sábado, 18 de abril de 2009

DIVAGACIONES SOBRE EL TECLADO



Para ser buen pianista hace falta ser más que un especialista de las notas. Conviene traer al teclado algo que se haya obtenido fuera de él. Alguna clase de “virtud”, de aptitud especial sea cual sea —hacer el jardín, practicar montañismo, saber contar una historia— que nos haya permitido encontrar intuitivamente una forma personal de desarrollar habilidades.

Ese aprendizaje “según nosotros mismos” es superior al mero dominio técnico, y aporta al acto de tocar el piano aquella “diferencia” que lo hace personal, aquel “plus” que separa al buen pianista de los digitadores de teclas.

Lo digo porque “aquella cosa que hacemos naturalmente bien”, aquello que podemos denominar “nuestro don” en cualquier ámbito, equivale a una conexión espontánea con la realidad para identificarnos con ella, de sentirnos cómodos y libres de miedo cuando aplicamos nuestra capacidad.

Mahler decía que en la partitura está todo, menos lo esencial. Esa esencia proviene de nosotros, somos nosotros. Debiéramos acercarnos al piano con ávido entusiasmo: mirar el teclado con cariño, tocar por el gusto de hacerlo, traspasarnos personalmente a los códigos de la música, libres de moldes inútiles; en resumen, que al tocar el piano no tenga cabida ninguna indiferencia.

Esa es “la gracia” de los niños prodigio: hacen lo que hacen como una prolongación del juego. Un juego que ellos mismos perfeccionan mientras lo realizan por gusto y con gusto. Se hacen “dueños” de su habilidad, de su arte. Sin duda que recibieron el talento natural para derribar escollos técnicos, pero creo que si pudiéramos enseñar a la gente de cualquier edad a recuperar esa sabiduría intuitiva y lúdica que tienen los niños para hacer las cosas, pidiéndoles emplear el acercamiento al juego en el aprendizaje de un instrumento, en fin, si convirtiéramos el “gusto” en “método”, lograríamos mucho.
- - - -

Quizás no haya sido del todo claro. Es que ahora mismo escuchaba tocar a Arrau, y todo esto se me vino a la mente de sopetón, como si fuera evidente.

Arrau toca un Impromptu de Schubert (...fragmento) (descarga de la pista entera)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tus palabras están llenas de razón.
Y buenisimo blog y tu inspiración en este post.
Felicidades, y muchisimas gracias.
Desde México, que tengas un buen dia.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Vaya vaya, el hermano mayor de Sherlock por aquí! jeje... buena elección de nombre.
Me alegra que el post fuera de tu agrado, que tengas también un excelente día y bienvenido!

 
Ir abajo Ir arriba