domingo, 4 de febrero de 2018

BEETHOVEN :: Novena Sinfonía “Coral” :: Giulini etc.

Este año quiero compartir una obra que, si bien conocidísima, me inspira un profundo afecto. Lo último se debe a memorias dolorosas y sin embargo, abiertas a la esperanza que marcaron esta obra en mi mente — me refiero a la Novena Sinfonía de Beethoven y me refiero asimismo a la enfermedad que se llevó a mi querida madre de este mundo.

La Novena, como se sabe, es un testamento luminoso: el corolario de la obra se basa en la Oda a la Alegría de Schiller, poesía llena de humanismo romántico, algo con lo que Beethoven concordaba enfáticamente. Subrayo el énfasis porque el compositor, cuando escribió esta obra, tenía muchos más motivos para la amargura antes que para la alegría.

Sobre esto, queda todo dicho en el siguiente párrafo:

A un joven director de orquesta, muy aplaudido por su interpretación de las sinfonías de Beethoven, se le preguntó por qué no tenía la Novena en su repertorio.

Respondió: “Porque todavía me falta vivir mucho para tener claro, dentro de mí, por qué un hombre enfermo, sordo, solitario y pobre llegó a poner música a la Oda a la Alegría de Schiller”.

Pues bien, cuando era un chiquillo mi compositor absoluto fue Beethoven. Su música despertaba en mí un entusiasmo inapelable. Bosquejaba su rostro taciturno en mis cuadernos, leía sobre él, contaba lo que podía a mis compañeros de colegio, me mantenía al acecho de sus composiciones en la radio... Era una conmoción. Pero en aquellos días vino también el cáncer a atormentar por primera vez la vida de mi madre. Esa primera batalla se saldó con una victoria gracias a tratamientos y quirófano. Me tocó acompañarla a sus sesiones de quimioterapia, y por supuesto alentarla. Pero quien me alentaba a mí era Beethoven. En mi walkman llevaba la Novena (versión de Karajan & Filarmónica de Berlín, 1963) y canturreaba el himno final constantemente. Fue eso, junto al refugio de la oración y la fe (también representados por Beethoven en el Adagio del tercer movimiento), mi mejor conexión con la tesis fundamental de la obra: hay esperanza, hay motivos para la alegría, y la adversidad no hace sino purificar esa alegría.

Uno de mis tantos dibujos en los cuadernos del colegio...

Años después, cuando el cáncer regresó, sucedió que una emisora de música clásica que en casa era compañía habitual desde los tiempos de mi abuelo, Radio Andrés Bello, puso punto final a su trayectoria. En la última emisión, que pudimos escuchar con mi madre, sonó la Novena Sinfonía (versión de Riccardo Muti y la Orquesta de Filadelfia). Otra vez la misma obra, esta vez con los acentos puestos en aquello que perdura más allá del cerco del tiempo.

Estas evocaciones surgen en mi interior cada vez que regreso a la Novena. Comprenderán pues, el vínculo que tengo con la obra, más allá de su objetivo valor musical y de mi admiración hacia cada uno de los cuatro movimientos.

En esta ocasión les comparto la Sinfonía más trascendente de Beethoven en versión del maestro Carlo Maria Giulini dirigiendo el Coro y la Orquesta Sinfónica de Londres. Su equipo de voces solistas lo componen: Sheila Armstrong, soprano; Anna Reynolds, contralto; Robert Tear, tenor; John Shirley-Quirck, bajo. El registro procede de 1973. Giulini hace valer sus méritos legendarios como director equilibrando la potencia, rasgo que lo caracterizaba en el período de la grabación, con tempi espaciosos que emplea para cuidar los detalles, destacar las emociones abruptas del último período beethoveniano, atender los detalles estructurales e instrumentales de la composición.

Sus cuatro movimientos justifican el entusiasmo; Furtwängler observaba que la inspiración de Beethoven se mantiene al mismo nivel en todos ellos, aun con sus notables diferencias y sus muchas originalidades. Y además, agrego yo, contra la dificultad añadida de una gestación larga y afanosa como pocas.



» D E S C A R G A

MP3 ABR ~ 252 kbps | 48 kHz | ZIP 129 MB

7 comentarios:

Elgatosierra dijo...

BEET trabajo con la "Oda a la Alegría" de Schiller durante muchos años, no fue una ocurrencia repentina. La "Novena" fue el resultado de una larga obsesión, y el intento de trasmitir su confianza en el género humano, a pesar de todo lo que vivió. Y, creo, que si hoy se viera colocado en lo más alto del panteón se quedaría, como tantos otros genios, sorprendido. ¡GLORIA AL MÁS GRANDE...! JA, JA, JA :)

Julio Salvador Belda Vaguer dijo...

Preciosa entrada querido amigo Quinoff. Por todo pero especialmente por sus notas personales. Un fuerte abrazo y por siempre Beethoven.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

La alegría de estar de acuerdo, amigos: por siempre Beethoven, y muchas gracias a ambos por sus palabras.

Mahlerite-Shosta dijo...

Excelente Joaquinón, conozco esa grabación y es notable... Tendrás la grabación de Muti?, escuché fragmentos y me ha gustado mucho.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Sí la tengo, Carlos, con gusto te la compartiré aquí mismo en unos días. ¡Un abrazo!

Laura dijo...

Gracias Quinoff por tu proverbial generosidad. Domingo a la tarde disfrutando de esta Novena. Abrazo !

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Lauri, qué gusto saber que la Novena te ha acompañado la tarde del domingo. ¡Abrazo!

 
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