AYER, 25 DE SEPTIEMBRE, Glenn Gould habría cumplido 81 años. Se han multiplicado los homenajes en la Web y, verdaderamente, su genial talento combinado con su excentricidad siguen siendo tan cautivadores como siempre.Mucho se ha dicho de Gould y, como ocurre con los genios del arte, siempre habrá algo más que decir y descubrir. Su destreza al teclado se benefició con una especie de “superioridad técnica innata”, gobernada por una mente brillante que absorbió el contrapunto más allá de la esfera musical: él mismo fue un contrapunto humano, a la vez misántropo y simpático, tímido y comunicador, apasionado y distante, dionisíaco y analítico.Murió en 1982 a causa de un infarto cerebral, cuando comenzaba a incursionar en la dirección orquestal en desmedro de su concentración pianística. Cosa curiosa, porque a mediados de 1964, en pleno fulgor de su carrera internacional, anunció que abandonaba los escenarios, hastiado de tocar en directo. A partir de ese momento se recluyó fructíferamente en las salas de grabaciones, dejando un legado sustancial.El pianista canadiense está identificado con una obra en particular: las Variaciones Goldberg de Bach, obra que comprendió e interpretó de manera inigualada. Sin embargo, esta vez quiero retroceder a 1957. La Filarmónica de Berlín iniciaba su “período Karajan” sin haber sido objeto aún de las modificaciones de la década siguiente —en pos del sonido que su director ansiaba conseguir— pero en plena posesión de su categoría internacional. Este año, Glenn Gould ofreció un concierto en la dividida capital germana a las órdenes del gran director austríaco. Ambos artistas, aunque muy diferentes en sus personalidades, supieron apreciarse y complementarse de manera profunda. El fruto de esa colaboración ha quedado felizmente registrado en disco.
La tarde del 26 de Mayo de 1957 el público berlinés pudo disfrutar música de Hindemith, Beethoven y Sibelius por cuenta de estos músicos estelares. El presente registro incluye las dos últimas partes de la velada, es decir: Glenn Gould interviene como solista del Concierto para piano número 3, en Do menor, de Beethoven, y a continuación la Filarmónica interpreta la Sinfonía número 5, en Mi bemol mayor, de Sibelius. ¡Disfrútenlo, queridos amigos y amigas!
» D E S C A R G A
MP3 VBR ~ 216 kbps | 6 tracks | RAR 129,6 MB
2 comentarios:
Gracias, Quinoff, por darnos la oportunidad de disfrutar la puesta en obra de dos inefables: pianista y director!
Gracias a ti por tus palabras. Estos artistas prodigaron su arte para todos, es justo divulgarlos.
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