partitura de «K-19» es netamente sinfónica, con préstamos del mundo sonoro y los timbres característicos de la escuela rusa (incluidas citas de obras como los «Cuadros...» de Mússorgsky). Para acentuar esta impronta, el registro de la banda sonora quedó en manos de Valery Gergiev junto al Coro y Orquesta del Teatro Mariinsky. Hay también segmentos que parecen evocar la música del fallecido Basil Poledouris para «The Hunt for Red October». Pero en todo momento nos brinda Badelt una efectiva lección de talento en el difícil arte de explicitar lo que no dicen las palabras.

aquí

mp3 VBR | 11 tracks | .rar 120 MB | scans| mediafire

2 comentarios:

Monomakhos dijo...

Buena recomendación. Debo confesar que tengo una particular inclinación por la bandas sonoras. Gracias.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Inclinación que comparto totalmente :) Saludos, amigo!

 
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