“Schwammerl” es un término alemán que significa “honguito”. Un ruidoso grupo de amigotes austríacos lo usaba como apodo para el más querido entre ellos, cierto regordete miope que medía 1,56 mt de estatura y era a la vez tímido, entusiasta… y muy, muy dotado cuando de música se trataba. Cada 31 de enero, como hoy, celebraban a Schwammerl del mismo modo que hoy lo hacemos en este blog: Feliz cumpleaños Franz Peter Schubert. La corta estatura resultó engañosa, porque el chico de las gafas era en realidad un Gigante que seguimos festejando, mientras nos embelesamos con su extraordinaria inspiración creadora.
Les dejo aquí un resumen biográfico a cargo de Alberto Musitaro:
Y por supuesto, la música: primer movimiento de la Sonata Arpeggione, escrita para la particular creación de un luthier vienés en 1823, y que luce como un híbrido de violonchelo y guitarra. Schubert escribió la única obra importante en la efímera existencia del instrumento. Les comparto esta música extraordinaria en versión de Nicolas Deletaille, arpeggione, y Alain Roudier, fortepiano, en una grabación de 2012 (por cierto, el trazo melódico inicial de cuatro notas, a cargo del piano, coincide con la melodía inicial de los bajos que abre la sinfonía “inconclusa”):
