miércoles, 28 de mayo de 2008

Repiqueteo

(Escrito en Agosto de otro año)

LLUVIA ... FRÍO ...

...la ciudad se encoge en la húmeda sombra invernal. Mi techo repiquetea. “No es tan malo”, pensaba en la madrugada, entre sueños; “la lluvia es buen arrullo...” Pero un tejado tamborilero sólo causa gracia cuando le pertenece a otro. Las filtraciones serpentean hasta reunirse en algún punto de la oscuridad, y luego encuentran la manera de seguir su camino.

Caen, pero sobre mi conciencia. “Es un asunto que debí resolver en otoño”, repiqueteo conmigo mismo. En vez de abandonar la cama, culpo a los gatos. “¡Todos los gatos del barrio vienen a mi tejado para sus correrías, justo aquí arriba!” Es verdad. Se persiguen y tropiezan. Luego se marchan, imágenes de la libertad en cuatro patas, y luego vuelven, siempre uno a la vez. Pero... me gusta verlos, inmóviles y superiores como estatuas de reyes, observando atentos (sin demostrarlo) cada movimiento de los humanos.

Y así fue como mi tejado se volvió primero un balcón y después un cómplice de la lluvia. Hoy por la mañana todo estaba bien, pero, ¡qué paradoja!, las goteras que suprimí en la realidad las traje aquí, a filtrarse de entre mis palabras...

* * *

Sigue la lluvia. A ratos es agradable, cuando menos para mí. Me complace replegarme sobre mí mismo, atesorar intuiciones, repasarlas y madurar ideas, ensayar teorías, transitando de un gusto al otro, descubriendo muchas veces auténticos mundos en la soledad, con deliciosa independencia de los ajetreos externos. Disfruto con eso. Luego vendrá el momento de regresar a la comunidad de los afectos; y llevaré algo nuevo que decir. El día frío y lluvioso se aviene con este carácter. El frío, que retira a las personas al interior de sus hogares cálidos. La lluvia, una cortina que cubre lo inmediato. Y luego, pronto, la primavera, que hará estallar la vida contenida.

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