martes, 27 de mayo de 2008

Primera Piedra

Baudelaire
Cedo con placer a la tentación de alojar en Internet algunos escritos salidos de mi mano en ratos de ocio. Creo que el ocio ha sido enlodado. En cambio, merece prestigio: ocio, dolce far niente, lejos de ser el sinónimo inevitable del desperdicio, es muchas veces el otro nombre de la fecundidad. Y no fecundo en vicios, como se suele salmodiar, sino en obras. Que sean buenas o malas dependerá del autor; la obra traduce el alma de su creador.

¿Qué traduciré? Ya veremos. ¿Para qué saberlo aún? No traigo un manifiesto ni un mapa. Quiero ser un punto de partida, no de llegada. Gastar el tiempo en uno mismo, con la mirada atornillada en el propio ombligo, me merece repudio...

Más bien pretendo abrir los ojos a todo lo demás, ser espectador de este amplio universo, reconociendo un símbolo en cada cosa, aprendiendo al observar, dando a cada cosa su importancia, encontrando un sendero en cada objeto. Hacerlo me parece fascinante, y un camino lleno de sorpresas prometidas.

Comenzaré por presentar cosas que ya escribí, y quizás vaya prolongando ese ocio con novedades. Dejemos eso para su momento, que cada día tiene su afán.

No hay comentarios.:

 
Ir abajo Ir arriba